viernes, 7 de septiembre de 2007

Salavado por mis necedades...

Por las palabras que escuche durante toda mi infancia, llegue a pensar que mil cosas eran espantosas, eso sin contar con las experiencias personales, llegue a dudar incluso que existiera la felicidad, el mundo estaba restringido a la idea de obedecer ordenes, todo era parte de un caos, de una personalidad condicionada constantemente por las diversas presiones de una sociedad enferma, por los caprichos de un padre que resulto no ser padre pero que tenía una mente muy complicada. Después de tantos años de lucha, poder sentarme, poder contar acerca de estas cosas no es parte de la casualidad, sino parte de la lectura, si algo me ha mantenido a flote, si es que algo me ha mantenido a salvo, son las novelas. De allí mi profundo amor por las novelas, por las cosas que leo, de allí que desde esos tiempos quiera escribir sin lograr hasta hoy nada que valga la pena, pero se sigue trabajando en ello. Un día mi abuela (que era la madrastra de mi madre, en realidad yo no tenido una abuela natural cada una es parte de un invento) me dijo que era muy malo contar mentiras, mucho más malo le resultaba la idea de contar historias, decía que las historias llenas de mentiras, terminaban por arrojar a los hombres a la perdición, les condenaba al infierno, terminaba con la vida. Después me contaba acerca de un padre que nunca he conocido, decía que no tenía derecho a que mi madre me engañara, luego tantas cosas. Alguien más me decía que debería preocuparme por aprender amar, por supuesto que todo tenía ese extraño sabor de clara ventaja en todo, amar, era para que me entregara a ella, decía que el no tener relaciones sexuales a edad temprana puede acarrear problemas complejos para el resto de la vida, me hablaba de la virginidad, de la falta de experiencia, imaginaba la virginidad como un sello en la frente, donde todos pueden leer la frase inexperto, imaginaba que con los años algo pendía de nuestro cuerpo como un gran moco, semejante al que les cuelga a los pavos, después de todo, imaginar no es una tarea del todo complicada, mucho menos en mi condición de ir contando cosas. Esas cosas me fueron marcando desde muy pequeño, hasta hacerme perder todo contacto con el mundo real, a pequeña edad me fui entregando a los placeres del cuerpo, pero nunca del alma, me hablaron del pecado, pero me dijeron que algunas cosas no eran pecado, porque así convenía en ese momento, o porque así lo dictaba la ley del creador. Otras tantas ideas me parecieron complicadas que termine por confundirme. El caso es que cambio el rumbo de tantas cosas. Fui salvado por las novelas, aunque muchas cosas en mí pueden y quizá sean detestables, quizá sea un tipo insoportable, pero no se trata de si te encuentras o no bien, sino que existen días en los que saltan los demonios, en los que se tiene que luchar contra un ejercito de problemas, donde la inactividad nos transforma, seguir en esa batalla diaria no es nada simple, no se trata de lanzar palabras al aire porque así las aprendimos, se trata de poder sentir todo lo que se hace o se dice. Quizá soy un tipo complicado, pero la verdad es que me gusta mi carácter complejo. Parece que muchas palabras fueran prohibidas en nuestro mundo diario, aunque en realidad no es así como funcionan, recuerdo que de pequeño la palabra virginidad era muy sonada, era como dije antes un gran sello que las personas llevan en la frente, lo curioso es que un hombre virgen daba mucho que hablar, se trataba de un tipo inexperto, un sujeto incapaz de lograr en buena medida un orgasmo con su pareja , se trataba de un ser extraviado, lo ideal era que pudiera contar con experiencia, entre más experiencia mucho mejor, en la mujer ese era otro cantar, si la mujer no era virgen todo iba mal, pues era como el valor más preciado para el matrimonio, recuerdo muy bien que se seguían practicas extrañas, antes de la boda cuando la mujer era pedida formalmente, un grupo de mujeres, familiares del novio se juntaban para revisar a la futura esposa y con ciertas técnicas que aún no logro descifrar del todo, procedían a revisar si la mujer era aún virgen, mi duda viene en el sentido de que si eran palpadas y estas sangraban, de alguna forma estaban perdiendo la virginidad, de ser así a que vendría tanto alborto de llegar de alguna forma pura hasta el matrimonio, por supuesto que existe la otra teoría, de que una vez consumado el matrimonio, la mujer sangraba y dejaba manchada sus sabanas, es entonces cuando las mujeres se encargaban de averiguar si la recién desposada era virgen o no, de ser virgen la exhibían ante los invitados a la boda entre una especie de baño de pétalos de flores de tulipán. El caso es que si la mujer no resultaba virgen el hombre dañado en su honra tenía la opción de renunciar al matrimonio. Todo eso me parecía el juego más estupido y denigrante.

Todas estas situaciones que parecieran que pueden atrapar a un a sociedad completa, cambia sin duda alguna el rumbo de nuestras vidas, no importa si cada uno se aferra a los dictados de la familia o se siguen ciertos comportamientos porque así lo indica el buen vivir o las reglas sociales de comunidades enfermizas donde se degradan los valores personales de la mujer o de los hombres, donde de nada sirve una ideología sino se cumple con los caprichos de esa sociedad enferma, esas cosas que cambian el rumbo de los que nunca estamos conformes con lo que nos cuentan o impone. En mi caso voluntades ajenas terminaron por hacerme virar mi rumbo, me ayudaron alejarme de lo que pudiera ser una vida condicionada a las formas de vida sin sentido, otra situación fundamental en ese viraje es que mi madre de alguna forma siempre me regalo la libertad de haberme atrapado con todas esas costumbres, creo que podría hablar de una vida de fracasos, pero algo es seguro nadie estaría leyendo estas líneas, por una simple razón nada de esto existiría.

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