lunes, 30 de junio de 2008

Las mascaras que cubren mi otro yo


INTERROGACIONES…

¿Qué es una ciudad sin sus ruidos?,
lo mismo quizá que un hombre sin rostro,
sin emociones o sensaciones que lo hagan verdadero,
¿qué es este mundo sin tu latido?,
soledad dispersa,
amores que se auto inventan
en cualquiera de los rincones.

¿Qué somos todos en estos tiempos?,
quizá Quijotes sin versos,
amores sin rimas,
poemas muertos,
quizá somos paseantes de entornos,
caminantes sin caminos,
amigos sin amistad,
muerte lenta donde no existe vida,
nada, soledad y tristeza amarga,
vida inquieta que se quedo callada,
eso quizá somos en estos tiempos,
donde el tiempo dejo de existir.

Me interrogo por todos los rincones,
pero siempre me quedo con más dudas,
me interrogo como tarea primaria,
pero nunca llego a respuesta alguna,
intento descubrirme,
pero alguien me robo el rostro
y entonces cuando quiero hablar,
corro a la tienda de antigüedades,
pido una mascara de chamanes,
de brujos y otros inciensos,
me disfrazo, salgo a la calle,
hablo sin parar,
pero no tengo rostro
y tan solo puedo ocultar lo inexistente;
quien me quite la mascara,
quizá muera de miedo, o
se quede inerte al descubrir
que mi otro yo esta ausente.

¿Pero qué es la vida sin un rostro?,
soledad amarga quizá, talvez
andante de mil demonios,
¡no lo sé!,
y muero por ello;
me observo entonces
en todos los lugares
y siempre descubro el mismo rostro,
ese que llevas tú,
el que lleva tu amante,
o el paseante de la esquina,
entonces me quedo mudo,
ajeno, incomprendido,
¿qué es el mundo si todos somos iguales?,
¿quién se atreve a quitarse esas mascaras?,
en verdad que no entiendo nada
y desde ahora me siento cansado
como para seguir intentando
responder estas interrogaciones diarias.

Las mascaras que cubren mi otro yo



SE DICE DE MÍ….

Somos esas distancias que nos recorren
ese andar sin rumbos, esos rostros disfrazados
de páramos, esos tiempos que desconozco,
esas telas que descubren de cuando en cuando
ese yo ajeno.

Se dice que soy la diferencia
entre tus sumas de
las noches en vela,
se dice porque quizá
no se pueda hacer otra cosa.

Se dice que nos recorren
ríos de aguas bravas,
y que en nuestros rumbos
las aves ya emigraron,
pues las tempestades las estaban matando.

Se dicen de mí,
tantas cosas,
sin embargo no puedo decirte
si algo de ello es cierto,
falso, ajeno o inventado.

La gente me ve en las calles
y cree que me reconoce,
no se dan cuenta que enfrente
tienen un espejo,
que lo ven nos es mi rostro,
sino la imagen común
que todos tenemos,
la gente me juzga
sin saber que son ellos
los que se condenan,
los que se atrapan,
en los diferentes tiempos.

Se dicen de mí tantas cosas,
me nombran amante,
rompe corazones distantes;
se dice de mí que soy andante,
aventurero, existe
alguien más, que le da por nombrarme poeta;
de seguro nadie sabe lo que dice,
pues nombran sin pensar
en las diversas cosas inventadas,
sin pensar que en mis entornos
también arde el fuego,
y que me queman las ausencias,
que me matan los recuerdos;
la gente dice de mí,
todo lo que no deseo;
yo intento por lo menos descubrir
si en mi rostro existe algo, o
por lo menos en mi voz
algún indicio que me ayude
a reconocerme, esa voz
que día a día se va quebrando
y no es por miedo,
sino por tantas cosas
que se dicen de mí
y en ocasiones me creo.

Las mascaras que cubren mi otro yo


TUS AUSENCIAS…

Me disfrazo de dolores naturales,
de cuando en cuando algunos inventados,
otras veces de voces inquietas,
de andares confusos y de extraños vicios.

Me disfrazo a diario con los dolores del parto,
con esta vida, que me traga, que me quema,
huyo por lugares jamás imaginados
tal vez por rebeldía, tal vez por soledad,
quizá sea por la ausencia de tus tiempos,
tus ausencias en las mías.

Huyo porque no se hacer otra cosa, y
me desespera el tener que andar
con mis dolores en la bolsa,
en las notas de mi cuaderno,
en mi mano que se niega,
que no desea escribir más de ello.

Tus ausencias son como los recuerdos extraños,
van acompañados de los complejos
inventados, de las sonrisas que veo
en otros rostros, de los labios jamás besados,
tus ausencias me llenan de dolores,
de amores fracasados.

Vago en la soledad constante
me pierdo desde aquellos años,
en mis viajes nombro motivos,
en mis motivos, solo existe tu calendario.

Vago por necesidad de verte
pero en cada sitio, me descubro inerte,
vacío, solo, atrapado, vago por necesidad
diaria, porque tus besos nunca serán míos,
sin embargo quien me observa
se asombra, se asombra porque me cree
único, andante, amante sin destino.

En mi soledad acostumbrada,
me he puesto la mascara de la indiferencia,
nadie sabe porque oculto lo que soy,
nadie sabe que soy ese vacío
auto inventado, soledad amarga
en mañanas distantes,
en suelos que nunca imagine
pisar, con estos motivos callados.

Vago porque a eso me llevan los tiempos,
tus ausencias y mis disfraces inventados,
vago porque mañana estaré sin piernas
sin sueños y sin tus amores que tanto
me han marcado, vago porque los dolores
del alma son intensos
porque de mis ojos salen vientos
y de mis manos un vacío
estrecho, oscuro, muerto
doloroso, ausente, inacabado.

Las mascaras que cubren mi otro yo


SUPOSICIONES E INTENTOS POR CONOCERNOS

Quizá intentes conocerme,
desnudar lo que esta en mis poros,
arrancarme mis historias,
despedazar mis demonios,
vencer mi dependencia al dolor,
sacarme el pasado
que tanto me atormenta, y
que me hace variable compleja,
con rasgos de imaginario;
sacarme de los eternos ocasos,
esos que nos van desgastando,
ocasos que esclavizan
nuestros encuentros,
que acortan los pasos
al precipicio del olvido,
al andar sin nada del otro
en cada poro encendido.

Me fui perdiendo
en las amañadas
calles inventadas
por la apatía, y
solo puedo observarme disfrazado,
ajeno, incapaz de los deseos,
pero aún andante,
corresponsal de mis tiempos,
desnudo ante nadie,
en derrumbe,
en reconstrucción,
en nada.

Quizá puedas intentarlo todo,
incluso poseerme,
pero nadie puede tener lo inexistente,
lo distante, lo improbable;
más que ajeno, soy inestable,
disfrazado de insensible,
disfrazado de fuerte,
y de todo lo contrario
que puedas conocer de mí.

Incierto, disfrazado de mil demonios,
atrapado en las cuerdas
de una lucha sin rivales y todos,
intentando vencerme,
sacarme, limitarme,
arrojarme de los caminos que acostumbro,
sacarme de donde aún no se,
si estoy por deseo o por las mil y una casualidades.

No existen suertes o casualidades,
soy así porque me fui forjando
entre las mil y una incertidumbres,
soy así, porque encontré
una mejor manera de protegerme,
porque preferí ser un soldado
de la soledad,
un servidor de emociones disfrazadas,
porque preferí que mis demonios
me llamaran a diario,
y siempre corrí
por atender sus llamadas.

Las mascaras que cubren mi otro yo


MIS DISFRACES

Mis disfraces,
mis andares,
mis gritos desesperados,
todo se conjuga
y me conforma,
me puedo ver a través
de los ojos ajenos, y
en los recuerdos forjados
con tanto esfuerzo, así como
en los sueños diarios.

Puedo descubrir
que nada esta hecho,
pero es como algo vivido,
es como estar hoy
en este suelo y tú en el tuyo,
alistándonos para vernos,
dejando la incertidumbre
para otros tiempos.

Mis disfraces
van desde mascaras de chamanes,
de hierbas, de cantos y paseantes,
de cuerpos que abono
cuando los mutilo,
de la soledad que inyecto,
de los nombres que logro olvidar,
de todo aquello
que ya no circula por mis emociones,
emociones que día con día
desbaratan mi cuerpo.
Mis disfraces son mí defecto,
mis defectos son mis excesos,
mi vida es como aquel cuaderno
donde todos escriben,
mis gritos son callados,
mis brazos están cansados, y
mi andar es entre países,
entre gentes, y con pasiones en muerto.

Mis disfraces son,
la cara faltante de la luna
y tu cuerpo inquieto,
cuerpo bañado por mis besos
y mis abandonos.

En cada uno de los instantes
en que me enfrento, muero y
me enfrento a diario, y
me da por terminar derrotado,
con estos
mis disfraces,
disfraces que me hacen ver mutilado.

Las mascaras que cubren mi otro yo


DE OMBLIGOS Y OTROS MIEDOS

En el ombligo de la tierra,
descubro la impotencia
que me rodea,
observo una y otra vez
las imágenes que me rondan;
nada es nuevo,
aunque todo tiene
un tinte de aire moderno.

Trinan a todas horas,
son los pájaros de hierro,
no cesan sus ruidos
es una cacofonía magistral,
a veces,
son inquietas aves
de vistosos plumajes,
en otras más,
leones que rugen,
así es la selva en el asfalto;
tan solo se,
y no por suponer,
que todos son bichos maleables,
llenos de ruidos, son
térmicos, son adaptables,
pero sobre todo, están
dotados de instrumentos escandalosos;
ruidos que te llevan
y te traen de manera oportuna;
el ombligo de la tierra
es una selva asfaltada,
rodeada por unos cuantos picos,
picos que son nevados;
mutilado por esas suertes
que definen los futuros;
el ombligo de la tierra,
alimenta a sus hijos,
son hombres nuevos que se resisten,
que hacen circular las historias
de los nuevos hallazgos.

En el ombligo de la tierra
nacen con los dolores naturales del parto,
esos breves espacios,
las esperanzas nuevas,
el hombre que no fue arrojado,
y así,
a diario se precisa de los ruidos.

En el ombligo de la tierra
se esconde una mirada,
se escapan los lujos,
el frío es leve,
lo leve es vida,
la vida se gesta en cada espacio
y los espacios se reducen
en cenizas volcánicas;
en los espacios del ombligo
me encontré con unas mascaras,
más allá de las mascaras
observe mi rostro
y comenzó el miedo.

viernes, 27 de junio de 2008

intrigas


Intrigas

Lo que me intriga,
es que sí toda la vida he intentado
observar el sentido de mis sueños,
como fue entonces
que te escapaste de mis ojos,
como fue que no te pude verte antes.

Me intriga el saber lo que puedas
hacer mañana y el tamaño de tus miedos,
me intriga que a cada día tengas
una nueva responsabilidad y
que tus horarios se aprovechen incluso
de los tiempos libres, los tiempos del amor,
los tiempos de la locura.

Me intriga tener una visión amplia
de lo que quiero y no poder verte
en todos estos días, o saber de tu silencio,
cuando al amar gritas,
me intriga todo lo que nos rodea,
incluso me intriga
si el sol no nace a tiempo o
si la luna esta de gira.

Me intriga el haber estado ciego
todos estos tiempos y
no darme cuenta,
hasta hoy.

Ladrón...


Ladrón…

Me robe todos tus sueños,
luego un día hice las maletas
para viajar a la gran ciudad,
pero nunca me fui,
es decir siempre estoy allí,
pendiente, inquieto, motivado;
los amantes se cruzan a cada rato,
en una esquina, en el cielo, en el tiempo
e incluso en sus soledades.

Me robe es cierto gran parte de tu vida,
por un instante pensé que no
podrías soportar esta especie de soledad,
ya sabes, los te quiero, los te extraño,
suelen ser tan condicionantes
que uno se dispone con facilidad
para hacer cualquier locura, sentí miedo,
luego entendí que para poderme robar lo que sueñas,
lo que eres, se precisa estar loco, así que todo esta normal.

No se cuando volveré hacer las maletas y
estar de nuevo en la gran ciudad,
no se cuando, ni tampoco a donde me llevara
el próximo viaje, quizá por alguna extraña razón
pueda pensar en pisar de nuevo alguna ciudad de Europa,
alguna de esas ciudades con las que tanto sueño,
pero ten por seguro que estarás conmigo.

Cada quien se esta construyendo


Cada quién se esta construyendo.

A mí todo me parece tan ajeno,
no solo la sensación de tus labios en los míos o
el rubor de tu rostro cuando alguien
te acaricia con sus palabras,
no solo el espacio que habitas
y los refugios que eran los amigos
hasta antes de estar construyéndose,
inventándose o reinventando lo que ahora desean ser.

Uso palabras que pueden ser las sobras de un día,
invento, creo situaciones que se escapan de mi control,
al igual que el polvo se va por la coladera,
intento pensar, pero bajo la mirada y
viendo al suelo no se piensa
sino que las emociones son las que llegan.

Las rutas que tenía antes para fugarme
de toda esta realidad son cada vez menos conocidas,
los amigos no se por donde andan, y
tus labios me parecen lejanos, tristes y ausentes.

He usado mucho la palabra de la ausencia,
al igual que la idea de sentirme tantas veces extranjero,
deseo que me abraces pero no digo nada,
porque se que si lo haces me moriré
en una especie de llanto incontrolable y
no me gusta que me vean llorar,
como tampoco me gusta ir por las calles
tomados de la mano o intentando besarte a cada rato,
quizá lo que me gusta es el espacio íntimo,
el sitio tan solo para los dos;
todo me parece ajeno, la risa, el tiempo,
la ciudad o los homosexuales
que se entregan sus besos en la avenida Reforma,
las calles son diferentes, las luces,
la gente misma es diferente,
todos parecen extranjeros,
todo me parece lejano, extraviado;
ajeno, lento, duro, equivocado.

Voy hasta ti


Voy hasta ti

Todo me lleva hasta ti,
los días de ausencia,
las noches en vela,
las poesías que se escriben en pausa,
las historias, e incluso lo inexistente
tiene ese sabor de tu presencia,
ya no tengo necesidad
de tocar la puerta de tu casa,
porque desde ahora ya no se toca
para mí esta abierta.

Lo único que se decir es tu nombre,
tu nombre en esta lucha
por no mencionarlo dentro de los versos,
las letras que más recuerdo
son los de ese nombre,
son lo único que reconozco;
mis manos se deslizan entre tus piernas
hasta entender tu humedad y bailar sin querer hacerlo,
bailar de ganas, de éxtasis,
bailar porque el ritmo de ambos, así lo pide.

Espero hambriento por el regreso,
un mundo si partir, sin estar,
espero y grito tu nombre,
me gustan tus labios, tus cabellos,
tu risa y tu ritmo,
me gusta cuando me dices, te quiero.

Evito gritar tu nombre y no es por miedo,
llevo el ritmo de mis locuras,
el olor de ese tabaco que ya no fumas
y el humo que de allí se desprendía,
llevo la sonrisa encendida,
algunos días sin dormir;
tengo en todo instante los sueños de mi barrio
que lucha con fuerza para que el sol no lo calcine,
es quizá lo más duro que he conocido,
pero también lo más hermoso que recuerdo,
hablando diciendo tantas cosas,
hablo recordando los tránsitos uterinos,
las conquistas olvidadas,
los sueños de la gran ciudad
de la que poco a poco me voy despojando,
sueño porque es otra forma de amar.

No pido grandes cosas,
ni siquiera que tu cuerpo me amamante o
que tus labios me arropen,
solo pido un poco de lluvia
porque afuera el calor me esta agotando.

Que todos los días sean los otros días
y que en las noches nos demos la mano
para bailar a nuestras formas, a nuestros antojos,
aunque parezca que para nada me muevo.

Me detengo, ocupo mis manos en mil cosas,
no quiero llamarte porque siento
que hago imposible las esperas,
oculto mis manos en el bolsillo,
lloro mis locuras, salgo a caminar y me lleno de ruidos,
todo el tiempo ruidos,
en las mañanas son los pajarillos los que me despiertan,
luego ruge el león de este gran asfalto,
acelerones, frenos, claxon, y el zócalo
como suspendido en el tiempo,
suspendido al igual que la Torre Latinoamericana,
aunque ella siempre esta erguida.

Lloro en ocasiones,
me invento soledades o tardes llenas de sueño,
noches en vela y días con un te extraño,
pero no lo digo,
porque de hacerlo,
pienso que me robo tu libertad
de ir existiendo, me aguanto.

Escribo cartas a desconocidos,
nunca las envió,
me muero a cada día,
por la noche existe el resurgimiento.

Que importa si todo es indestructible.

Salgo a las calles desnudo,
siempre voy así aunque la gente
note en mí un disfraz de hombre lento,
no respeto sentidos, alucino, me invento,
reinvento y continuo lento,
sí, lento pero desnudo.

Todo lo que hago me lleva a ti,
no existe otro sitio,
no existen puertas que tocar,
aunque a simple vista parece
que todo esta inmerso en ruidos que ensordecen
y tocar se convierta en lo más necesario,
es sencillo, no existen esas puertas para mí,
sin importar a la hora que sea,
ese sitio siempre espera por los dos.

Todo me lleva a ti, quiero tocar de nuevo tus labios.

Despertar y creer que nada es un sueño


Despertar y creer que nada es un sueño

Despiertas temprano,
tomas el telefono,
envías un mensaje,
despiertas alegre,
continuas con tu rutina,
podría ser diferente,
es decir te levantas
temprano en el viejo continente,
tomas rumbo a lo desconocido,
lavas un poco de platos,
les sirves la comida a los ricos,
a los orgullosos,
a los que tienen con que pagar el servicio;
incluso podría ser la siguiente situación,
despertar temprano
dentro de un penal de máxima seguridad,
limpiar tu espacio y el espacio de otros,
tomar el desayuno,
después hacer la faena
y hacer todos los trabajos
de regla o por que no,
despertar en medio de la selva,
lavar la mascara que algunos
llaman pasamontañas,
montar a caballo,
fumar la pipa y hacer política
desde todas las fronteras posibles.

Despiertas y todo tiene un sabor raro.

Despiertas temprano,
te cubres el rostro,
tomas el telefono,
un par de llamadas
un pequeño mensaje,
luego juegas a que escribes,
piensas en la compañía
de fusileros paracaidistas,
en los arrestos por mal comportamiento,
en el viaje que pudiste hacer durante el día,
en las noches que no estas con ella,
en ella cuando estas con ella,
en su trabajo,
en el ciento de imágenes
que tuvo que ver
para poder regresar a casa
o por qué no,
en la comida rápida
que ha compartido
con sus compañeros de trabajo;
piensas en el motor
que no logras reparar,
pero hasta ahora,
solo logras abrir los ojos,
despertar a medias e intentas
escribir un tonto poema.

Despiertas y descubres que aún estas vivo.

Lo mejor de despertar es saber
aún estas, que todos los sueños
son posibles, que las cosas
que imaginas, no son
más que el producto
de los tiempos en que no haces nada.

Despiertas y tan solo por estar
despierto vale la pena la vida

Hombres que se buscan entre escombros


Hombres que se buscan entre escombros

Hombres que en su tardía juventud procrean hijos,
que sueñan con lo mejor del mundo,
que piensan que es su única
oportunidad de no estar solos,
hombres que se consienten en sus deseos,
que se dejan llevar por sus instintos,
que se atrapan en proyectos interminables,
hombres nunca logran un pequeño
espacio lleno de tranquilidad,
que invierten en proyectos
condenados a robarse
su libertad, hombres
que se levantan en una mañana cualquiera
que arrojan las sabanas
porque su orgullo les proclama
su recién adquirida inmortalidad.

Hombres que bien podrían formar un batallón
de combatientes del hambre, hombres
que su orgullo no consiste en arrancar
la vida de los que menos tienen
que siembran en la vida misma
su esperanza de un mundo mejor.

Hombres que se tragan el derrotero sabor
de sus penas; allí en todo este encuentro
de sociedades globalizadas
de redes consumistas, o espacios
sensibilizados, allí ante la necesidad
de recordarnos de que estamos hechos,
necesidad de ir demostrando
lo que se trae por dentro, dejando
a un lado las ruinas mismas
que construimos a nuestro paso,
hombres que en la necesidad diaria
de existir, se ponen una corbata
y te exigen que dones
tus centavos porque otros más
necesitan de tu ayuda.

Aquí, en medio de toda mi locura


Aquí, en medio de toda mi locura

Aquí castigando el cuerpo,
dañando las manos,
creando cicatrices imborrables,
aquí bajo el sol de abril
que presagia lo peor para mayo,
con las mañanas húmedas
y alguna que otra noche fresca,
aquí en medio de una ciudad
donde habitan millones
y cada uno esta preocupado
por ganarse el sustento,
por dejarse seducir
con el sueño de un mundo mejor,
de un país sin pobres,
aquí donde las reformas energéticas
se aferran a la idea de que es lo mejor
que nos pueda pasar,
si es que pasa algo,
pero mientras pasa,
nos ofrecen adueñarnos
de lo que ya es nuestro,
la idea es ir comprando de nuevo
lo que ya hemos pagado,
aquí donde surgen revolucionarios
que se entrometen en las políticas
de otros países y que sin embargo,
se creen héroes, luego
cuando se sienten perdidos
piden que les den asilo,
porque de otra forma
ya no están seguros,
porque de otra forma
se sienten muertos.

Ayer desconocía a todo mundo,
las cosas eran personales,
no importaban los dolores
de una sociedad o los gritos
desesperados de una mujer
que no tenía para comer,
ayer no, ayer la vida
era tan solo para mí,
para mis dolencias,
para mis agotamientos,
para extrañar y decir que no lo hago,
para no gritar que de pronto me desespero,
desespero porque no estamos juntos,
pero eso fue ayer,
el ahora es otra cosa.

Aquí en esta mañana que intento descifrar
porque las cosas que no tienen sentido pasan
y las que tienen sentido no existen,
me entrego a una lucha sin motivos,
a una guerra que no lleva a nada
y los cambios o los dolores
ya no son otra cosa que parte del pasado,
es entonces que desconozco las cosas del pasado,
es entonces que recuerdo
que lo importante es lo que ahora nos esta pasando.

Aquí en medio de una calle que se antoja desierta
pero que de cuando en cuando algunos caminantes
le van dando vida a su geografía,
aquí en medio de lo que soy,
descubro que esta ciudad con todos sus millones
no me espanta y que en ocasiones
he llegado a dudar si en verdad somos tantos
los que la habitamos porque yo nunca
los he visto juntos a todos,
quizá la cifra que se me ocurre
sea una burla que carece
de cualquier realidad posible.

Aquí castigando el cuerpo,
aquí con esas malas mañas,
diciendo que me gano un poco
de dinero porque sin eso,
dejamos de ser lo que ahora somos,
aunque solo algunos
puedan reconocer el ruido
con que trabajosamente nos movemos,
aquí es lo importante, al momento;
mañana es algo que se gesta,
mañana estaré en tus brazos,
entonces ya no me podré decir
lo que te extraño,
entonces reiremos de nuevo
con toda nuestra complicidad,
sin embargo ahora,
en el aquí,
te pido no dejar de fortalecernos.

Aquí me recuerdan al loco
que llevo dentro.

De los que aquí habitamos


De los que aquí habitamos.

A la gente que conozco,
no se le permite enfermarse,
hacerlo es un lujo,
andan por las calles con los pies descalzos,
y con un poco de suerte,
quizá se ponen una especie de calzado,
uno que trae como suela
un pedazo de llanta
que ha rodado un millón de veces,
hombres o mujeres que se levantan al alba,
que desmenuzan sus sueños, para el desayuno
mujeres que antes, con sus manos batían la masa
para hacerse sus alimentos,
pero que ahora, con tanta competencia
les resulta más barato comprar
las tortillas en cualquier esquina,
gentes que pueden tener incluso
los mismos nombres o tu nombre o el mío,
pero que les toco nacer bajo otras circunstancias,
bajo otras miradas o quizá
bajo la única realidad posible del país,
mujeres que se atreven,
que cruzan fronteras para ser esclavizadas,
que sus cuerpos se destrozan con ese hedor
que ronda a la escoria de otros sitios,
hombres que poseen un sueño
pero que dicho sueño no se aloja en ninguna cama,
sueño vacío, lugares de miedo.

A la gente conozco no le da rabia
por andar todo el día en el sol,
tienen las manos llenas de callos,
manos partidas por el trabajo,
y unos brazos fuertes,
quizá una pequeña panza que destaca de su cuerpo,
aunque en general son delgados,
tan delgados que podríamos decir
que se están muriendo por no comer a tiempo,
pero su mirada dicta otra historia.

Ese gente que conozco, no sabe de cosas extrañas,
pero igual te hablan de las noticias de este mundo
saben de redes o de cables que comunican
saben de máquinas, pero todo de oídas,
esa gente que se levanta por las madrugadas
para buscar en el patio un poco de suerte
para salir temprano, porque más tarde el sol cala,
esa gente que no se enferma ante los ojos de los demás
porque enfermarse es muy caro, esa gente
que cuando le hablan de quimioterapias
se quedan sospechando del médico
pues piensan que es un truco nuevo,
un truco que los convertirá en seres poderosos,
porque lo único que saben del cáncer es que mata.

Esa gente que conozco,
camina en la mayoría de las calles de este país,
es gente común, alegre e incluso
llenos de una alegría, que aún no se de donde sacan,
gente que hace años lucha por su vida
que no entorpece sus días con el discurso
del poder, que alega con tanta fuerza
que pronto terminara con esa gente extraña,
que pronto no existirá más pobreza
que pronto, que pronto, que pronto,
cuando ya no tenemos tiempo de nada.

Las tardes desiertas


Las tardes desiertas

Un mundo de fechas y extravíos,
una tarde inquieta,
una noche paseando este cuerpo por la ventana,
un mundo de extraños fríos,
una voz que a diario me llama,
un cuerpo que se debate entre sus calores,
otro cuerpo que no cabe en sus emociones
por la noticia de traer por dentro
la pronto resurrección de su alma,
resurrección acaso planeada o redención
de todos sus pecados,
pecados quizá inexistentes o la entrega
ingrata de su cuerpo en los brazos de otros,
otros que son ajenos del cuerpo que en verdad ama.

Dolor, engaño, entrega de una cuerpo a otro,
desesperación y al final,
dicen que lo que cuenta es el final,
pero al final, todo su amor
lo recoge entre sus brazos,
mientras lo amamanta.

Rabia por todos los rincones,
en el fondo la vida parece una gran rabia,
dolor que se escapa
de las emociones controladas y entonces,
se piensa en domar los sueños,
en tener grandes desvelos
por amantar la pronta inmortalidad,
por no estar con quien se ama,
dolor acaso de todo el día,
dolor que no se quita con una pastilla,
dolor que inquieta,
cuerpo que no se ama
cuerpo que se entrega y al final del día
la inmortalidad que nos acompaña,
inmortalidad de plena luna,
luna que solo alumbra esta ventana,
luna que de noche me acompaña
mientras el resto de la gente duerme,
mientras sigo creyendo que la vida
es en suma un mundo de fechas y extravíos,
una casualidad si acaso,
una loca tarde inquieta
donde las hormonas mandan.

sábado, 7 de junio de 2008

Poderes


Poderes

Puede que el amor lo sea todo,
que en el fondo
no sea algo tan complejo,
puede si es que de poder
se trata, que en vez
de estar jugando al amor,
pueda jugar a no soñar,
que rompa con todos mis silencios,
que dibuje entre tu piel las historia
de mis manos al recorrer tu intimidad,
puede que pueda
si de poder se trata,
que aprenda las mañas
de este andar
para no lamentarnos más
la soledad pasada,
soledad que pensamos
con tanta facilidad,
puede que pueda la mar,
con su fondo, con su aroma,
con su ruido,
con toda esa inmensidad.

Carencias


Carencias inventadas…

Bañados por las caricias
del mundo diario
que en ocasiones
se nos torna agresivo,
nos falta aprender el motivo
de esta insinuante soledad,
nos falta vestir sin motivos,
reír por gusto,
salir de noche a bebernos unas copas,
romper los silencios propios,
hurgar en los silencios ajenos,
lanzarnos desde lo más alto,
perder el miedo, y también
nos hace falta disfrazar
sin mascaras nuestros desconsuelos;
incluso nos puede dar por aprender
tantas cosas que cualquiera
dice que no tiene sentido,
descubrir ese tono olvidado de tus cantos
perderme en negro deslavado de tus ojos,
observar al mismo tiempo
este espacio en el que ambos nos vamos.

Demonios...


Demonios

Pretender salir por allí, a cazar demonios
jugar con el viento, a secarnos las penas,
salir por allí buscando un cuerpo,
sellar nuestro destino; salir sin dejar
que las dudas nos traguen, salir sin pretender
evitar que nuestro cuerpo tiemble
sin que los demonios ganen,
y la única apuesta la vida.

Cazar demonios, como ver la lluvia caer,
perdernos en nuestro infierno portátil
en nuestro alegría sin sabor, en nuestra
pasión desterrada, salir con una locura
en la mano izquierda y en la derecha
un gramo de cordura. Salir porque se acerca
nuestro cuerpo a la edad madura
y entonces nos damos cuenta
que nos espanta estar solos,
salir una noche tras otra, buscar las huellas
que los demonios impregnan en el aire,
buscar en silencio, buscar esta soledad
para arrancarla; y los demonios
con todo lo que hacemos
siguen jugando en el ocaso diario,
entre el agua que se derrama
de nuestra visión nublada.

Raptos de la cordura...


Raptos de la cordura o la necesidad de estar loco…

Me duelen los ojos,
las manos se inquietan,
de nuevo esos sonidos
por todos lados,
la gente que grita,
los autos que rugen,
las llamadas por telefono sin sentido,
la soledad inventada,
las horas contigo,
el silencio de ambos,
las necesidades en las
que nos vemos incapacitados,
el cielo que brama,
la nubes que lloran,
el gris hijo del negro huidizo,
las risas que se esconden,
el gallo que llama a misa,
las campanas que piden silencios.

La vida va como un juego,
un domingo que viene bien
para la firma de un convenio
con la muerte,
una noche para dolores
absurdos del cuerpo,
una historia que no tiene sentido,
una tras otra las noticias
de lo que siempre hemos desconocido,
en otro horizonte el cielo
que brama en su lujuria extraviada,
el sol que vomita rayos,
la luna que no se escasea,
en otro horizonte
los amigos que se debatan
en sus luchas que llaman personales,
sin darse cuenta que nos han globalizado,
todo pasa al mismo tiempo
sin importar que estamos
en el último rincón del mundo
y dicen que el Internet nos acerca,
no lo crean, no siempre es cierto.

Después de todo
me siguen doliendo los ojos,
y las manos no se quejan,
el dilema es no saber
si debo seguir escribiendo.

Rumores...


Rumores

Un día te crees el cuento de dar marcha atrás,
te sientes poderoso,
porque según crees que es lo mejor,
te sientes dueño del entorno,
aunque es posible que no conozcas
el camino de regreso,
dicen que no existe tal camino,
que uno siempre camina hacia delante,
que el pasado es imposible de andar,
y que el al ir andando
describimos una trayectoria
que nos imposibilita regresar,
porque no existe el camino de las vueltas,
se dicen tantas cosas,
que ya no se, en cual creo.

Sin embargo es posible regresar a
cualquier sitio en los sueños,
andar tantas veces por los espacios
del pasado e incluso
adentrarnos al futuro
y desde allí regresar al presente;
¿acaso existe mucha diferencia
entre el sueño y la realidad?

Rota la mar...


Rota la mar…

Ser rompe el mar
como la fuente en una mujer
y generan vidas,
se rompe el cielo
como la lluvia rompe en llantos
sobre la tierra dolida,
se rompe el suelo
para que la tierra
sea capaz de parir frutos,
se rompe el grano
para alimentar nuestra
incapacidad nocturna,
se rompe la noche
y el silencio, tiembla de miedo;
entonces brama la mar de tristeza,
entonces brama el cuerpo
en sus orgasmos,
y el cielo escupe estrellas
que se detienen
en una lejanía disfrazada y
la luna corre a buscar
el cobijo de un sol
que vaga por otros espacios.

Se rompe la mar cuando la olas así lo desean,
se rompe el silencio y el ciclo
natural de esta vida,
vida que vamos incapacitando,
se rompe todo,
sin embargo es posible ir uniendo
las partes más intensas de nuestras locuras,
pero imposible unir a la mar
cuando ya ha parido su intensa
soledad de sonidos
que parecen ir arrojando ruidos al mundo;
rota la mar,
lo que sigue es cuidar
que el cielo no se rompa temprano,
de noche es cuando se ve más hermoso.

viernes, 6 de junio de 2008

Extravios...



Ablución interna.

Ese sentimiento de que estamos donde no queremos estar. Ese racismo disfrazado en nuestro color, esa desigualdad social, ese sentimiento de salir de viaje para poder huir, esa incapacidad para sentirnos propios de nuestra tierra y llamarnos extranjeros en todo suelo que pisamos. Esas cosas que nos hacen decir lo que no queremos, ese enfrentamiento donde no existe lucha y esta incapacidad de contar. Esas son las cosas que me hacen.

Me pregunte el día de ahora, si es posible tener una técnica para contar cosas, es decir una estructura, dicen algunos conocedores que es muy necesario, también me pregunte si es un buen momento para seguir construyendo o para estar preocupado en hacer las cosas más inmediatas que a todos nos preocupan, esas cosas de la economía y de los movimientos necesarios en el tablero de juego de los pesos, por supuesto que nunca antes me había preocupado y todo salía a pedir de boca, ahora las cosas son diferentes, no quiere decir que he abandonado mi condición primaria de loco o aventurero para transformarme en un ser responsable, sin duda esas cosas no vienen aunadas a mi comportamiento, lo lógico me dice que debo atender un mundo de responsabilidades para evitar la carencia, lo lógico también me invita a dejar de lado los sueños y comprometerme con la tarea literaria, por supuesto que tengo que empezar a conocer términos raros que ni yo entiendo, pero que de seguro el inteligente lector entender a la perfección, demonios, deseo escribir para mí y compartir no tan solo para el lector capacitado en esa tarea. Después de todo algo se tiene que hacer y la calma ya no es suficiente en estos días.

miércoles, 4 de junio de 2008

El tren...



El ruido del tren, es el mejor espejo
de mi infancia, el aire que viene
con el roza mis instintos,
me transforma y me devuelve los recuerdos,
los rieles, los durmientes,
toda esa disposición mágica
que surge al estar cerca
de un tren, me transforma,
me reinventa,
me arranca de donde ahora estoy;
los ruidos siempre son así,
tienen esa magia
de sacar mi lado triste,
mi lado mecánicamente débil,
después me transformo,
me pongo la piel del ausente
y sigo con estos pasos.

Imposibles...




Cada uno desde sus espacios
deberían de ver lo que estoy viendo,
se que no lo comprenden,
podría decir que levantaran
la vista al cielo, al desierto,
que vieran hacia la playa,
sin embargo pueden encontrarse
con un profundo vacío,
eso porque mis ojos siempre
observan otras cosas,
sí por lo menos pudieran ver,
lo que veo, pero no insisto,
se que no lo comprenden,
este sueño es imposible.

ideas con otros extravios


No se a que se le llama barato. No se siquiera cuantos términos desconozco, el otro día al estar leyendo una historia me quede sorprendido de la facilidad del lenguaje y de su extensa variedad, la verdad es que yo soñaba que con decir catarsis o decir cacofonía ya lo sabía todo, pero resulta que existe un diccionario muy amplio de términos no imaginados, vaya uno a saber que pretenden con tantas complicaciones de la lengua, quizá hacer más ajena a todos.

Vida al Norte....


Vida al norte

Pocas veces pierdo el control. Me encontrado en los últimos tiempos con comportamientos que no se explicar, parece que todas las cosas son así, que la gente esta acostumbrada a estos ritmos, a estas andanzas, que les gusta el atropello, quizá sea un reflejo de mi poca tolerancia o quizá sea un completo ignorante de las cosas que suceden al norte, de cómo se vive por acá. La vida al norte es como andar sin brújula, para ser digamos un poco preciso, me refiero a esta vida fronteriza donde la gente esta preocupada por pasar al otro lado, siempre el otro lado y esta sensación agotadora de ser extranjeros en cualquiera de los lados, esta sensación abrumadora de castigo, de juego, de perdición. La gente va de aquel lado a comprar, según y no lo dudo, porque las cosas son más baratas, según porque allá todo es más bonito y se puede pasear con toda calma ya que la gente no tiene prisas y no maneja de forma animal. Acá la gente maneja sin cuidado, se suben al coche estando borrachos o drogados o ambas cosas, hace unos días, el domingo un conductor embistió a un pelotón de ciclistas que deseaban hacer un recorrido de casi 40 kilómetros hasta la playa, el resultado fatal, por lo menos una persona murió y el conductor quizá pase unos ocho años en prisión, con suerte un poco menos, pero eso es lo que se espera. Dicen los de acá que del otro lado esas cosas no pasan y de alguna forma añoran e incluso tienen envidia por aquella vida. Otro se cruzan a diario para hacer el trabajo allá para ganar los billetes verdes y gastar en productos verdes para que el caso se reduzca a nada, las cosas sean donde sean están encarecidas, pero ese no es motivo de alarma. Acá al norte fuera de los centros comerciales, te encuentras con letreros que dicen”asamos su carne”. Esa cultura de la carne asada no es algo que se tenga arraigada al sur, bueno, uno se ve obligado a crecer sin la presencia de tanta carne que quizá nos escuchen decir que no nos gusta, a mí no me gustan las verduras, pero eso fue de tanto comerlas, aunque decir verduras ya es un lujo. El calor, el chillar de las llantas, la gente agresiva es la constante, eso sin hablar del miedo, de los malos manejos, de las noches sin sueño, de la vida deprimente, hasta hoy me parece que en esta frontera la vida esta llena de depresión, que la gente ríe o actúa de manera autómata, quizá este equivocado y sea mi falta de tacto ante los del norte, quizá son más de lo que creo, pero eso lo voy ir averiguando, por lo pronto es lo que hay, lo que percibo, lo que huelo, lo que presiento. Mientras todo esto pasa un grupo de gringuitas andan por las calles de esta ciudad ofreciendo algo, haciendo algo, intentando vivir de este lado de la frontera, como si ese sentimiento de no sentirse propios de un entorno las vomitaran a estos suelos, quizá no logren dejar de sentirse extranjeros. Lo que yo deseo es poder fotografiar su exterior, con eso ya me daré por bien servido. Que siga la vida en esta frontera, en este norte misterioso. Las gringas van de regreso, visten de negro, de blanco, de naranja, su piel viste de un tono muy oscuro, muy oscuro, muy oscuro, si ríen sus dientes se ven brillantes, blancos, alegres.