viernes, 28 de septiembre de 2007

Urgencias...


Urgencia de nombrarte, de decirte amor, no la urgencia de las palabras o de entrar en ellas, sino la urgencia de tu amor, de ese amor que me arranque de esta soledad sin sentido, urgencia de ti, para amarte, para nombrarte, para juntos generar la historia diaria de nuestra vida. Estar dentro de ti, no tan solo en cuerpo, sino en alma, tocar tu alma, desnudarla, jugar a que somos únicos, nombrarte todos los días hasta ya no verte, hasta descubrir que uno de los dos esta muerto e incluso muerto seguir rozando tus labios con estas ganas de estar allí, en tu piel, en tu historia, en nuestro encuentro. Urgencias. De mí, de ti, de la vida, de las ganas de no habitar en esta soledad. Urgencia de llamar a tu puerta y que corras abrirla, para hacernos felices todos los días en que podamos ir juntos por las calles, siempre tomados de la mano. Mundo complicado, soledad de todas las horas, sin embargo con nuestro encuentro voy descubriendo esta necesidad de estar sin ella.

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