viernes, 24 de agosto de 2007

Ideas revueltas...

Qué clase de caballero es aquel que abandona a la mujer amada cuando ella necesita ser rescatada, adonde va ese caballero, si el amor de su vida esta allí frente a él. Quizá ese caballero no entiende aún la tarea de amar, quizá se escuda en sus aventuras dejando desprotegido el amor, precisamente el amor de su vida por el que según daría la vida, ese amor que le invita a todas las luchas posibles, ese caballero de seguro va al mundo de la soledad, no importa el lugar geográfico donde este sitio se encuentre, pero es allí a donde va.
Otras veces pienso que las huellas de uno o del otro se encontraran compartiendo el mismo espacio. La pregunta clave es si resulta sensato esperar por alguien que se sabe que nunca más ha de volver, es como viajar a los dominios de la muerte, de seguro que el que viaja hasta esos sitios jamás vuelve, aunque se cuentan tantas historias todas ellas diversas, inquietas, hasta cierto punto seductoras. Vivir a la espera debe ser una terrible vida de fidelidad, quizá para muchos lo vale todo, en mi caso deseo enamorarme, pero al mismo tiempo quiero que me enamoren. En fin que la soledad causa en mi el más grave de los estragos.
Quizá todas las cosas que hago no dejen felices a la gente que me conoce, quizá el hacer no invente al ser, no promueva esa evolución necesaria, que nos lleve hasta el punto o meta trazado, que importa, en realidad todo lo que se pretende es vivir una vida medianamente feliz, aunque existen situaciones o hechos en las que se es o no se es, ahora parece que esa es la gran cuestión. Mundo extraño, pasajeros de una gran irrealidad donde cada uno se concentra en llegar de la mejor manera a lo que desea, lo único malo es que en estos tiempos, ahora más que nunca, la multitud esta preocupado por las riquezas pero estamos nadando en una pobreza que excede todas las expectativas posibles, mientras nos ahogamos en nuestra realidad, en nuestro mundo más incluyente, ese mundo con mayor posibilidades para que todo nos termine tragando, las grandes capitalistas se sienten felices porque todo mundo les debe, porque de alguna forma le vamos entregando nuestros sueños a cambio de pequeñas dosis de miedos, si el dinero, como tantas otras cosas materiales tomaran esa dimensión exacta de ser cosificadas, otra sería esta historia, pero aquí el caso es que el humano se va volviendo cosa, gracias a ese complejo de negarse, de quitarse el verdadero valor para estar a la moda, al último grito de los gastos con lo que no le pertenece, hasta conquistar todos los espacios disponibles, quizá lo único que se logra es un estado de mayor confusión. Es allí donde una enamorada, una amante, una doncella o un caballero piden ser rescatados, ahora mismo el hombre tiene una gran lucha, esa lucha contra los gigantes que se van apoderando de la vida de todos, una lucha sin cuartel, donde los vencidos lo saben de ante mano, pero toman una postura de sorpresa, y es que no sirve de nada el dar por echo lo que sabes que ya esta pasando, más vale un poco de asombro, quizá ese asombro nos saque del sitio que nos traga, aunque hoy en día no existen héroes personalizados, ahora todo es trabajo de grupo, grupos movidos por el sistema.
En realidad me estoy preguntando por cosas más simples, por ejemplo como se le debe llamar a alguien que abandona al ser amado, a ese ser sensible, en el instante que más necesita de su ayuda, en ese instante que necesita ser rescatado, porque dos segundos después su vida ya no será la misma, porque una vez que se toma una decisión se debe ser responsable para lidiar con ella el resto de su vida, porque muchas cosas aunque parecen ser las más simples, terminan por marcarnos y el sentir como las heridas se van abriendo sin importar todo lo que hicimos para curarlas, no es algo que nos guste. Al menos no a mí. Esas son las cosas que muchas veces intento responderme, pero no es tan solo algo en exclusiva, quizá todos vamos atravesando a diario por esa gran interrogante, esa situación que no permite tener una vida diferente; en cada decisión tomada viene un proceso de culpa, pero nadie puede ser culpable de no llevar el rumbo que le parece el más adecuado, como tampoco es posible descubrir de forma simple cuando alguien necesita ser rescatado, se debe lanzar un grito un fuerte grito. Todos sabemos que el caballero acude al rescate de la mujer amada, pero no lo hace por casualidad, sino porque tiene muy claro que es la tarea de un caballero de triste figura y débil armadura, él sabe su tarea de forma anticipada, pero entonces los modernos caballeros que pueden ser hombre o mujer, no descubren a tiempo la necesidad de rescatar cuando se lanza un grito o es que tanto ruido hace que las voces de auxilio sean inaudibles o es que en realidad nada de eso nos importa. Creo que es tiempo de gritar, de no dejar llevarnos por nuestro ego para decir que el camino que hemos tomado es el mejor, porque quizá más tarde nos enteremos que el verdadero amor tan solo llega una vez o muchas veces en la vida, solo que lo tiene el que esta atento a ello, el que no se queda mirando su soledad por el resto de su vida. Es tiempo para cada uno el salir a rescatar lo que ama, ya basta de apatías. Quizá esta sea otra noche de gran soledad, o tan solo sea que me ha atacado un fuerte de dolor de cabeza, de todas formas poco importa…
De los tiempos de la transformación digital, de la pasión extraordinaria, de los pequeños cortos en los escritos, de las ideas revueltas que no dicen nada, de la nada confusa en algo que parece ser más grande que su existencia, de los caminos que nadie puede andar porque aún no se hacen pero ya están anotados para ser los preferidos de las nuevas generaciones, de los tiempos donde la cordura se pierde con facilidad, de las noches en vela, de la gran luna, de tus ojos grises, de mis labios callados, de mi mirada apagada, de tu cuerpo ardiente, de estos tiempos donde mil preguntas me están atormentando.

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