viernes, 30 de noviembre de 2007

Ella...


Ella es una mujer muy parecida a lo que no se puede tener,
habita en el sueño, en la fantasía más loca; a ella le sube desde la punta de los pies
hasta la nuca su encanto, otras veces, ese encanto se le pierde entre los cabellos,
ella es como un sitio donde nace el olvido de toda las cosas, basta
con cerrar los ojos, basta con estar cerca de ella, para transformarnos.

Esa mujer, nos hace entender que se pueden hacer todas las cosas
que un día pensamos que nunca se podrían hacer; incluso
se pueden cerrar los ojos y la sigues viendo,
cuando se acerca a tu lado izquierdo,
dicen que lo hace porque desea quedarse
para siempre, ella me habita desde hace un tiempo,
por supuesto que se instalo en mi lado izquierdo.

A veces grito, para que la gente se entere de que ella esta en mí,
pero ella por si misma me invade, que los gritos son algo
que no hace falta, el amor, se convierte como la noche
es algo que fluye de forma natural, luego mis manos
que en estos tiempos no conocen la quietud
se entretienen en el oleaje natural de las formas de su cuerpo.

Durante algún tiempo todas las cosas dentro de mí estallaban,
la señora soledad se encargaba de mi cuidado interno, todo tipo de ruidos,
la tristeza me hacía caer hecho pedazos, el corazón estaba casi seco,
la señora soledad se divertía viendo como la lluvia amargamente
mojaba hasta lo más profundo de mis huesos, estaba en medio
de la soledad más grande que hubiera podido conocer, un oleaje
de llantos alzaba la más grande de las marejadas, a nadie importaba.

Tenía unos huesos que danzaban a la soledad.

Ella, la mujer que sin decir alguna palabra ha venido
para tomar el puesto de la señora soledad, me ha devuelto
la sonrisa, al menos no perdemos el tiempo tratando armar
un rompecabezas imposible, pero ella con ese encanto
que se le pierde entre sus cabellos, con ese encanto
que le sube desde la punta de los pies y coquetea con su nunca
me reconstruye para invadirme con un amor aún más denso que la noche.


Ella, la mujer que no se puede tener, que se parece a la palabra magia,
la que me devuelve la vida, no me hará temblar como a un perro
en medio de una noche fría, tampoco me moverá al libre antojo
como lo hace el titiritero con sus marionetas, es decir, no estoy
condenado, ni al fracaso, ni al olvido, no estoy condenado
a regresar a los brazos de la señora soledad, ni a los ruidos secos,
mucho menos a los huesos en medio de su agónica danza, ella
no me condena a matarme, no tendré necesidad de ser grotesco,
para poder pasar el resto de mi muerte tendido como una
vieja marioneta que lo último que puedan repetir
sus labios sea el nombre de ella, de la mujer parecida
a la palabra que aún no se inventa, a la palabra
que nunca nadie a de decir, ella por la que ahora
me siento vivo, por la que no tengo necesidad de morir.

El último movimiento de mi boca será para decir su nombre.

Hoy...


Porque
lo existente
es el hoy,
mientras el ayer
es un vago recuerdo,
tan vago como
las piedras que rodando
se van cruzando
en nuestros caminos.

Caminos no muy alejados
de la realidad
que algunos
nombran
inmediata.

Caminos donde se pueda
brindar con una
buena cosecha
del mejor
vino
que pudiera
parir la tierra,
esa tierra que un día
te vio venir
con tu historia olvidando la distancia.

Nadie esta tan lejos sin de la distancia
más infinita, ni siquiera
tan lejos de la curva
más próxima, ni siquiera
una pestaña esta tan lejos de la otra,
todo esta a pedir de boca,
basta un grito para que los amigos
se presenten, basta un grito
para que los caminos cambien.

Cierto que estallan en gritos
penetrantes las cosas
que se tornan prestadas,
pero las que nunca
se toman
acaso dejan
de tener
vida.

Incierto resulta el destino

Comprender lo que nadie comprende.

Entonces que hacemos
con la vida,
sino es vivirla
entonces
¿qué le hacemos?

Nos iremos, eso si, nos iremos,
no sin antes morir del cuerpo.

Para que pedir la piel
si se puede tener
el polvo que nos constituye,
para que pedir lo efímero
cuando podemos ser
dueños de lo eterno

Mientras llueva
mientras las cosas sean como uno quiere,
de que sirven las otras cosas,
mientras un caballo
nos lleve a todo galope,
mientras su sangre hierve,
mientras la piel se excite,
mientras tu cuerpo tiemble,
mientras tú estés aquí,
para decirme
suavemente
que hoy
como
siempre
llueve
no necesito
nada más.


Hoy
es el mejor
día
precisamente
hoy
me entrego
a la piedra
que no se mueve
a la tierra
que vuela
en partículas
a tu cuerpo
que se pierde,
hoy
cuando más llueve,
deseo vivir para siempre
porque la tierra
permanece
pegada al suelo
porque a mí me gusta
volar.

Hoy

Se leen...


Se leen…

En las líneas de mis manos se lee tu presencia.

En otras líneas, unos hombres encargan de regular el paso,
aguas arriba, los peces hablan en inglés,
aguas abajo les encanta el español, aunque
los peces modernos ya saben de mezclas,
del famoso “spainglish”, incluso dicen
ser peces “pochos” y no se que otras cosas más.

Algunos más, hablan de líneas blancas, del “bajón”,
del acelere, de que sino te drogas no vives,
cada uno construye sus líneas,
después de todo el argumento
de las historias no habla
de un número determinado
para estas, que importa
sin son cien o mil o una.

En las líneas de mi manos
se pueden leer la intensidad
de tus prontos pasos.

Debo dejar en claro,
que no todas la líneas
se leen.

Entre las anotaciones....


Entre las anotaciones…

He tomado mi amor
que acostumbraba a los astros
a jugar a la rayuela, sin precauciones.
Le dije, yo creo amor
que todo lo que te he dicho es mentira,
que la tarde no crece,
que la noche no es oscura,
que el sol nunca ha existido,
que mi voz no inquieta,
que mi voz se va apagando
conforme pasan los días,
que tú no me dejas dormir,
que las cosas no son lo que parecen,
que la vida podría ser otra cosa,
pero ella, ella ni siquiera se preocupa,
ella no se entera, sonríe, sonríe.

Así la tome sin precauciones,
bien podría cortarle un brazo,
adueñarme de sus apéndices,
incluso tomar en mis manos su corazón,
mientras ella parece seguir distraída,
como mantenida en medio de un sueño,
un juego, un encuentro de locos instantes,
de locas aventuras,
tome mi amor entre astros
que coquetean con ella en todo momento,
lo único malo es que ellos
ya no tendrán con quien jugar a la rayuela
y yo tendré por siempre sonrisas,
amor, así como inquietas noches,
eso sin mencionar los largos desvelos.

La lluvia de estos días...


La lluvia de estos días.

En estos días que llueve mucho,
pareciera que alguien esta lavando sus penas
dan ganas de salir de juerga, pero el viento
que se suelta después de la lluvia es tan frío
que lo único que se me ocurre es esconderme
tras la complicidad de unas sabanas
que no se atreven a mirar la lluvia,
pienso en escribir alguna carta,
no se aún si una carta de amor,
pero una carta a una mujer que viva
lejos de esta ciudad, para hablarle del frío,
de lo mucho que llueve,
del vacío en mis brazos cuando salgo
por las calles a dar un paseo,
que no observo a la gente
en las calles porque sus rostros
me recuerdan al de ella.

Tengo ganas de decirle a mis vecinas que ya no hagan ruido
en las madrugadas, que dejen de cocinar sus galletas
que dejen los rezos para más tarde
que si acaso no han notado
que en estos días se ha desatado el frío.

No es lo mismo decir amor a sentir amor.

La palabra es una cosa, el sentimiento es algo diferente
la lluvia cae sin tener pretexto para detenerse, parece
que alguien estuviera muy sucio, tan sucio
que al estarse lavando, arrojara grandes cantidades
de agua, mis vecinas no dejan de cantar
de hacer ruidos todas las madrugadas,
más tarde salen a las calles a repartir esperanzas,
aunque más creo que salen a buscar
esperanzas para sus sueños refugiados.

No es lo mismo el agua que no deja de caer
que el agua caída en otras ocasiones.

Llueve mucho, no deja de llover, tengo ganas
de escribir una carta, de las que se escriben
a tinta y papel, no de las que se pretenden
hacer mediante un teclado repelente a la lluvia,
llueve como nunca, quizá sea tanta la mugre del mundo,
quiero escribirle a la mujer que dormirá conmigo,
la que no me dirá palabras de amor, porque las palabras
son una cosa y otra cosa es el amor, la mujer
que entrara por la ventana, porque por la puerta
cualquiera entra, porque al entrar por la ventana
será libre, porque me hará el amor si inventarse nada.
Decir amor es complicado, no encuentro la palabra.

Tengo palabras que se pierden,
otras que son tormentas;
mientras, mis vecinas se encargan de sus rezos,
se pierden entre sus vestimentas extrañas,
te desean buenas cosas
para que tu alma corra al encuentro
de lo Divino, mientras
yo deseo que mi alma se encuentre con ella,
ella la mujer que amo no con el sentido
de una palabra, porque bien he dicho,
la palabra es una cosa, amar es otra.

Hoy llueve mucho, tanto como para lavar
todas las penas del alma.

Decir amor, es hablar de ella. no tengo palabras,
deseo sentirla, saber que existe, deseo escribir
que esta noche estaré en sus brazos, ambos
consagrados al amor, mientras que la lluvia siga.

jueves, 29 de noviembre de 2007

A la fecha...


A la fecha

Voy lleno de ti,
a todas horas te pienso.

Esta tarde mientras llovía,
me daban ganas de abrazarte,
de abandonar la ciudadanía de tu ausencia.

Deje la soledad, para buscarte esta noche a las 7,
para sentir de cerca el calor de tu cara,
para que tu voz me despierte,
para andar por tus huesos
y saber que no te habrás ido
aunque pase mucho tiempo.

Esta ciudad que no deja su grandeza, se equivoca
si piensa que con tu ausencia, ella esta bien,
pero es como si tuviera alguna deficiencia
del corazón, mientras yo siento tirones de la pasión,
porque esta noche no estas conmigo.

A lo mejor es la falta de litio,
de todas formas
desde que te conozco soy otro

Yelile


Yelile

De andamio en andamio,
me encargue de construir los tiempos,
la risa, tu rostro, la imagen
que los andantes pueden ver cada
se cruzan en tu camino
sin tocar tu cuerpo.
Intuía en ti el amor,
no sin antes suponer,
casi hasta adivinar las cosas
que contigo vendrían,
adivine tus manos,
tu piel, el sabor de tu piel,
la sensación de tus labios en los míos,
tu risa, tu voz e incluso me atreví
a dibujar tu rostro,
a construir tu rostro
dentro de la adivinación diaria
de esta vida que empecé a construir
para los dos desde la vieja infancia,
ahora tan vieja pero que en aquellos tiempos
me resultaba tan inquieta, tan llena de gracia.

Me perdí del mundo de un día para otro,
deje de existir, más no me llene de vergüenzas,
bien podría ser un albañil
que intenta ir armando el rompecabezas de su casa piedra a piedra,
pero más bien moldeaba la piedra
al igual que lo hace un escultor,
con delicadeza y entrega;
fui tallando tu imagen,
te fui encontrando hasta escuchar tu voz,
hasta oírte decir suave,
hasta oírte decir alma mía,
hasta convertir mis sueños
en la más dulce realidad
y la saliva en el intercambio
más inquieto para los dos.

Cuantas veces me he entregado en falsas situaciones,
en falsos amores que no desean nada,
cuantos veranos han tenido que transcurrir para construirte,
cuantas horas han pasado mientras mi sangre te hacía mía.

Tú mía, pura mía.

Cante en silencio tantas veces,
me puse a buscar tus huellas
en el polvo removido tras una tormenta de arena,
te busco en mis labios que se cansaban de no besar,
cuantos veranos en soledad,
cuantas cosas para al fin de todo encontrarnos,
para después de brincar nuestras sombras, andar por el mismo camino.

Te amé mientras te fui construyendo,
te hice todos los espacios en mi mundo,
estuviste desde siempre en mi lecho,
te adivine, te construí, nunca tuve temor a no encontrarte,
porque mis silencios,
porque mis ausencias eran algo calculado,
eran el paso necesario para que tu existencia
estuviera del todo completa.

Todos los besos que te he dado
para vencer a la soledad
al final surgen efecto,
terminan por vencer.

Trabaje todos estos años,
me convertí en escultor,
te fui construyendo en mi soledad
hasta llegar a ti,
hasta escuchar todo los sonidos
que salen de tu corazón
de tus inquietos sentimientos,
hasta sentir que al igual que yo, tú me amas.

No fue ausencia, la de los dos,
fue el periodo de construcción,
el periodo en el cual el mundo no nos observo,
besamos el silencio, nos buscamos,
empezamos a existir en nuestros brazos,
en nuestros tiempos,
en nuestra magnifica construcción…

cosas...


Acerca de los pensamientos de otros. Un día cualquiera.

Deseba comprar el pino de navidad. Luego los amigos y sus consejos que si del otro lado es mucho más barato, después este amigo con su cara de que alguien se lo había jodido llega para darme según él la gran noticia, lo único que hice fue ponerle cara de que le había pasado, después le dice no “chinges”, la realidad es que a estas alturas ya nada me sorprende. Cuando uno esta hasta la madre dan ganas de mandarlo todo a la chingada, pero pienso que nada de eso tiene sentido, quizá debería tranquilizarme un poco.

Esta tarde fui guía de turistas, ya sabes han venido algunos visitantes ocasionales desde mi tierra y uno pues debe ayudarles a conocer los lugares desconocidos, quizá tan desconocidos para uno mismo, pero se debe mostrar, el lunes empiezan las clases, espero no estar magnificando el valor de esas clases y todo sea un pendejada, así me sería mucho más fácil de llevar, en el fondo las cosas son siempre fáciles, uno es el complejo, por cierto como sigues, te duele aún la cabeza, perdona que no te deje hablar tengo prisa, otro día hablamos.

No puedo ir a la ciudad de México, tengo ensayos, podría el día de mi cumpleaños, o quizá para Navidad, pero ahora no, (quizá debería explicar la teoría acerca de que existen mujeres destinadas a cantar), mi jefa tiene cosas que hacer en estos días y después yo tengo mis compromisos, en verdad no puedo, tengo muchos compromisos, sobre todo ensayar, me estoy enamorando de mi voz. Si me llamas un día de estos, igual sería un bonito regalo, igual y grabo tu voz, me gusta tu voz.

Después de todo, quizá me estoy inventando todo esto porque no tengo mucho por hacer o simplemente sea salir de alguna forma de la rutina, vaya cada uno a juzgar, y algunos más a sentirse en medio del dialogo, acaso no es lo bonito.

Acerca de los pensamientos de uno.

Nada.

Exagerado o extremista creo que no dejare de serlo nunca, pero existen días que una sola palabra basta para definir lo que circula por el pensamiento, quizá ahora lo que me preocupa es ponerme a trabajar porque me espera un pesado motor, no se si lo que preocupa es que sea pesado o que me espera, a la espera de uno un motor, tampoco es algo para pensar, eso es lo que yo creo.


En las últimas fechas me pongo a soñar mucho, cosas simples, quizá no debería llamarlos sueños, son cosas que a cualquiera se les puede ocurrir, más me pregunto, como puede ser la vida de alguien cuando deja a un lado las cosas que le gustan para hacer las cosas que ama, no es como poner en una balanza y observar cual tiene mayor peso, tampoco paso por una circunstancia de valoración o indecisiones, es decir, para la vida misma llega el momento de tomar decisiones, en mi caso he tomado las situaciones correspondientes como deben de ser y bueno están resueltas, pero es sin duda interesante el ejercicio, el imaginar que sucede al interior de uno cuando algunas cosas se dejan de hacer para dar paso a las más importantes a las que defines el rumbo de vida, con esto no trato de convencerme de algo pues convencido ya estoy. Mi naturaleza es la que me orienta a estas preguntas, es la que me hace entrar en una especie de reflexión un tanto inquieta, un tanto pasional en la que poco importa que las cosas tengan lógica, sino lo importante es imaginar, es tratar de ver un mundo desde la idea diaria de vida y desde la idea diaria que se adopta, por supuesto que prefiero la idea por la cual he decidido, es la mejor por lo mismo la he adoptado ya, pero no deja de ser interesante plantearse tantas cosas. Esto no es otra cosa que una especie de diálogos, no se con quien se da el dialogo, pero me gusta el dialogo, quizá sea una especie de monologo, y no de monos tratando de decir algo, no se aún que pero tratando de expresarse, en el fondo siempre existen seres que nos vamos entendiendo, no solo existe un loco, por suerte, no son los tiempos para decir que somos los últimos de una especie, existimos muchos, bueno ni yo me entiendo ahora, muchos no me entenderán de seguro. No me he dado tiempo para platicar con algunos amigos, no porque no quiera sino porque he tenido carga de trabajo, quizá ahora de lo que adolezco es de espacios, no me quejo de ello y tampoco me he vuelto esclavo de algo que no me gusta, es decir no soy de la gente que dice que ama y que le gusta su trabajo, para mí el trabajo como trabajo, como fuente de ingresos no me gusta, le hacer algo, el estar haciendo, el estar creando, el estar inventando, sin importar lo que puedas obtener a cambio, eso es parte de lo que me atrae, pero bueno, ahora mismo debo preocuparme por obtener algunas pequeñas ganancias para tener muchos días sin hacer nada, después de todo creo que le llaman plusvalía, quizá sea lo único interesante del capitalismo, no por eso me gusta, en el fondo lo detestare hasta el final mismo. Eso es ser necio…

Los ruidos de motores son como el timbre de entrada, los dolores de cabeza son algo como necesario y muchas veces se vuelven como una carga que ya no se quiere traer.

Existen platicas que me encanta, otras más que tan solo sobre llevo, comentarios que aún no entiendo, pero que tampoco me preocupo por entender, es decir allí se quedan, algunas veces pienso en ellos no porque me causen un ruido sino porque me pongo a pensar en la necesidad que deben de tener estas personas de ser escuchados, es como si estuvieran tremendamente vacíos como si tan solo fueran un trapo viejo que los usan para limpiar los espacios sucios y aún más vacíos, por supuesto que eso es una estupidez aún mayor que todas las estupideces nunca antes dichas, pero que importa si todos los días se pueden decir…

De la gran ciudad...


De la gran ciudad…
Me sorprenden los vientos
que estrujan los sueños de colores,
los labios sin formas,
las ganas sin ganas
de andar en los brazos
de alguien que no conozco,
algo entre mi poesía
que no la deja existir,
que quizá nunca pueda saber lo que es,
que las palabras de las que hablan
sean un regalo sin sentido,
que las sorpresas sean plantadas
para que cada vez,
al pasar por donde fueran plantadas
nos atrape el asombro,
algo entre mis manos
que no se aún lo que es,
un niña que es del todo ajena,
mis brazos que desean abrazar
a una desconocida,
el viento que estruja sueños de colores,
el gran patio de la ciudad
propicio para patinar,
las hojas de los árboles
que se secan,
pero que no se pueden arrancar de sus ramas,
que al pasar sobre esas hojas se quejan,
que desde esta acera,
no existe futuro,
que mis manos
ya no quieren saber más de cacharros sucios,
que me traga la densidad
con la que me dicen que todo es cierto.

Lo que se tiene es un gran sueño,
pero no por los desvelos,
ni por los estragos de haber bebido tanta cerveza.

Un río cuando lleva mucho agua,
cuando esta a punto desbordarse causa mucho miedo,
se piensa en los daños,
la luna incluso levanta como nunca las mareas,
pero la luna no deja de ser queso,
ni el miedo deja de ser colectivo,
ni el viento deja de darnos sus azotes,
ni la luz de penetrarnos
cada que se le antoja,
no importa si es de noche, tarde o mañana,
la naturaleza hace lo que se le antoja,
ante eso no existe futuro.
Me sorprenden las noches de luna llena,
me dan ganas de comer de tus labios
todos los dulces posibles,
dulces que no tienen fe de bautizo,
sentarme en tus piernas,
dejarme dominar por tus brazos,
después recibir tu calor a medio cuerpo,
antes de que la mañana aparezca,
luego desaparecer a toda prisa,
regresar a la misma acera,
allí,
al mismo sitio donde no existe el futuro.

Que importa si el viento nos arrebata del sueño,
sí la luna se ve mucho más hermosa en otras ciudades,
sí las estrellas acá se esconden,
íi la niña me resulta ajena,
sí acá no exista nada cierto,
sí lo incierto es la realidad diaria,
lo importante, lo único que vale la pena,
es que estamos en el lugar más maravilloso del mundo.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Historias


Yo podría contar que hace tres días me perdí por las calles del centro histórico, que me encontré con un viejecito que tocaba un violín, no se aún quien era más viejo si el violín o el viejecito, pero lo que si puedo decir, es que me llevo por lejanos años a dar un paseo en el otro México, en aquel que no aspiraba a tener una pista artificial de patinaje sobre hielo, se quiera o no eso causa cierta ilusión, aunque se debe confesar que no se sabe patinar ya sea sobre hielo o sin hielo, muy normal en mí no saber muchas cosas. Al viejo le ha costado mucho trabajo entender todos los cambios de estos últimos años, no tan solo los cambios tecnológicos, esos como sea jamás serán de importancia para él, además de que para el lo importante es tocar su violín y para ello ni siquiera precisa de partitura, los cambios que aún no comprenden tienen que ver con los cambios climáticos, con que existan días en los que el frío cala mucho más de lo que debería en temporadas inadecuadas o que llueva cuando ya no debería. Me dice que en sus tiempos hacía mucho más frío, pero todo en su tiempo, nunca en cualquier época del año. Mis amigos, los más jóvenes de seguro terminarían por reírse de él, no por sus ideas acerca de los cambios que nos vienen afectando, sobre todo esos que tienen que ver con el clima, sino con las cosas de la tecnología, pues el pobre hombre no entiende nada, él quizá se reiría de nosotros por la pobreza existente en nuestras almas, así que de alguna forma estaríamos a mano como se dice.

El viejecito sin duda no podría tocar jamás en su vida un allegro o un andante, ni creo que tenga idea de quien era Schubert o algún otro genio de la música, quizá el que no tenga idea de todo ello sea yo. El caso de mi visita un tanto perdida por las calles céntricas de la ciudad no tenían como único sentido rescatar mi buen gusto por la música, porque a decir verdad no soy conocedor de la música, para mí basta con un buen ritmo afro cubano para ponerle ritmo a la vida, poco se de otros ritmos y de arte como para pretender entender lo que de por si no se, lo que es claro que el viejecito estaba tocando música mexicana que tuvo origen en la Revolución, no se aún si motivado por ese espíritu de fiestas de estas fechas o por el simple placer que causa un día domingo en la plaza de la Constitución. El caso es que por allí lo encontré.

La ciudad es ideal para vivir, tiene su encanto, pero una vez que te habitúas a ella, por alguna razón dejas de sorprender y todo te parece tan lleno de rutina, tan complejo, tan monocromático, todo en una escala de grises impresionante. El viejo, dice que de tener 35 años menos vendería su casa y se iría a Europa, parece que todo mundo trae la fiebre de ese continente en la sangre o quizá su repunte económico lo ha vuelto un sitio por demás tractivo, el caso es que el pienso que le iría mejor si pudiera vender su casa, e ir alguna de esas callecitas europeas, supongo que no conoce dichas callecitas y no estoy seguro de que tenga televisión y las hubiera podido ver alguna vez, pero quizá lo ha hecho en fotos, pero todo es suponer, pero él dice que si pudiera estar en alguna de esas callecitas tocando sus canciones le iría muy bien, entonces con magistrales movimientos se lanza a las cuerdas ahogadas por nuestra platica de violín y les hace chillar, no se aún si chillaban o hablaban o declamaban o me reclamaban por tu ausencia no del todo lejana en tiempo y si en distancia, pero interpretaba aún mejor que el canto de cualquier gorrión, en ese instante sentí muchas ganas de llorar, de llamarte de tomar tus manos, de decir lo tonto que he sido con mi comportamiento, deje por un segundo que la emoción recorriera cada una de mis terminales emotivas, no me contuve, pero tampoco deje que las lagrimas recorrieran la piel de mi rostro, mis lagrimas cubrieron mi interior hasta llegar al mundo de tu presencia. El viejecito insistía con su idea que alguna ciudad italiana le vendría muy bien, pero que por razones de idioma prefería otro país, le dije que uno debe estar donde mejor se sienta a gusto, que los mudos no hablan italiano y se comunican a la perfección, se echo a reír con ganas, solo entonces note que no tenía dentadura. Una pareja de argentinos, eso más viejos que el violín, eso al juzgar por su aspecto, se acerco hasta nuestra pequeña reunión improvisada y se puso a bailar, después nos dijeron que no existe nada como el amor, como si entre el viejecito, el violín y yo se estuviera tejiendo un triangulo amoroso, lo que nadie sabia era que ese vínculo de amor era tan solo entre los dos, sin importar nombres y demás historias.

Podría seguir contando las cosas que esa tarde me pasaron, pero nada de eso tiene importancia, porque lo único que en verdad me lleno de vida fue ese encuentro que para algunos podría decir dado por la casualidad y que en palabras de Borges no es otra cosa que una cita, una cita que habría esperado algunos años en cumplirse, esos años que precisamente habrían tenido que llevar toda esta carga emocional para tener el valor que esa tarde fría de unos días atrás han tenido en mi vida, de otra forma no habrían sido sino una circunstancia más de vida. Después de todo, las cosas no suceden si uno no lo desea, si uno no se pone a buscar, si uno no se empeña en que pasen las cosas, si uno se cruza se brazos nada pasa y si uno se pone a lamentarse, lo único que se consigue es lamentarse hasta el día en que la muerte llegue. He convencido al viejecito que venda su casa, que se marcha a Europa., si desea irse a Italia, que lo haga, que finja estar mudo sino puede con el idioma, que se ponga a tocar su música que haga llorar su violín que le diga a la gente de ese mundo particular de donde es, que sueña, porque esta allí, que no deje de contar su historia, porque al final de todo, lo que andamos buscando es transcender, sin historia, es como no existir.

La casa


La casa…

Nunca más tuve una casa,
nunca más me entretuve
en el cuerpo taciturno
de una mujer,
todo fue abrupto,
mi éxodo no fue otra cosa
que la locura extremo,
mi casa inexistente
fue el motivo de las batallas perdidas.

Mi cuerpo es una casa,
es todas las casas que pude tener,
al mismo tiempo no es nada,
es mi soledad, es mi silencio
es la derrota es el encuentro.

Nunca más tuve una casa,
me marche de ella a temprana edad,
tan temprana la edad
como temprana eran las inquietudes,
el primer amor aún no llegaba,
mi vida se interrumpió,
otras ciudades me contaban sus historias,
pero nunca esas ciudades
fueron mi casa,
mi casa lo fue mi cuerpo,
este cuerpo que se fue tatuando
con tintas indelebles,
mi sueño nunca fue igual,
mis manos dejaron de tocar
al cuerpo de mi infancia,
desde aquella impetuosa salida.

Acerca de decir nunca más,
es como estar condenado a no regresar a ella,
a perderse en el mudo silencio no existente,
a no dejar que el recuerdo
tome formas a vagar sin detenerme
por espacios nunca antes pensados,
como si vagar fuera la solución,
como si a la vuelta de la esquina
un nuevo destino estuviera esperando,
como si una nueva visión
de lo que pudiera existir estuviera allí,
pero después, de nuevo este sentimiento,
esta incapacidad, esta soledad,
soledad no de amigos,
no de cosas, sino de no tener casa,
esa casa de la infancia,
esa casa de los juegos,
esa casa de la que fui arrancado
mucho antes de nacer,
mucho antes de lanzar el primer grito,
esa casa donde a veces pienso que no debería morir,
esa casa que ya no existe más que en mi imaginación.

La casa, cuanto extraño la casa, aún sin conocerla, aún sin tenerla.

La casa, ¿qué es la casa, acaso no es un capricho
de cuatro paredes que nos atrapa?…

MUndo imaginario...


Existen días tan complejos que llegamos a creer que podemos ocultarnos tras de una salchicha, lo peor es cuando creemos que detrás de una salchicha podemos ocultar una gestación de ocho meses y como embrión tenemos un ratón, todo es parte de los sueños de otros.

Un amigo a perdido a la abuela hace unos días, alguien más parece que descubrió los efectos del Prozac, otros parecen que tendrán un pronto recital en los días que se avecinan, en mi caso he guardado silencio por algunas horas, un tanto por la necesidad de hacerlo sin estar condicionado y otro tanto porque a veces me quedo a la expectativa, notando como los ruidos son parte de todos y esos mismos ruidos me devuelven a una realidad inmediata que me hace entender tantas cosas, por supuesto que las cosas que no se entienden pues ni siquiera hago el esfuerzo por entenderlas, también tengo amigos que solo te regalan simples saludos y no dicen más como si algo en ellos anduviera fuera de lugar, quizá es mi loca fantasía de entender las cosas, pero bueno siempre tengo esa forma de entender, así que no debo sorprenderme del todo.

Me he venido preguntando acerca de las experiencias por las que debe pasar una persona después de experimentar una mutilación física, a lo que se llama de forma bien, como amputación, me pregunto cosas simples, el de cómo se vencen los miedos y se dan los siguientes pasos para poder llevar una nueva vida y como hacer que la parte que ya no se tiene deje de tener memoria, y si esa memoria existente sirve de algo, es decir si guardamos un registro de todo lo que hacemos y nos volvemos tan mecánicos que solo notamos las ausencias una vez que nos hace falta algo, en fin esa idea no tiene algún sentido práctico, solo es una pregunta que se me ocurre como se me habría podido ocurrir cualquier otra pregunta.

Se que estas cosas ni siquiera se deberían estar poniendo en medio de la red, pero son parte de las cosas diarias, es decir no todo es parte de la vida de un color o de la vida en trabajo o de la vida tratando de cazar letras, a veces la idea de estar cazando letras puede ser la idea más tonta que se pueda tener porque no existe un atrapa letras como dicen que existe un atrapa sueño, o un atrapa mariposas, de hecho si existe un atrapa mariposas y las mariposas son algo tangible, pero los sueños al igual que las letras digamos que no son algo que se vean con facilidad como para decir ahora atraparé determinada cantidad. Lo cierto de la tarea es que para poder hacerla se tiene que invertir mucho en ello, no me refiero al tiempo ni las cosas que medio se van escribiendo, las cosas que se comparten son parte de los espacios muertos, para poder escribir se requiere de un trabajo extra un trabajo más o menos serio donde a diario se invierte en investigar en ir puliendo un trabajo, formar una teoría, escribir acerca de hechos, deformar realidades, conformar la historia que se desea contar sin apasionarse tanta y llegar a creer que esa es la única verdad de estos entornos, tampoco se trata de que con ello uno pueda pensar que con eso ya se tiene capacidad de no se cuantas cosas sin sentido, como por ejemplo el de criticar, esa es quizá la tarea más compleja, tonta y hasta cierto grado estupida. Claro que muchas veces parece que las cosas llamadas técnicas son más importantes que le trabajo mismo, aunque a los que ya tienen cierto prestigio nadie les dice nada, quizá nos deberíamos preguntar porque es que sucede eso.

Existen días que todo se mira tal cual, no existe nada que nos permite ver con cierto agrado o desagrado las cosas, todo se presenta como es en realidad, incluso la cerveza podría tener en verdad ese sabor amargo mucho más amargo, la playa estar mucho más caliente y el agua del mar mucho más salada, la compañía podría resultar insoportable, esos días son los que dicen que no se deben recordar porque no suelen construir. Lo pero de esos días es enterarte de que no vives para lo que te vienes preparando para lo que según tú fuiste hecho, el poeta no resulta ser poeta, el ingeniero no es ingeniero, se transforma en todo, en poeta o escritor de medio tiempo y de medio todo sin ser nada, en esos días todos los sabores tienen esa característica al amargo, y se puede convertir en adictivo, tanto como pueden ser los besos, esos días algunos dicen que son para olvidar, pero una vez que se instalan suelen no irse de lo que somos, son unos vecinos aferrados a sus cometidos y para que les digas adiós se necesitan de razones más que poderosas, esos días podrían ser de los llamados innombrables, pero sin esos días como podríamos hacer un balance de las otras cosas que nos pasan. El mundo de lo imaginario, es el que habitamos a diario aunque algunos amigos me digan que estoy mal, que sigo siendo uno de los que adolecen, eso no importa, tampoco la vida puede ser como un cortometraje donde puedes cortar y pegar los días que no te gusten como si fueran escenas de alguna película, claro tu propia película, lo importante después de todo esta en uno mismo decidir que es lo importante. Pero eso se da con el paso de los días.

Los sueños son el consuelo de los tontos, quizá sí lo vemos así, la realidad sea el consuelo de los que para nada son tontos y entonces cuando descubres que estas en ese mundo en el cual ahora no vives para lo que estas hecho, los sueños sean el único escape, por suerte vivimos en varios mundos, incontables mundos, así que para que preocuparnos, pero en el mundo en el que mejor se esta es en el imaginario…

martes, 27 de noviembre de 2007

Probar el sabor de tu piel...


Probar el sabor de tu piel,
no el agrio sabor,
ni el sabor entre lo divino o lo inquieto,
sino el sabor de tu piel,
ese sabor con el cual despiertas,
el sabor de todos los días
ese sabor de segundos antes
de que la primera gota de agua
recorra tu cuerpo, es caminarte
de los pies a la cabeza
sin abrir los ojos,
porque no quiero
ser sorprendido
por el resplandor del sol
al amanecer, aunque de noche
me gusta ver tu belleza
de inquieta luna.

Seguro en tu vida
existe quien tomo un pellizco
de lo que eres,
seguro que tuvo miedo,
que no se atrevió a quedarse al placer supremo,
al canto hechizante de lo que irradias.

Probar el sabor de tu piel,
es como tomar el chocolate,
no un pellizco del chocolate,
ni un trago da la más exquisita bebida,
estar en tu piel no es como andar
en una olla rota
de esas ollas rotas
que algunos cuelgan
en las puertas de sus casas,
no eres adorno,
eres inquieta, eres propuesta,
eres una flor que no se marchita,
aunque muchos tontos
no saben que la flor al marchitarse
sigue siendo flor,
que la flor caída al suelo
sigue siendo flor,
que la flor muerta sigue siendo flor,
que la flor nunca deja de ser flor.

Probar el sabor de tu piel es único.

Camino por todo tu cuerpo con los ojos cerrados,
no quiero que algún rayo del sol me sorprenda,
no camino a pies descalzos,
aunque no calzo nada en mis pies desnudos,
camino con una lengua partida
que húmeda va en ti,
recorriendo tus inquietos espacios,
no quiero ser sorprendido por nada,
no dejo que un pequeño espacio se me escape,
tu dureza me atrapa,
tu piel suave como la semilla del mamey,
tu sabor a la carne del mamey,
tus ojos con brillos de luna,
tu misma un canto de sirena
que hechizas con la mirada.

Probar el sabor de tu piel es alcanzar la gloria.

Hubo quizá por allí alguien que se ha confundido,
alguien que por error abrió los ojos
intentando sorprender al resplandor del sol,
o atrapar tus historias, lo único que ha logrado
es una ceguera de su inquieta alma.

Hubo quien probo el sabor de tu piel a pellizcos,
no quiso atreverse a más,
no fue al encuentro con los amigos,
se escondió bajo cualquier pretexto,
ahora piensa que es el momento,
pero no le queda más que una olla rota,
olla que se ha puesto en una pierna
en forma de tatuaje;
el instante se convierte en recuerdo,
la oportunidad en historia,
el sabor en una sensación rara.

Probar el sabor de tu piel se lo debo a esos pellizcos en tu vida,
a los pellizcos en la mía a los compadres
que no venían a tomar el chocolate
porque preferían el juego en otros lugares,
porque era mucho más sabroso el cuerpo
de otros seres en otras mañanas en otras camas,
porque sus cuerpos no tenían el resplandor del sol,
porque podían tener los ojos abiertos,
porque podían recorrer todas sus distancias calzados,
porque andar descalzos, es cosa mal vista el día de hoy,
probar tu piel es lo mejor que pudo pasarme.

Irrealidad...


Intente leer un libro, después me transforme en las cosas que nunca fui, más tarde el silencio se apodero de todos mis deseos, los días fueron pasando, me convertí en cosa, me convertí en objeto, pero nunca me convertí en sapo, hubiera estado muy bien convertirme en sapo, pero el caso es que para que convertirse en sapo si ya no existen princesas románticas que sean capaces de besar sapos que se convierten en sus amados, ya no existen tantas cosas mágicas. Mi lápiz comenzó a moverse de manera inquieta, pero no logre sacar en claro ningún esbozo, después de un largo tiempo, pensé que lo mejor era romper con todas las cosas que estaba diciendo, pero hasta entonces fue descubrí que esta inmerso en el absoluto silencio. Así son las cosas diarias de la vida.

En la ciudad a veces se siente el frío, por la madrugadas la neblina se instala, aunque últimamente duermo a pierna suelta, me gusta el té de manzanilla, las almendras, me gustaba no dormir, me gustaba la soledad, no cerrar las puertas, me gustan las cosas que a otros parecían no gustarles, también llegué a pensar que era el último de los locos que pudieran existir, hasta que un día descubrí que alguien los había agrupado en una especie de congregación que se reunían todos los jueves por las noches, los miércoles no, porque los miércoles el cine estaba al dos por uno, no se puede uno perder esos descuentos.

Parece que los dolores de cabeza van cediendo, no se si eso sea buena señal, pudiera ser que sea el principio de la demencia, lo que no me gusta es divorciarme de las cosas que he aprendido amar, mis dolores son una de esas cosas, seguro que mi médico me recomienda que acuda a esas reuniones de los neuróticos anónimos, que importa todo ello, en el fondo las cosas importantes son las que uno nombra como tal, es más casi todas las cosas tienen un nombre porque así hemos decido que son mejores, pero sino tienen nombre, la verdad es que no pasa nada. Por un segundo he llegado a creer que la vida es algo diferente a todo lo que nos cuentan, por otro segundo debo decir que pocas veces pongo atención a lo que me cuentan, entonces como creer esas cosas de la vida, pienso que lo que me sucede es algo muy normal, solo que no platico con los demás es por eso que no se que le sucede a los demás, quizá todo lo que diga no sea otra cosa que las locuras de mis silencios. Quizá no sea nada.

Será que los encuentros son casuales, o será que de después de todo son una cita con toda la intención posible.

Hace un rato que no dejo de pensar en las posibles cosas que podría hacer esta tarde, tengo ganas de ir un rato a la calle, de caminar como nunca, de dejarme llevar por los rumbos tantas veces caminados. Estoy tremendamente solo, no se puede estar más solo en una ciudad con tantos millones, pero así me sucede, si le hablas a algún amigo, te dice que esta muy ocupado con sus cursos del inglés, que después tiene que regresar a su casa y después todas sus rutinas de siempre, si le hablas a alguna amiga las cosas a veces se complican porque sin decir nada suelen saltar terceras intenciones, no deseo terceras intenciones, ni segundas, si deseo salir a caminar, eso es todo lo que deseo o salir al cine, o nada, a veces me confundo y me lleno de una soledad que no me cabe en tanto vacío. Si alguien me pregunta lo que deseo hacer para mi vida, las cosas, los proyectos, resulta un tanto complejo hablar de ello, porque muchas veces surgen mil dudas de lo que uno dice, pero sin duda es lo que uno quiere, de allí a que uno lo haga, existe un mundo que no solo es distante, sino que requiere grandes esfuerzos, se tiene que trabajar, a veces digo que no me gusta el trabajo, quizá en eso soy un mentiroso, no se si en verdad no me gusta el trabajo o no me gusta lo que hago.

De un sábado por la noche...


Timbra el telefono en la noche del sábado. No me preguntas si ya estoy dormido.

Aún no se sin necesarias las preguntas, me dan ganas de decirte que no he dormido en todo el día ni en lo que va de la noche, que tengo ganas de verte, que tengo ganas de tomarte de la mano, de decirte que podemos irnos al cine, que tengo ganas de tantas cosas, pero de lo único que no tengo ganas es de este silencio. Que bueno, que a sonado el telefono y que la voz del otro lado es la tuya, me hace bien el oírte. Esta noche me duelen los ojos. El dolor de cabeza se acentúa, podría decir que el mal de cabeza nace en los ojos, pero entonces me pondría a especular, lo único cierto es que tengo muchas ganas de estar a tu lado.

Antes podía decir que tenía un par de nombres, pero eso de el antes, del ahora, del después es un cuento muy largo, mejor dejo de preocuparme por esas cosas.

Hace un rato me preguntaron por las cosas que planeo hacer, dije que deseo tener una editorial, entonces me dijeron que soy un mentiroso que no me creían, después me atacaron con esas ideas locas que si ya tengo 35 años que sino se me hace que ya no es edad para tener una editorial, después me dijeron que tengo muy mala ortografía, solo dije que deseo ser dueño de una editorial, no he dicho que deseo ser un editor, quizá tengo pésima ortografía, pero mi amiga es pésima leyendo, no la contraría como editora.

La ciudad me parece llena de alegría, al menos en las calles unos tipos desnudos con una pequeña pancarta cubriendo su sexualidad danzan a ritmo de tambores cada que el semáforo de alguna parte del eje central a la altura del primer cuadro se pone en rojo, otros más piden dinero en apoyo a no se que causa, estoy desorientado en esto de la luchas sociales, pero el caso es que bailan ignorando el frío, muchos se prestan para las fotos de cientos de celulares que saltan para atraparlos, una calla abajo existen un gran marco de un concurso fotográfico, en verdad que dan ganas de llevarlos a todos a posar, pero me pregunto si al hacer eso no estaría dañando su integridad y su capacidad de expresarse libremente, después de todo, quien me robo la atención era una hermosa chica vestida de falda blanca y blusa negra que atravesaba la calle en dirección norte, quizá iba al zócalo, que importa, a estas horas debe estar con su marido.

Hace muchos días que no salía a caminar, al hacerlo esta tarde me sentí libre, así que pensé que debo hacerlo todos los días siguientes, pretextos para hacerlo tengo tantos, podría empezar con la idea de que pronto me mudo de ciudad, pero también existen otros tantos pretextos. Por supuesto que ahora que deje la cámara fotográfica pienso que debí traerla, pero no hace falta en realidad, pues siempre existe el recurso de la vista y el cerebro para almacenar todo tipo de imágenes que se me pueden cruzar en un tarde. La ciudad no deja de ser hermosa, sin duda es una buena ciudad para vivir, solo que mucha gente le tiene miedo, otras más viven sin estar en ella en una especie de paranoia, es siempre así, aunque no entiendo aún porque.

Tengo ganas de oír tu voz, no solo esta noche, el que suene el telefono, el que seas tú quien llame me pone a todo lo que doy, entonces te imagino recostada en tu cama, pienso en las cosas que haces durante el día, en los ruidos que te molestan, en las cosas que te preocupan, en las veces que tienes que cruzar la frontera o las veces que te resulta necesario interpretar una foto de un interior, hablar de fotos de interiores no parece ser tan difícil, pero se que tiene un grado de dificultad considerable, en e fondo, todas las tareas representa un arte, solo que muchas veces no medimos el grado de complejidad de lo que hacemos, lo que me preocupan son los ruidos, los míos son por estas ganas de oírte. Esta tarde al salir a la calle me he traído algunos libros a casa, me siguen llamando la atención algunos títulos, pero no ha llegado el momento de conseguirlos, pienso que si me pongo a comprar libros como loco, cuando tenga que viajar tendré que cargar una buena cantidad de libros, en vez de equipaje, llevare libros, de todas formas se me permite hasta 25 kilos, así que no es mala idea comprar algunos títulos, después de todo me hace falta leer, mucha falta. Creo que me estoy descubriendo donde un día me deje a la espera de regresar a lo que era, me alegra regresar, por supuesto que algunas cosas han pasado, entre ello, los años. Pero me siento muy bien.

Quisiera tomar un vuelo e irme hasta donde estas ahora mismo. No es otra cosa que ganas de estar contigo, mentiría si digo que es soledad, desde que tú y yo somos uno solo, ya no se lo que es la soledad, así que ahora mismo no experimento la soledad, lo que tengo es unas ganas inmensas de ti.

La gente se anda moviendo por todos lados, parecen que salen del hormiguero porque ya viene el temporal, quizá es lo que viene, quizá sea que por eso se mueven, yo pensé que se movían porque era sábado o porque el domingo no habría partidos de fútbol en la capital, pero a las gentes que parecen hormigas, esas cosas no les importa, esa gente les importa la temporada, seguro que eso es.

Algunos amigos presumen que pasaran Navidad en Burdeos, otros más, seguro que no presumirán nada, en mi caso no puedo ponerme a presumir, primero porque no me gusta hacerlo, luego no celebro la navidad por mí condición acerca de las creencias, eso sin contar que este año muchas cosas cambiaran para mí por esas fechas, seguro no estaré en Europa, ni fuera del país, incluso las cosas que haga de aquí en adelante, serán siempre pensadas en función de una responsabilidad y un placer compartido, porque dos son siempre mejor que uno, pero entre tres se disfruta mejor…

Es sábado por la noche, el telefono suena, no alcanzo a contestar, no me enteré quien me llamaba, deseba tanto escuchar tu voz, decir que no he dormido, que la noche va avanzando, decirte lo que te amo, mis amigos quizá ya estén con algunas copas encima, quizá ya estén dormidos, la luna esta hermosa, hace frío, allá afuera, el silencio no llega, los que danzaban desnudos, ya se fueron a sus escondites, la ciudad tiene otro disfraz, es la hora de las otras verdades, alguien desea acompañarme…

De una a tres de la mañana se escribe una historia diferente.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Raíces...

Raíces…

Estas raíces que prenden,
estos mundos con su herrumbre
que constituyen nuestros cascajos,
nuestras lenguas que se parten
repartiendo con sus acentos
nuestros sueños,
nuestras silabas que cuentan lo que somos,
habitamos donde el viento silba,
donde nuestros hijos
juegan con un idioma inventado,
aves que tienen su casa en el sitio del olvido.

Lugares que no tienen estaciones del año definidas,
mis ojos jamás cansados de tanto sur,
ahora buscan el norte,
pero en ese norte no trato de dejar de ser indio,
no olvido mi lengua,
no olvido que mi piel es oscura,
no olvido que en las tetas de mi madre
otra lengua he mamado.

No viajo al norte en un mudanza de piel,
no viajo para quitar las ramas de indio
ni para quitarme de encima
mi sangre de zapoteca,
mis ramas son fuertes,
quizá mis hijos tenga que silbar
por un idioma que jamás podrán aprender,
quizá se tengan que debatir entre un inglés deformado,
entre un español mal logrado,
entre una cultura que decae.

Viajo al norte no para dejar de ser indio,
viajo porque deseo descubrir la cultura
del puente que se cae en su herrumbre,
viajo porque descubrí el rostro del amor inquietante,
porque pienso que en esa frontera el amor no se disfraza,
porque pienso que allí nada tiene el color negro,
a no ser por los cabellos de ella.

Estas raíces que prenden,
estas ramas que después serán raíces
y los hijos que aún no tenemos,
que tendrán que soñar con un idioma que he mamado,
que quizá nunca se enteren de su existencia,
estas ideas, estos locos sueños,
este andar que nos transforma
esta mudanza inmediata,
estas ganas de todo,
esta soledad que se esta ahuyentando,
este idioma que nunca se ha de morir,
este sur que me gusta más que el norte,
ese norte que nunca dejara de ser el sur de alguien más,
esta vida que se nos va.

Cuales son las cosas que prenden,
las cosas que por siempre se quedan.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Territorios inexplorados...



Para Claudia...

Salí a caminar para disimular que estaba perdiendo la memoria, para llenarme de nuevos recuerdos, para que las nuevas imágenes me dieran algunos motivos de los que pudiera hablar. No salía con frecuencia. De hecho, no había notado nunca antes la perdida de la memoria, por lo cual no puedo asegurar de que estas cosas no hubieran sucedido antes o con que frecuencia hago mis rutinas, las cosas que parecen inventadas pero que no son más que las que se viven a diario. Atravesaba quizá la más fuerte de las crisis del verano, no solo referidas a las estaciones del año, sino también a las estaciones de la vida, atravesaba por circunstancias que me desquiciaban, por las noches me levantaba enloquecido gritando cuantos nombres se me podían ocurrir, nombres que parecían no tener sentido, luego la frecuencia con que los sueños se repetían me hacían temblar, después no recordar nada, eso era mi peor temor, ese era el desgaste máximo de energía. Todos los días me preguntaba cual puede ser el destino de un hombre cuando deja de poseer su memoria. Muchas dudas. Ese sabor amargo jugueteando el borde de mi lengua, mientras tú me repetías tantas veces te rea posible, que este era tu tiempo, tu espacio, tu mundo, me hiciste sentir fracasado, apenas era el verano de nuestras vidas. Mis verdaderas intenciones se venían en la necesidad de estar escondidas. Me tire a campo abierto, observando como las nubes formaban a su antojo diversas figuras en este cielo caprichoso.

-¿Es hermoso el azul del cielo?, me preguntó una muchacha de acento norteño, vestida de pantalón de mezclilla, después afirmo que le gustaban las nubes que forman figuras inquietas, me señalo con su dedo índice una que según ella representaba a un elefante. Yo no deseaba plática, me moleste un poco.

-Sí-en respuesta al azul del cielo, luego le dije que no me parecía un elefante, que más bien eso era producto de su imaginación, que quizá otro día bajo otras circunstancias yo podría imaginar lo mismo, pero hoy me resultaba imposible. Ella se sentó a mi lado, me dijo que tan solo deseba cinco minutos, que tenía tantas cosas por contar, pero que cinco minutos le bastaban, saco un cigarrillo.

-No fumo, gracias.

-Hace bien, porque nuestro cuerpo es lo que consumimos-. No le conteste, pero me dije tan solo soy basura.

Cerré los ojos tratando de imaginar un mundo diferente, trate de pensar que nada de esto nos estaba pasando, que cada uno no tenía necesidad de lanzarse en la graciosa huída, para luego un nuevo encuentro, una nueva vida, una nueva esperanza, pensé que el cielo siempre es inquieto, que siempre es azul, que todos los cielos, son el mismo cielo, que tienen la misma piel, que mis recuerdos no son otra cosa que un número infinito de imágenes, las cuales son imposibles de guardar porque requieren millones de espacios donde puedan residir para siempre, pensé que es imposible volver loco cuando apenas se tienen 35 años, cuando apenas la vida esta por llegar a mitad de lo que se desea vivir, pensé tantas cosas antes de abrir de nuevo los ojos, quizá habían pasado tan solo unos segundos. El ruido de la gente no cesaba, el trafico constante, las cosas diarias, las rutinas que no pueden ser olvidadas porque forman parte de la costumbre, los sueños, los malditos sueños que no puedo recordar, el cansancio, la poesía, mis ganas por dejarme seducir por las letras, el cansancio de nuevo, mis ganas, la soledad, los ruidos, mi letargo, tu presencia que nunca se consolida, mi constante pregunta acerca de lo que puede ser un hombre cuando ya no posee su única riqueza, su gran riqueza. Qué somos cuando la memoria ya no existe. Cuando ya se esta muerto, solo nos queda suicidarnos. Sin poder evitarlo, he pensado en la mujer débil que eres, quisiera decir que eres enérgica, que eres capaz de abandonar nuestra cama, que puedes lograr tus metas, pero en verdad estas huyendo de tus demonios, intentas alejarte de tus miedos, crees que con lo que haces le puedes gritar al mundo que pudiste triunfar, no importa que para ello se tengan que pagar los precios más altos. Tampoco me importa. Tus pasos son cortos. Pese a todo el ruido no pude escuchar cantos alegres esta mañana, los pájaros parecían ausentes, cuando cantaban, lo hacían de forma triste. Entonces abrí los ojos, la muchacha que antes me había pedido cinco minutos, aún estaba allí, se fumaba su cigarro. Estaba sentada a mi lado, era un parque, ese parque podría tener un nombre, pero ahora no lo recuerdo. Quizá el parque se llama el Olímpico.

-Por qué sigues aquí, le pregunté. En el fondo pensé que ella se habría marchado ante mis titubeos, pero algo labia detenido, como si al verme se hubiera identificado, como si dos seres fueran idénticos, aunque no creo del todo en la existencia de las almas gemelas, pienso que eso es tan solo un invento de nuestras debilidades.

-A donde quieres que vaya- me contestó, como si este fuera el único sitio existente a largo de este mundo. Como si ella misa se hubiera condenada a las mismas cosas que esta tarde había yo decidido para el resto de mis días, un tanto extraño todo esto, fue lo que pensé. Entonces ella sonrió, sus ojos lanzaron un inquietante mensaje que de principio no podía ser descifrado con facilidad, no era algo complejo, lo complejo estaba en las cosas que uno mismo pudiera pensar, el complejo era uno, sus gestos no me asustaron, pero por un segundo me dieron ganas de levantarme, de buscar la puerta, pero no existen puertas a campo abierto, las manos me estaban sudando, me sentí nervioso, pensé que un café me vendría muy bien, pero la verdad es que nunca tomo café, las cosas estaban fuera de mi control. Sus ojos me miraban abiertamente, con calma, empecé a sentir que era presa de se decisión. Por un momento volví a pensar en ella, la mujer de pisadas fáciles, de situaciones cómodas, la mujer perseguidora de sueños que te alejan de la realidad porque esos sueños no son otra cosa que la expresión de la cobardía, que sin embargo causan ilusión, por un instante, quise borrar toda su presencia de mis días, de los últimos años en los que me aferre dando a su historia diversos nombres, diversos cuerpos para alimentar su presencia, una presencia ahogada en el distanciamiento, alimentada por las razones del olvido, pero que allí estaba cobijada por mi necedad, ella la niña terca que invente para mis historias, pero que en la realidad no era otra cosa que mis caprichos, por primera vez sentí miedo de que esa niña terca quisiera pegarse a mi vida y nunca más me pudiera zafar de ella, que sentido tiene entonces hablar del amor cuando detrás de todo ello existe un gran miedo, que sentido tiene que ella amaneciera algunas veces en mi cama, cuando sus pasos son más débiles que los propios latidos de mi corazón, quizá se trataba de ese oscuro deporte al que todos los hombres nos sometemos, no es sexo, sino el deseo de decir, que a tal mujer la hemos poseído, quizá solo fue eso, pero por un segundo, su nombre, ese invento diario en mis posibles cuentos me asusto más de lo debido. Me acorde también de mis citas a ciegas, donde bien pude caer en los brazos de ladronzuelas urbanas que se habrían encargado de inmortalizar capítulos enteros de mis historias, de que se trataba entonces todo este juego, todo este andar, recordé que me encontraba en un proceso doloroso, donde lo que estaba perdiendo era precisamente la memoria. La muchacha que me había pedido los cinco minutos, que se había sentado junto a mi en el parque Olímpico, no era precisamente una mujer hermosa, le nombro hermosa en el sentido de compararla con alguna artista de Hollywood, tampoco podría decir que ella estaba interesada en los placeres sexuales que se pueden ganar con los favores de una tarde que parece más propicia para la lluvia que otra cosa. No creo que ella fuera una vampiresa, o una mujer loba, es decir no podría ser una mujer fatal por donde quiera que se buscara. No importaba entonces todo lo que pudiera pensar, ella estaba allí, era el momento, lo que tenía que disfrutar, pero al mismo tiempo, confieso que estaba lleno de miedo. Me dieron ganas de levantarme, de echarme a correr, tenia miedo, estaba muerto de miedo, tirado en el pasto, con ella a mi lado poco podía hacer, luego si ella era mujer lobo, al intentar correr, de dos zancadas me daría alcance, así que me resigne, pensé que mi suerte estaba echada, ya nada se podría hacer, cerré los ojos de nuevo. Ella se acostó a mi lado.

-Aquella nube de allá tiene forma de cordero. Aún tenía su cigarro encendido. Entonces me empezó a decir que sabía de un sitio hermoso donde las estrellas tienen un brillo especial, de un sitio donde le gustaría regresar, me hablo de ese sitio, como s fuera el único lugar hermoso de esta tierra, luego menciono el azul intenso de ese cielo, y que estaba convencida que no toda la piel del cielo es igual, que cada lugar es especial y tiene su propio vestido, me dieron ganas de ponerme a llorar, me dieron ganas de tomarla en mis brazos, pero una barrera imposible me mantuvo como clavado al suelo, el mismo suelo donde ella permanecía recostada a mi lado.

-La de más allá es un león, ¿la ves?, nunca le importo mi silencio, parece que su hambre consistía en hablar. Leones, corderos, elefantes, que demonios estaba haciendo yo allí, en ese instante ya no lo sabía. Ahora me movían otras sensaciones, una idea cruzaba por mi mente, el miedo se estaba mudando, esta adquiriendo nuevas formas, nuevos sonidos. Imágenes de un pasado inmediato empezaron a deslizarse por mi memoria endeble, mi cerebro estaba estimulado al máximo, parecía que los lugares que iba recorriendo eran como territorios nunca antes explorados, pero estaban allí en mi mente, en los recuerdos, en las cosas que antes había hecho, en los mapas de mis antiguos recorridos. Dentro de mí todo empezó a tener sonidos fuertes que retumbaron tantas veces como nunca antes en las últimos tiempos, empecé a olvidarme de esos inventos emergentes, de esa necesidad de nombrar amor donde nada existe, de esa falacia de un encuentro que te rescate, de algo que te permita descubrir que aún estas vivo. Entonces abrí los ojos, allí estaba ella, no era un invento. La posición de su cuerpo, su voz, sus manos señalando el paso de la nubes, sus palabras evocando una ciudad con nombre de Real y con un número extraño Catorce, Real De Catorce era el nombre, y ella seguía allí para nombrar, para hacer vibrar con un eco nunca antes experimentado en mi cráneo. Sus dedos parecía normal, ella parecía normal. Quizá era tan solo una muchacha o tal vez una medico que reposaba un poco después de una larga jornada de trabajo, tal vez era alguien con un poco de tiempo extra, ese que nadie tiene, a lo mejor era desempleada o alguien que no se preocupaba por el futuro ose veía sin preocupaciones para el resto de su vida. Sea lo que sea ella estaba allí, dentro de mi cabeza, recostada a mi lado, mientras yo experimentaba la más larga inmovilidad. Hubiera deseado por un segundo que todo fuera producto de mis alucinaciones, que nada de esto estuviera pasando, que las hormigas no me hubieran picado, que la larga fila que hacían las mismas hormigas para entrar a su hoyo jamás hubiera existido, que la lluvia cayera sin consideración, que el pasto estuviera mojado, que las nubes no tuvieran forma de corderos, de leones, pero sobre todo de elefantes, porque aún me asalta en la memoria esa tonta idea por saber a donde se van a morir los elefantes, luego me inquieta el no saber que hacer cuando se pierde la memoria, los elefantes poseen buena memoria, sin memoria ya no son nada, y el hombre, qué es un hombre sin su memoria.

-Tienes miedo-me pregunto la muchacha. Ella no dejo de observar las nubes. El miedo es algo normal para cuando se calla por mucho tiempo –añadió.

-Qué es normal, pregunté. Acaso la demencia es algo normal. Me empecé a molestar, a dejarme llevar por una sensación de mal humor, tenía miedo es cierto, las manos me temblaban, un sudor frío me recorría todo el cuerpo, deseaba que lloviera ya. No podía moverme, pensé que había olvidado como hacerlo.

-A la gente loca así le pasa, me contesto. Cada quien tienes su forma de ser, no dejo de reírse.

No deje de observarla desde ese instante, hubiera querido decirle tantas cosas, pero no logré articular palabras, quizá el efecto de los tranquilizantes estaban en su punto máximo, sentía los labios dormidos, una especie de hormigueo que me bullía por todo el contorno y la poca habilidad para dominar mi capacidad de pensar, la observe eso, me detuve tantas veces en su cabello abundante, un cabello ensortijado y negro tan negro como la noche y espeso, me gusto su cabello. Pensé en pedirle que me llevara esa misma noche al cielo de Real de Catorce, tenía ganas de ver las estrellas.

-No te esfuerces, todo lo que te pasa es muy normal, es lo último que le escuche decir, después cerré los ojos y caí en un largo sueño.
Cuando desperté me dolía el hombro derecho, aún no se como fue que llegue hasta mi cama. No entiendo como fue que las cosas empezaron a tener otro sentido, me toque la cara, mis labios ya tenían total independencia, de alguna forma ya podía expresarme, ella seguía allí, parecía que me entendía mucho mejor que yo, parecía que adivinaba mis deseos, como si alguien le hubiera dado el mapa de mis caprichos, como si ella misma fuera lo que soy o como si alguien la hubiera arrancado de mis costillas para de allí construirla, en verdad que no creo en esas cosas, pero cuando veo su comportamiento, no tengo más opción que empezar a creer, digo que por algo suceden las cosas, espero que no sea la única forma de explicarlo, también espero no tener necesidad de explicar. Intento mover mi brazo, ya no tengo tanta dificultad, no intento detenerla porque estoy seguro que ella no va a ningún lugar, porque entiendo que se va a quedar conmigo. Se que es una mujer inexplorada, como una tierra nunca antes habitada y quizá alguna vez visitada, porque ella no es invento de mis caprichos, ni mujer de mis historias, ella no es parte de mis cuentos y no me da miedo que se quede para siempre.

-Pronto va a llover mi amor -me ha dicho ella. más tarde se observa en el cielo la presencia de leones y corderos que van dibujando nubes, muy lejos veo venir elefantes, cuando se juntan desatan una tormenta, pero esta vez no existen trueno ni relámpagos, esta vez, no importa la demencia, solo importa el amor. Allí sigue ella, esta vez no la he inventado yo, ella llego para quedarse.

jueves, 15 de noviembre de 2007

El principio de las mudanzas...


La voz de Inquieta o la voz de mi cabeza, en realidad no estoy seguro cual fue la voz que escuche, pero sin duda he escuchado una voz.

Me mude a una ciudad distinta. El barrio parecía estar lento, los movimientos apenas se percibían, de noche los ruidos no eran otros que los provocados por el silencio, por extraño que parezca el silencio suele tener los ruidos más ensordecedores. Los versos parecían estar ajenos, luego esa constante necesidad de estar en los pensamientos de otros, confundiendo la realidad con los sueños, jugando con las historias contadas para convertirme en un antihéroe, me gusta ser un tipo que no cree en los personajes fantásticos, quizá porque en ello estriba un protagonismo esencial, quizá porque todo esto no es otra cosa que un dialogo al desnudo donde no existe un patrón determinado. Para poder ser escritor dicen que se tiene que hurgar a fondo, de eso no se mucho. Decía que me mude a una ciudad que al principio me parecía tranquila, ajena de los ruidos, una ciudad exactamente humana, igual que todas las ciudades, con sus casas fragmentadas, con esas paredes que visten de gris, de un gris color cemento, creo que muchos conocen ese tono de gris, me mude no por casualidad ni por necesidad, sino porque llegue a creer que allí se estaba fraguando mi destino, aunque en esencia siempre he creído que el destino es cosa de tontos, en esos tiempos, pensaba como un tonto. Si quisiera escribir una historia de gatos, tendría que investigar mucho acerca de los gatos, es decir parece algo tan simple escribir una historia de gatos, pero no se con exactitud como son los gatos, no se como es su coqueteo, cada cuanto se aparean, con quien se aparean, si existe un domino, todas esas cosas que parecen simples, así que tendría que investigar para poder escribir acerca de ellos, de cosas más complejas con mayor razón tengo que hacerlo. Escribir no es nada más un razonamiento exquisito, o decir que nos llego la inspiración, o no basta con gritar ¡Eureka!, y las cosas pasan, se requiere de un compromiso constante, quizá sea un trabajo agotador, solo que no todo el mundo te paga por ello. Pero no se que hago hablando de estas cosas. En el fondo deseo hablar del tiempo de cuando me mude. Esta parecía la gran ciudad, pero no otra cosa que la pequeña ciudad dentro de otra pequeña ciudad que conformaba como una especie de nido de ciudades hasta conformar la gran ciudad, donde el recorrer de un extremo a otro podría llevarte a descubrir un mundo aparte, se que todo eso suena a locos, pero así resulta ser este rumbo, entonces todo el descubrimiento inicial se restringía al mundo en unas cuantas calles con unas cuantas personas que ni siquiera por error conformaban el todo, pero que por alguna casualidad conformaban el todo de mi realidad. Me mude a una ciudad donde en los techos vecinos los gatos se lamían, siempre he pensado que es un desperdicio que los gatos se pongan lamerse, todos los techos tenían gatos, pensé que la gente tenía mascotas, nunca pensé que la mayoría de esos gatos pertenecían a la casa donde había llegado habitar. En invierno suele hacer mucho frío, al menos mucho para la gente que no esta acostumbrada al frío, para otros es un escándalo decir que hace frío, a veces pienso que tienen frío en realidad, lo que no tienen es con que abrigarse, se que esa postura suena muy dura. Pero debo confesar que vivo en un barrio donde la pobreza abunda, la pobreza no es otra cosa que no tener capacidad de hacer tantas cosas por no tener dinero, no por falta de trabajo, en el país el que falte el trabajo es algo muy normal, aunque muchos difieran de este punto de vista, de nuevo me he salido del tema, trataba de hablar de cuando me mude a esta ciudad. Tendría unos 17 años en aquellos tiempos, aunque no era la primera vez que llegaba a la gran ciudad, no se aún porque le nombro la gran ciudad, es decir es una ciudad muy grande y con mucha gente pero no debería nombrarla así, quizá no debería ponerle sobre nombre, como aquel que alguna vez le pusieron, la ciudad de la esperanza, me parecía tan agresivo, la ciudad en realidad es gris, aunque en ocasiones, sobre todo después de que el frío se aleja y despeja el cielo, se observa un azul espectacular, un azul muy hermoso que parece que estamos en otro sitio, cualquier sitio, pero muy hermoso. La pequeña ciudad no esta contamina por tantos ruidos, aunque en ocasiones se deja sentir un olor a fétido, dicen tantas cosas acerca de esos olores, pero uno no puede estar seguro de su procedencia, otras veces esos olores son como para volverse loco, sobre todo cuando no se tienen ganas de dejarse llevar por aromas desconocidos. La realidad es que deseo hablar de los tiempos en los que llegue a la ciudad cuando los gatos parecían llorar en las azoteas de las casas, llegue a pensar que exageraban, pero mucho tiempo después he comprendido que se enfrascaban en una lucha por demostrar quien era el rey, quien podría estar con la gatita en celo, por lo menos en muchos aspectos somos diferentes, por lo menos tenemos la capacidad de elegir con quien deseamos estar. Aquellos tiempos donde un desvelo no tenía trágicas consecuencias y los dolores no existían, donde poco se sabia de los problemas, de esos problemas que llaman de la gente mayor y donde trabajar no era otra cosa que un pasatiempos, y con las ganancias casi siempre se podía ir al cine o comprar ropa o ambas o incluso ir a comprar un helado como si se fuera un niño o entrar a una librería porque nos dijeron que allí estaba en venta un buen libro y luego ir a leerlo cercas de un río, pero en esta ciudad ya no existen los ríos, al menos no los ríos sin malos aromas o los ríos con agua limpia, ya no existen las calles tranquilas o tardes en donde los autos dejen estallar el sonido de sus motores en medio de un trafico que parece interminable, acá ya no existen tantas cosas a cambio de la existencia de otras.
Aunque en realidad quiero hablar del tiempo en que llegue a la ciudad, cuando la calle donde ahora vivo estaba habitada de gente de mi edad que con el tiempo se fue y me dejaron allí, como esperando y ahora me toca marcharme para dejar esperando a otros, aunque la pregunta es que es lo que se espera, o por quien se espera. La calle donde algunos vamos formando nuestra verdadera pasión y donde nuestro rostro adquiere su verdadero color, el sitio donde tantas cosas han pasado durante todos estos años, esa calle que siempre he dicho que es la gran ciudad, cuando en realidad solo tan solo una pequeña parte de lo que la conforma, la calle donde llegue para sentirme a gusto por los últimos años y ahora estoy apunto de emprender la mudanza, la verdadera mudanza sin importar el sitio adonde pueda irme a vivir, sino importando que seguiré viviendo con la misma o mayor intensidad como lo he hecho en estos años de esta vida. Después de todo deseaba hablar del tiempo de cuando llegue, pero alguien hablo en mi cabeza o quizá fui yo, el caso es que esa voz no me deja en paz y mi vida empieza a tener sentido, eso no quiere decir que me he convertido en lo que puede decirse que es exactamente un humano, quiere decir que desde ahora soy libre, lo cual me gusta tanto…

martes, 13 de noviembre de 2007

lunes, 12 de noviembre de 2007

al interior...

Mi madre curso el analfabetismo durante todo el trayecto de su vida, no sabe de letras, pero es capaz de dominar sus emociones. Mi padre legal tiene maestría en maltrato, en educación apenas un par de años, ni siquiera puedo decir que sabe leer, es decir, puede armar palabras y saber lo que todo mundo puede entender de las letras, pero no su significado real, aunque ello es algo que supongo acerca de sus capacidades. Al padre biológico me fue negada la suerte de conocerle, es desde allí donde parte esta lucha diaria por entender lo que no se puede entender, por comprender lo que nadie comprende, esta lucha que de alguna forma he creído que me puede llevar a descubrir lo que en realidad soy, quién soy, todas esas cosas que a muchos nos aquejan. Una lucha por establecer una identidad negada desde el inicio mismo de este viaje. Pude heredar tantas cosas con la suerte o el sitio donde me toca vivir, por un lado el desanimo ante los sueños, es decir pude abandonarme con tal naturalidad que nadie se hubiera dado cuenta, ni siquiera uno mismo, pude pretender ser parte de una suma estadística(creo que se le llama promedio), donde la tarea principal tiene que ver con ser padre de uno o dos o los hijos que se puedan, dar lo mejor de uno, ya saben comida, alguna casa rentada, escuela, no se que otras cosas.
Hace muchos años me enamore perdidamente, estaba según yo, dispuesto abandonar todo por ese amor, pero, ¿qué era todo?, no tenía absolutamente nada(al igual que ahora), en ese tiempo estaba por terminar de estudiar la preparatoria, había dejado el único trabajo formal que he tenido, si es que a eso se le puede llamar trabajo, mi carrera militar no tenía sentido porque las cosas de allí no me gustaban como parecían ser, al menos no podría vestirme de niño héroe y no se cuantas cosas raras, no tenía sentido, seguir en esos pasos. Lo bueno de ese trabajo es que te pagan por no saber hacer nada, por no hacer nada en realidad. En muchos casos las fuerzas armadas son la tablita de salvación, existen los que ingresan a ese trabajo una vez que sienten la necesidad de vivir en pareja, de alguna forma se tienen que solventar los gastos, trabajar al fin y al cabo. Recurso de pobres, la milicia en este país es recurso de los pobres, salida a una oportunidad posible de vida, no a una vida con posibilidades. Así que mi idea de abandonar no se que cosas de la vida por amor, pues no fue otra cosa que un engaño más para mis locas ocurrencias. Por suerte nunca he abandonado los sueños, aunque con sueños nadie come, nadie compra un kilo de sueños, mucho menos los cambian por artículos de primera necesidad, parte de esos sueños venían de la mano con la ilusión, ser, hacer, deshacer, por allí las cosas eran menos complicadas, pero no se trataba de hacer menos o más complicados los pasos, aunque dichos pasos siguen pareciendo que no van a ningún lado. Lo cierto es que de haberse concretado ese abandono del que hablo, de haberme concentrado en la existencia de tal amor que no se claramente si existió o fue como muchas cosas mías, un invento más; hoy en día tendría un par de hijos, eso lo digo con cierta seguridad porque ella decidió desde un principio los hijos que deseaba tener, fuera quien fuera su pareja. Estaría condenado a trabajar como loco, quizá seguiría siendo miembro activo de las fuerzas armadas y estaría seguramente trabajando en algún plan de emergencia nacional. En aquellos años, surgió en el país un grupo subversivo, ideas de una revolución sustentada en la existencia de un ejercito, ideas militares que taren consigo la violencia, según porque es la única forma de hacerse oír, según porque es la única forma de alzar la voz sin ser callados en la inmediatez un tanto conocida de nuestro sistema de seguridad nacional, dicho grupo tendría un nombre especial y alcances en muchos de nuestros pensamientos, incluso cambio muchas cosas de mi vida. EZLN. Su existencia provoco que muchos sueños encontraran a corta edad el éxodo de su existencia. Quizá la sociedad ya nos ha juzgado, y lo único que vamos haciendo es darle seguimiento a la condena, como si existiera un destino prefijado, o quizá deba decir una condena por cumplir, una condena que no dice otra cosa que la realidad que nos toca vivir porque así nos toco nacer, es lo que algunos dicen, yo me niego a aceptarlo. No he perdido nada, no he tenido la necesidad de abandonarlo todo. Con el tiempo he ganado, tengo una profesión que una vez que alcanzada decidió que lo mejor era irse de parranda, no se aún si llamarle como más me gusta en esa loca idea de estar auto jubilado o quizá debería decir otras tantas cosas, pero todo lo que pueda decir no es otra cosa que la realidad de tantas gentes en este país, es decir no estoy hablando de una novedad, sino de una realidad, quizá por esa apatía las cosas están como están, eso sin contar con nuestros malos gobernantes. Profesión a cambio de no ser padre de dos hijos, no esta nada mal. Luego con ello ha venido el mundo de las letras, entonces abortar el plan militar también dejo sus recompensas. El no vivir con el amor de mi vida descubierto cuando apenas tenía 17 años, seguramente me llevara a conocer el verdadero amor, aunque dicho así parece indicar que existen amores falsos, el ir conociendo tantas gentes es parte de esa ganancia de hacer y no hacer. Mis ideas van llenas de sueños, de esperanzas, de un mundo que idealizo, donde en ocasiones me da por creer que descubrí un rumbo, seguramente ese rumbo no existe aún, porque los rumbos se van creando en el día a día, en las pequeñas cosas que se hacen o se dejan de hacer, no existe nada definido por eso ciertas preguntas nunca tendrán respuestas.
He podido viajar por mil lugares nunca imaginados, cuando se dicen las cosas así suenan a fácil, nada es fácil, es más he llegado creer que todo es duro, que nada viene por casualidad o suerte. No soy dueño de riquezas, ni de negocios, mi vida es simple, muy común a la de muchos. Durante años herede una familia, una responsabilidad, una esposa que tenía al mismo tiempo el papel de ser madre y dos hijas, que también jugaban el rol de ser hermanas, cuando tienes ese tipo de responsabilidades, tienes que hacer lo mismo que hacen los padres para que sus hijos lo tengan supuestamente todo y ese todo deja siempre espacios vacíos, pero al menos cada una tiene lo que se ha podido dar, cada una de las hijas-hermanas cuenta con un titulo universitario, no esta tan mal después de todo. Acerca de la lucha con sus traumas, quizá allí debo anotarme un fracaso. Nunca he tenido dinero de sobra y muchas veces he tenido la falta de dinero, tantas veces que ya no recuerdo el número. Después de la Armada, el único trabajo que he tenido es en el taller de mi tío, no se cuantos años llevo con él, pero puedo decir que son los últimos de mi vida. Me la paso ahorrando si deseo hacer algo. Para salir de viaje son meses de ahorro, teniendo ganancias extras, dolores reumáticos en las manos, molestias en la espalda, que según el juicio de un médico se clasifica a dicho mal como una lumbalgia mecánica, quien sabe que diablos sea eso, pero me duele. Artritis, y no se cuantas más, eso sin nombrar otros males como la soledad. Trabajar para viajar o para comprar libros, jamás he tenido dinero o un padre real.

martes, 6 de noviembre de 2007

coincidencias...


Los ingenieros que gustan por las letras, terminan por auto jubilarse de su profesión, de otra forma no es posible hacer lo que les gusta, aunque muchas veces las cosas que gustan no dan para comer.

Quizá la tarea de los ingenieros en las letras no este de forma proporcional entre cuentas, o en derivar o integrar los sentimientos en historias que se cuentan en pequeñas letras que derraman de alguna forma esos relatos que dicen, y no paran de decir lo que nos aqueja, sin que eso nos haga escritores, sino ingenieros que dejan lo estudiado por algo que en verdad nos llama. Directamente proporcional la relación entre letras y números o quizá los ingenieros no son tan cuadrados como se les tilda, son tantas cosas.

No lleve nunca un tablero de ajedrez a la escuela, ni siquiera jugaba al domino antes de un examen, es más reprobé tanto como pude, lo importante era dejarse empapar por las letras, algunos de mis amigos me decían que debía haber estudiado letras, yo decía que letras y números podían hermanarse con mucha facilidad, solo que la hermandad de la que hablo nunca me intereso tanto como para dedicarme a descubrirlo. No era un estudiante ñoño, mucho menos de los que pertenecen a los grupos de alto rendimiento y reciben mucho dinero en becas o tan solo becas, ni siquiera fui un estudiante medio, pensaba que estudiar no representaba para mí algún trampolín económico, por lo que el trabajo de estudiar era parte del placer, era parte de ese proceso de adquirir la costumbre del razonamiento, después de tanto tiempo, no lo logre, como tampoco he logrado tener un poco de disciplina. El origen del mundo en 3000 caracteres, y el origen de las especies, en cuantos caracteres será posible, quizá un solo número nos baste para definir tantos orígenes, no porque un número diga muchas cosas, sino porque las cosas se pueden atrapar por su comportamiento mismo con la existencia de un número. Pi. El caos. Después de todo somos un caos. La mochila la tome incluso antes de dejar de reprobar en la escuela, la idea era simple, viajar, me he parado en ciudades que no pasaban en mi mente, ni siquiera en sueños, ciudades distantes a tantos años de locura, no podría ser de otra forma. Me hubiera gustado encontrar un trabajo donde las letras dieran para comer, pero eso es cuestión de suerte y de capacidades. Un día me ofrecieron trabajar para un periódico, haciendo el trabajo de reportero gráfico, no era tanto lo que pudieran pagar, que dicho de paso era poco o prácticamente nada, así que no me servía de mucho porque la proyección que podría tener en lo que me gusta era de igual magnitud, poca cosa, las cosas en los pueblos no ayudan mucho, luego el ambiente no podría obtener una sola foto que me sirviera para enamorarme de un trabajo, las cosas que hacemos deben tener esa virtud, debemos enamorarnos de ello, nos debe gustar porque así todo nos sale mucho mejor. Muchas veces he hecho historias o cartas de amor por encargo, nunca me he preocupado por las ganancias, porque me deje conquistar por un trabajo que no me absorbe del todo, un trabajo que me puede llevar todo el día hacerlo o unas cuantas horas, después de todo se tiene que trabajar, no se puede vivir sin hacerlo, por supuesto que me digo que debería ir a un periódico o ponerme a escribir en serio, pero durante muchos días esa sensación de no ser capaces de crear algo que en verdad valga la pena, me atrapa y entonces lo poco que se puede hacer se va quedando en intentos, me gusta la poesía, pero creo que solo unos cuantos pueden escribir poesía y muchos pueden imaginar la poesía, disfrutar su propia poesía, pero en nuestro país, nadie reconoce públicamente las bondades de los versos por lo cual intentar vivir haciendo poesía se transforma en todo un caos, aunque quizá sea un caos muy bien organizado. Vivir de la letras o en las letras o para las letras, lo que sea, pero el caso es vivir en lo que a uno le gusta. Mi trabajo de ocasión, el que me permite tener lo suficiente para sufragar mis gastos, tiene que ver con aquello de destripar carros, y de ganar cantidades que de paso dan risa, solo sirve para pagar los facturas que más tarda uno en pagar que ellas en reimprimirse. A veces me dan ganas de decir que ya no deseo seguir más, pero esa resultaría la más grande de las mentiras, se pueden hacer tantas cosas, pero yo se que no voy a dejar de trabajar, de disfrutar todo lo que deseo. Como tenga que suceder, terminare esta vida siendo un escritor, aunque nadie se hace escritor por favores de la casualidad, para eso se tiene que trabajar mucho.

Mucha gente no lee siquiera una vez en su vida. No es una situación exclusiva de México el tener una especie de dinastía en cuanto a las letras, donde solo ellos son capaces de equivocarse o de publicar historias que no sirven de mucho, solo historias vacías, pero para el grupo de escritores resulta de una calidad inigualable, incluso ellos mismos, ese grupo de escritores son los que ganan cualquier concurso existente. A veces creo que es imposible romper con esos paradigmas, cambiar los usos y las costumbres que nos definen en los comportamientos diarios. Decepcionante, tales comportamientos. Mejores tiempos. Siempre vienen mejores tiempos, aunque muchas veces debemos definir lo que es un buen tiempo. Los desgarres, las pasiones, los ruidos de la poesía, las cosas personales que nos hacen escribir y un día nos levantamos con una genialidad y con un deseo enorme por convertirnos en lo que de alguna forma deseamos, en mi caso es algo simple. Escritor.

Las cosas diarias parecen ser más intensas, parecen que surgen de la necesidad de seguir con vida, de esa necesidad de renovarse, renovarse no significa reinventarse.

Tantas cosas que nos pueden ir atrapando, tantas coincidencias que solo somos capaces de encontrar cuando así lo queremos, porque todas las cosas allí están, solo que al parecer están escondidas, lejanas de lo que nos hace a diario. Ingenieros que intentan ser escritores, cosa que es muy frecuente, pero como un escritor puede pretender ser ingeniero. Ingenieros que renuncian a tantas cosas, ya sea por necesidad o por gusto, nombres que mutan ante la primera oportunidad para que los otros nos llamen de una forma diferente, aunque nuestra mente siempre este diciendo lo mismo, o nuestra mente nos canse de emocionar nuestros nombres, porque todos nos conocen así y porque cambiar el sentido, el sonido de los nombres, nos va despojando de ciertos sonidos, despojarse de ciertos sonidos no es otra cosa que el deseo de dejar de escuchar esas voces internas que tratan de desnudarnos, de mostrarnos como somos, pero las mascaras no son simples de quitar, esa tarea es quizá la más ardua, cansada, desconsiderada.

Basta un segundo para que las cosas cambien, te imaginas todo lo que se puede ser en quince segundos. Si nos ponemos a jugar, quizá nos podemos cambiar el nombre, quizá cada uno pueda llamarse como mejor le gusta, cambiarse el nombre sin caer en lo ridículo, quizá podemos cambiar lo que hacemos a diario en nuestra vida o perdernos en donde menos se pueda uno imaginar, tantas cosas es posible que sucedan. Pero dejar las letras, eso me suena a imposible, estoy convencido de lo que quiero aunque nunca reciba un peso por ello, deseo vivir para mí y las letras y no que las letras me lleven a vivir, eso quizá suena a un loco sueño, pero así suelo ser la mayor parte de las veces.