jueves, 16 de agosto de 2007

Del porque escribir...

Durante mucho tiempo me he dedicado a escribir porque deseo descubrir algo, el mismo sentido tienen los viajes, todo es parte del descubrimiento de lo que soy, de lo que intento. No me gusta reflejar situaciones que nada tengan que ver con la realidad, pero no retrato a mis personajes tal como son en esa vida ordinaria, me gusta deformar un poco todo lo que pueda suceder, en otras palabras me gusta el juego de ir deformando esas historias hasta lograr un aversión muy particular de ese juego entre literatura con la realidad un hermoso juego donde pocas veces se escapan los detalles, donde ese encuentro de un personaje con su pronta realidad le puede hacer suponer la existencia de otro mundo, un mundo mucho más parejo. Así es como comienzan las ideas de los viajes, así es como un día me entero que la madurez que puedo adquirir como escritor (lo cual aún no soy, para lo cual también me hace falta mucho trabajo), esta en otras tierra, aún no se si esas tierras estén dentro del país que me cobija desde mi nacimiento o si es necesario ganarse una beca para salir al extranjero, aunque extranjero me siento en todo momento, ya se que resulta ser ajeno a un lugar cuando todo el tiempo perteneces a dicho sitio, pero esa es la gran locura que me desborda desde que empecé a tener razón acerca de lo que en verdad me gusta. El titulo de escritor no es algo que venga por gracia divina, mucho menos se lograr con decir que se tiene la suficiente inspiración, para esas cosas se tiene que trabajar arduamente hasta lograr con el esfuerzo debido al punto que se quiere, dicen que después de terminar un trabajo se termina agotado, debe ser, no es para menos el esfuerzo que se tiene que materializar, la idea de escribir, muchas veces me absorbe dentro de un mundo de paradigmas, en una lucha por no ser repetitivo, los que saben de estas cosas dicen que se trata de dejara aun lado ese cliché tan peculiar que suele marcar a un sin número de escritores, pero todo es parte de un trabajo. viajar es parte de este trabajo, por supuesto que mucha gentes e pregunta como es posible pagarse una vida de viajes, y de paso pretender pasar mucho tiempo de la mano de la tarea literaria, es imposible sino se trabaja, es imposible sino se tiene bien definido lo que se desea, el trabajo de escritor requiere mucho más horas que el trabajo ordinario, va desde el simple desmayo por la falta de alimentos hasta las caídas constantes por el agotamiento que puede significar horas y horas en vela, creando, configurando esa pequeña historia que conforma para uno un invento más una forma de conocimiento, sobre todo una forma de entenderse hasta creer que somos capaces de interpretar nuestra historia, peor que al momento de intentar hacerlo, descubrir que nos falta por recorrer un basto mundo de incapacidades cognoscitivas de los comportamientos inmediatos. Viajar es la palabra mágica, la llave que abre la puerta a todos los deseos existentes, después viene la tarea deformadora, la que se encarga de cambiar los nombres de cada uno de los actores principales, después, el cansancio llega en esta tarea de inventarse, de auto construirse para despertar siendo un escritor, de esos que dicen tener un trabajo freelance. Por supuesto que todo lo que se trata de decir con estas palabras quizá no sean la gran noticia, tampoco me pondré a mencionar una serie de eventos que pudieran cambiar el rumbo de todo lo que se piensa o se siente en determinado momento, las cosas solo son situaciones que nos van orillando a tomar una decisión determinada, es como la suma de factores externos, que un día la despertar nos dice tienes simplemente un par de opciones o en otros casos ninguna o porque no decirlo en raros casos se tienen todas las posibilidades existentes, no existe un balance en todo ello, pero te decía que el viajar es la herramienta más extraordinaria donde uno se puede entregar al simple placer de viajar sin importar las historias que esos lugares nos puedan arrojar, de alguna forma el escritor trae consigo cierto movimiento de glóbulos que dictan ese comportamiento tan peculiar en su forma de entender o ver el mundo. El escritor muchas veces debe estar ene l lugar de los hechos, en una palabra es un periodista que no se esfuerza por entender lo que va a pasar, esta allí en donde pasan todas las cosas, pero no es un espectador más o un simple testigo que cae en la mudez de sus actos, allí el escritor es parte de la historia, es donde nacen las historias, las mismas que necesitan de otras situaciones que puedan justificar su existencia, después de todo, lo único que se hace es jugar con la imaginación, sentir como van fluyendo las historias hasta formar todos los cuadros posibles de la próxima representación, se tienen breves ensayos, así como ensayos generales antes de la gran actuación, en ello se conjuga imaginación, sueños, anhelos, así como todas las esperanzas posibles, después de todo un escritor no deja de ser un humano sensible.
Todo lo que he podido descubrir en estos tiempos dedicados al ejercicio de la iniciación literaria se pueden resumir en dos o tres palabras, pero el definirlo no representa un reto, al menos no ese gran reto que el humano espera para poder gritar de manera abierta que se esta en el mundo, tratando de construir un mundo mejor, que aunque para unos lo que se llama un mundo mejor, no es otra cosa que una vanidad establecida por gente que nada tenía que hacer con las cosas llamadas trabajo, esas cosas que requieren el más grande de los esfuerzos. Así que por eso estoy en este punto, tratando de aprender el oficio, tratando de entregarme en mi mejor esfuerzo, intentando describir, las cosas que nos devuelvan a la realidad de inmediato, pero no existe otra realidad que la que vamos viviendo a diario, todo lo que se pueda decir acerca de este premisa, quizá resulte un buen tema para investigar…

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