sábado, 1 de septiembre de 2007

Mi día...


Con que facilidad me desbarato, será a eso lo que llaman fragilidad. En mi mente esta llorando una guitarra, me siento débil como nunca antes, luego estoy en la disposición de discutir con todo mundo, esa es mi genialidad de estos días, así resulta imposible construir, la vida se transformando ante este comportamiento, pero así me siento. Afuera hace un frío del demonio, entonces armar frases parece un tanto imposible, pero que cosas son posibles cuando no se tiene ganas de hacer nada, aunque la nada es pretender mucho. Me siento cansado, pero no es un cansancio físico, más bien se trata de algo interno, algo que desbarata, que me grita en todo momento, es como un grito intenso, es como si anduviera buscando lo inexistente, es como si tuviera ganas de que suceda lo que no puede suceder, es como si esta situación me llevara a renunciar, pero a que se renuncia cuando no se tiene nada, es más complejo aún, pero son las cosas que están formando un gran escándalo, aunque no se tampoco si existe tal situación, algo me duele, y no es precisamente los pensamientos, pero parecen estar allí, donde estos nacen, quizá sea tan solo la cabeza. Sabes, en ocasiones, me pregunto que estoy haciendo con mi vida, es decir me dejo atrapar por una serie de emociones que no me conducen a nada, eso sin contar que tengo que sobrevivir o lo que es lo mismo, tengo que trabajar para ir solventando mis gastos más esenciales, entonces la realidad me orilla a ponerme a soñar, a pensar que de un día a otro puedo llegar a otros sitios, que no existe problema alguno con mi vida, que todos mis desordenes no traen consecuencia, soñar, es lo que me queda. Por supuesto que no me importa el nombre, o las cosas que cambian, no me importa si el día menos pensado pierdo mi libertad, o más tarde pierdo la vida, esas cosas siempre pasan, extraordinario sería que nunca perdiera la vida o que un día, estando en la calle me diera cuenta que soy preso de tantas circunstancias, que mi libertad quedo condicionada por los eventos que atrapan a los ciudadanos de esta ciudad o de todas las ciudades, el consumismo, ni yo se lo que digo, solo me dejo llevar, desbordado pero lento, no llevo prisa, esta inmovilidad me esta tragando, estos días fríos son nada esperanzadores, pero eso no es todo, ese ambiente gris, ese gris para mí es la antesala de todas las depresiones posibles, prefiero el azul, al menos en el cielo, tengo ganas de respirar profundamente, tengo ganas de seguir vivo, tengo ganas de soñar, pero no de soñar para bien morir o bien vivir, sino soñar como parte de un extra de vida, como parte de todo este andar casi rutinario, tengo ganas, pero a veces todo lo que uno diga, puede entenderse como un mal presagio. Que otra cosa puedo pedir en este mundo que me contagia de su paranoia. Que otra cosa se puede pedir ante el estrés gratuito.
Empezar el mes parece de lo más comodo, por lo general nos llenamos la cabeza de ideas, de cosas por hacer, para mí esa parte ya no importa, empiezo el mes como terminar otro, la vida no se detiene porque hoy sea día primero o día último, a la vida le gusta continuar, no se desborda por los llantos o se nos va de la mano porque algunas cosas no suceden, no se cambia de piel conforme pasan los diversos eventos o llegan las diferentes temporadas, tampoco se puede decir que al llegar una fecha determinada uno tiene más opciones, la vida es más que opciones, pienso que es una oportunidad, la única oportunidad para seguir vivo, es en realidad lo que tenemos, pero esa idea tampoco me llena de temor. Las cosas tienen otro tinte cuando todo me molesta, me duele la cabeza, cuando eso pasa exploto, no es alguna genialidad, simplemente exploto y no se que hacer o como hacerle, no se de donde diablos me vienen esos dolores, pero en esos segundos empiezo a descubrir mi realidad, lo tremendamente solo que estoy, los errores cometidos, en si nada de ello tiene solución, ni siquiera la soledad, entonces me pregunto de que soy capaz, a que me atrevo a renunciar, las cosas materiales como sea se puede renunciar cuando nada se tiene, pero otras cosas, la vida misma se puede dejar de lado ante estas situaciones, tampoco es una alarma o un deseo por no seguir vivo, son este caso parte de las respuestas a tantas situaciones, a qué se esta dispuesto, acaso seré capaz de dejar la vida si ello me ofrece un mundo en compañía, tremendamente acompañado, un mundo donde ya no me duela esta maldita cabeza. Quizá todo lo que tengo es hambre.
Empiezo el mes, como termino otro, todos los días son necesarios e importantes, no importa nada más. Ahora mismo pienso que gasto mucho de ese pequeño tiempo que me queda libre en banalidades, pero sino uso mi tiempo, puedo pasarme horas y horas convirtiéndome en un sujeto, exactamente en un humano, entonces no me despegare de la televisión, me dejare llevar por sentimientos extraño, por situaciones que para muchos son normales, como horarios de oficina o esa sed de trascendencia que a nadie le importa pero que según nosotros nos hace mejores. En cuanto recibimos un honorario por nuestras vidas, nada esta bien, el mundo se va complicando, entonces la suerte que nos cae encima se llama consumir, consumimos protagonismo, consumimos historias ajenas, nos sentimos únicos, cuando todo mundo pretende lo mismo, mientras tanto que hacemos por nosotros, por los pobres, y digo pobres en todos los sentidos, no solo me refiero a la situación material, me pregunto que hacemos por la vida, por los sueños, acaso realizarnos profesionalmente lo es todo, acaso crecer, reproducirse, morir, es a lo más que aspiramos. Me gusta la muerte, para tenerla en mi cama.

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