jueves, 19 de febrero de 2009

La máquina sin pensar...


Lo primero que aprendí a observar fueron los efectos del tiempo, ese irremediable ritmo que nada le puede detener, comprendí que los segundos gastados, nunca se pueden recuperar, que nadie es un espejo para devolvernos a nuestros mejores momentos, que lo reflejado en el espejo, no es algo virtual, pues somos nosotros sin importar lo que uno piense mirar. Los últimos tiempos se han tornado tensos, algunas indecisiones o quizá no sea otra cosa que esa mezcla de calor y frío que nos ataca por las noches o solo tal vez sea el preludio de una despedida corta, pero al fin y al cabo despedida. Los miedos nunca nos abandonan por completo y entonces ante las inseguridades de todo tipo es posible perder el control y comportarnos como verdaderos imbeciles.

No hay nada nuevo, ni siquiera las noticias transmitidas por la televisión nos dicen algo diferente, solo nos hablan de los impactos financieros alrededor del mundo, eso si, puedo decir que si antes no entendía los efectos globalizadores, hoy puedo decir que estamos viviendo uno de sus precisos movimientos y que sin duda arrastraran a muchos a la ruina total. Muchas veces me pregunto si este orden económico, no trata de eliminar a los pobres en extremos y sacar de esa esfera social del buen vivir a los nuevos ricos. Seguro que con todo esto terminara por emerger un nuevo orden social, esperemos que por lo menos sea algo más aceptable para todos. La verdad es que tantas noticias negativas solo terminan por cansarnos.

Dan ganas de salir a la calle y robarles a las gentes sus historias, dejarse preñar por ese mundo creativo que tienen reprimido. Ayer mis amigos me contaban sus expectativas ante los problemas de la delincuencia. Demonios. Están ellos más enterados de lo que pasa, que uno mismo. La realidad que es que las estadísticas dicen que esta es una de las fronteras no propicias para el vivir, es decir, esta llena de narco-ciudadanos, lo cual al decirlo así ya constituye una acusación muy grave. Confieso que no conozco a ninguno, quizá sea ese miedo recurrente que me atrapa desde niño o algo más simple, las pocas ganas de convivir con ellos, aunque a veces me digo que quizá me este perdiendo de algunas buenas historias.

La figura reflejada en el espejo, no corresponde a un ilusionismo, el tiempo perdido a diferencia de lo que pensaba Proust, es imposible salir a buscarlo, pero sobre todo recuperar algo de el, por no decir que todo es algo de por si ambicioso. Algunas revistas son un poco más extrañas al tratar de mantenerse alejados de los problemas diarios y se preocupan por establecer un dialogo que quizá a nadie le importe, es decir te precisan que es poco factible la existencia de vida en otros planetas, en concreto en Marte, mientras otros más nos dicen que no tenemos que salir del planeta para encontrarnos con vecinos del planeta rojo, todo un mundo en disputa, desde Dioses que no lo son, hasta el fanatismo que siendo breve o milenario, termina por absorber los ideales y los sueños de los individuos y nos hace vivir en medio del miedo.

Así estaba ayer una de las ciudades fronterizas de este país, metido hasta el cuerno de miedo, con ideas poco claras y un supuesto toque de queda, donde la justificación dada a conocer decía que nadie podía salir o entrar a dicha ciudad, por cuestiones de seguridad. Entonces me contaron de segunda fuente, pero por voz de una primera, las experiencias vividas, los miedos y las derrotas ante esa imposibilidad de ser diferentes, los miedos de saber tanta información y no saber como hacerla llegar a alguien que en verdad este limpio, ciudades con policías, con ciudadanos, con animales, con comidas y sueños contaminados por grupos que pelean por un control, por un poder comercial de las cosas indebidas, y en el fondo a quien le importa si siempre estamos metidos en la apatía. Pocas cosas nos preocupan en serio, el tema es tan recurrente en gente que vive en esta frontera, muchas veces lo puedes leer con esta gente que deja sus notas en la red y ellos te dicen el ritmo de vida de sus ciudades y casi siempre te hablan de gente mala transitando por la ciudad, de disparos de armas de alto poder, del ejercito patrullando y de gente que dice que ya no quiere más la presencia del ejercito, porque resulta más placentero pagar una cuota a los ciudadanos que dicen ser los amos de la ciudad. Grupos que dividen una opinión, poder por el poder mismo y todo para no ser juzgados, primero muertos antes que las frías paredes de una cárcel local, pudiera ser ese su lema, el caso es saber si en verdad piensan o sienten o si ya están cosificados, hombres cosa, sentimientos cosa, vida-cosa.

Anoche no esta interesado en nada, la verdad es que me estaba peleando con la computadora portátil (ordenador para algunos), pues no me permití instalar un sistema operativo anterior, recuerdo que hasta antes de esta nueva era de computadoras, por lo general uno decidía que hacer con ellas, pero ahora resulta que el monopolio es total y te tienes que adecuar a lo que en ella viene, quizá no sea tan así de drástico y mi problema radique en la poca capacidad para llevar a cabo una tarea de tal magnitud. Así que no pude cambiar el sistema operativo, y me resulto casi imposible formatear el disco duro. Pensé que hace mucho tiempo no me dejo atrapar por la belleza de la luna, es más ni siquiera tenía noticia en que fase o periodo se encontraba anoche. Se me habría antojado una cerveza de ser bebedor, era tanto el calor que no me habría caído nada mal, o talvez un whisky me habría venido muy bien, pero el efecto devastador al otro día en mi estomago es buen consejero para no hacer cosas de este tipo. Tampoco tenía ganas de otras cosas, no deseaba dormir como en la mayoría de las noches y la verdad es que el sueño me vence ya entradas las primeras horas de la madrugada, pero sucede casi siempre que tengo que madrugar, antes lo hacía porque encontraba en ello cierto placer, pero ahora mi carácter un tanto irascible no me aconseja tales deslices, en fin, que para ser justos nada es como uno sueño, piensa o desea. Fui al baño imaginando no se cuantas cosas y de seguro alguna que otra infidelidad, no por infidelidad tenga que ser mía, es decir tal situación no mide lados ni bando, solo sucede.

Me senté, no se aún si como un retraído o un imbecil, quizá para este caso sea lo mismo, me puse a hurgar por los canales de televisión y en honor a la verdad, no encontré ni un solo programa que me robara la atención por completo. Perder el tiempo es una de mis últimas virtudes, ganada a pulso eso si. Tiempo gastado. Volver atrás es como negar lo que hemos pasado, así que nunca pienso en ello, aunque decir nunca pueda convertirse en una gran mentira. He pensado que soy un gran mentiroso, que todos somos mentirosos, pero eso no me preocupa, lo que más me atemoriza, es cuando descubro que mi único punto en balance es el que tiene que ver con la locura y allí quizá radiquen mis grandes males. Durante mucho tiempo estuve deseando tener un trabajo en el que no hiciera nada, un trabajo simple que me pagaran por estar inscrito en el, sin demandar ningún esfuerzo y así poder dedicarme a escribir y andar de borrachera litúrgica todos los días, pensé que un buen trabajo y la idea de un mecenas era lo mejor que me podía pasar, que todo lo que uno necesita es tiempo, muy contrario a todas esas ideas fui descubriendo en los últimos tiempos que cuando se tienen todas las condiciones soñadas, no se logra gran cosa y nos empezamos a perder por sitios nunca imaginados, como si el mal fuera parte de los desastres diarios, así que como negar que desde que tengo más tiempo y menos obligaciones, también me he dedicado a no hacer nada de lo que me gusta y por lo cual imploraba una sola oportunidad porque pensaba que era lo único que me hacía falta y ahora solo se convierte en un sueño sin sentido. La noche siguió con su ritmo imparable, las cosas no han cambiado mucho, alguna que otra aventura creada a fuerza de la escasa ocupación, pero fuera de eso todo es silencio y los días cada vez son más largos, menos soportables y pienso que todo debería irse al diablo, aunque el diablo no este interesado en ello.

Me dan miedo las cosas diarias, las rutinas, el paisaje desprovistos de amigo, la falta de comunicación, la charlas que nunca se concretan, me da miedo convertirme en esclavo del consumismo, el ser vacunado con la vacuna de la ignorancia y ser portador del virus de la ceguera, me da miedo incluso perderme en un laberinto aún sin construir o un día levantarme y creer que estoy aquí porque ya no tenía más opciones. De tan solo pensar que llegara el día en que el espejo me refleje sin miramiento alguno lo que soy y que mi imaginación ya no me permitirá los disfraces, empiezo a temblar y es entonces cuando me dan ganas de morir, aunque morir es un escape y no un remedio de estos males.