sábado, 1 de septiembre de 2007

La caída...


La caída
Llevo dos meses desde que regrese a la ciudad de todo mi caos. En la calle, la gente se manifiesta, pero también se observan los accidentes, luego algunos tipos de dan de golpes, hablar de los asaltos sale sobrando, ese es la pan de todos los días, así que cuando sales a la calle, cuando escuchas gritos, nadie hace caso, no importa si te están asaltando o si algo grave sucede, la gente no tiene tiempo ni oídos para esas cosas. Estoy trabajando donde siempre, como siempre. No dejo de soñar, a todo mundo le cuento que muy pronto regresare a lejanas tierras, mientras ellos me reclaman el porque me regrese, me dicen que por acá las cosas no van nada bien. El taller ya no tiene los mismos clientes de antes, luego todo mundo estrena autos, la cosa va mal, pero se puede vivir. Un par de policías han golpeado a un hombre, todo para robarle su reloj. Algunos se sienten dueño de las calles, no dejan que nadie trabaje en ella, acá la cosa es dura, muchos tenemos que trabajar en la calle, no alcanza para la renta de un local, acá la haces como se pueda o te mueres de hambre. El Chilaquil, uno de los que trabajan con nosotros en la calle, nos dice que no tenemos porque tener miedo, la cosa no es tan simple, con un día sin trabajar la cosa se pone difícil.
Aclaró que no soy un ciudadano modelo, que tengo cuentas pendientes con la ley, también debo decir que no estudie mecánica, fui aprendiendo de tanto hacer las cosas, el oído no me sirve para detectar fallas, me ayudo de la experiencia, ahora también me puedo ayudar de esos aparatos modernos, después de todo de lago debe servir la tecnología. Al tipo que han golpeado lo policías esta convulsionando en medio de la calle. Llamamos a la Cruz Roja, pero como dicen que tiene aliento alcohólico allí lo dejaron, tirado en media calle, gritando, pidiendo ayuda, dice que le duele la espalda, pinché suerte la de todos. Estar en las calles es duro, todos los días a la voluntad del tiempo, cuando no llueve el sol quema a todo lo que da, luego los vientos por la tarde, el frío, es un mundo extraño, pero como dije antes sino trabajas no comes, eso sin contar que ya nada es como antes. Adriana me dice que no puede estar tan mal, que lo que pasa es que me gusta quejarme, a ella por ejemplo le va muy bien de mesera en un bar de la colonia Héroes, que tan solo trabaja dos veces por semana.
El tipo que han golpeado los policías, nos dice que ya no llamen a nadie, que lo único que desea es que alguien le ayude para curarse el dolor de la espalda, dice que esta bien en todo lo demás, que ahora de tanto dolor lo único que siente es un extraño mareo, pero que con trago de tequila se le va a quitar. Algunos muchachos lo han levantado de la calle, lo sientan en la banqueta, le dieron un vaso de agua, yo pienso que es un grave error, pero nada puedo hacer que no sea encoger los hombros. Alguien le pregunto su nombre, lo primero que respondió es que tiene mucho frío, que viene de Morelia, tardo para decirles su nombre: Evaristo. ¿En donde vive? ¿No quiere que le lleven a su casa?, le gano la risa. “A que muchachos tan bromistas”
Evaristo hizo un gesto de dolor: No tengo casa, anoche me metí a una casa abandonada, bueno eso pensé, pero resulta que allí vive un viejo que me mando a la fregada, me quería dar de golpes, se quedo con mis cosas, deje allí mi tarjeta para cobrar la pensión, porque soy pensionado, saben. No soy de la ciudad, pero me vine a buscar Chamba, no me gusta estar sin hacer nada, peor ya nadie le da trabajo a los viejos, luego el frío en la ciudad es insoportable para mis viejos huesos.
Debe ser una vida complicada llegar a la ciudad, pretender trabajar sin antes tener un techo donde dormir, debe ser complejo la vida sin esperanzas, pero que remedio, lo cierto es que tenemos que ocuparnos para bien morir o bien vivir, es como una extraña ley que le da balance a todo lo que se hace, sino esta sería una vida de la más aburrida. Por suerte, acá siempre existe algo que hacer, aunque la verdad es dura la vida, luego el mundo de gente, acá conoces de todo, puedes salir a la calle, platicar, jugar con los paseantes, pero con todo ello, predomina ese síndrome de soledad, es complicada esta vida, mucha gente termina por suicidarse, aún no se si por su clima o por ese cielo extraordinariamente gris, llorón, algo debe ser, pero de seguro esta en el aire.
Desde que regrese a la ciudad he ido visitando a los amigos, me he dejado convencer por otras formas de vida, pero aún me da miedo andar en la calle a altas horas de la noche, pienso que puede sucederme algo, aunque me doy ánimos, me digo que si salgo todo va a estar bien, pero ya nada esta bien, cuando se vive con miedo, es necesario cuidarse de enemigos inexistentes, eso sin contar que veo enemigos donde no los hay, después de todo, cuando nuestra mente es inquieta la cosa se pone complicada. Nada puede ser mejor que antes, se tienen que hacer grandes esfuerzos para completar la jornada de trabajo, pero como dije antes, sino s Térraba no se come, que se le va hacer.
En ocasiones cierro los ojos, me dejo llevar por un mundo de recuerdos, por aquello de vivir apegado al pasado, intentando traerlo en todo momento a la actualidad, al mundo de todos los días, pero la cosa no es tan simple, a veces me espanto, pienso que empecé a delirar, que se me va a salir de control mi forma de vida, después de todo es como estar soñando, con la pequeña diferencia que estoy despierto, por cierto anoche soñé que estaba acostado en la hamaca de mamá, sentí una presencia extraña, entonces me gano el miedo, luche por despertar, estaba conciente de que estaba soñando, cuando abrí los ojos, estaba empapado en llanto, me pareció un sueño extraño, después ya no pude dormir.
II
Durante un tiempo fui una persona con una vida envidiable. Era más joven, fuerte, ahora me siento cansado, aunque no soy precisamente un viejo. Podía cargar las diversas máscaras de mi rostro con facilidad, también si lo quería me desaparecía de casa, por largas temporadas, pero ahora todo es diferente, un simple viaje de unos cuantos kilómetros me pone a pensar. Viví un bien tiempo de prestado, pero no dejaba de ser un hombre respetable, ahora me pregunto que diablos soy. Mis amigos no me negaban nada, nos reuníamos para todo, para comer, jugar o hasta para jugarle bromas a otros tontos, pero después de todos los problemas, la mayor parte se fue extraviando. No es por presumir, pero antes trabajaba hasta 16 horas seguidas, la mayor parte de ella al rayo del sol. Mi tío me enseño todo lo que se, aunque no siempre es fácil, algunas veces discutimos, incluso para él resulta pesado el trabajo, son muchos años de esta vida compleja, eso que yo apenas hace dos meses que empecé a trabajar de nuevo.
Mi padre nos dejo, era yo un chamaco. Allí fue donde empezó esta vida en la gran ciudad, desde entonces me la paso trabajando en la calle, sería una mentira que diga que para sostener a mi madre, pero también sería una mentira que dijera lo contrario, de alguna forma tenía que hacer algo, sino hace muchos años que estaría sumido en una fuerte agonía, habría empezado a morir. Hacer algo me mantiene vivo. En realidad trabajo para mantenerme vivo.
De chamaco vendía limones, también vendía albahaca, por los rumbos de la casa la gente la utilizaba para darse una buena limpia, por aquello del mal de ojo o no se cuantas brujerías, sinceramente son cosas en la que no creo, pero tenía la necesidad de hacer algo. En la ciudad aprendí un oficio, dicen que es importante saber un oficio, que así uno no se muere de hambre, estudiar era un lujo, lujo el cual me pude dar, aunque no me siento orgulloso de ello, estoy más orgulloso de estar vivo. No es fácil estar en un solo sitio, el estar anclado me resulta agresivo, pero ahora no tengo más opción.
Cuando llegue a la ciudad hace dos meses, venía muerto de miedo, es decir si uno hace cosas, tarde o temprano tiene que pagar por ellas. Pensé trabajar en lo que fuera, no importa si para eso tenía que adueñarme de la calle o si para eso tenía que olvidarme de todos mis sueños, aunque mis sueños no son la gran cosa, acá en secreto te confieso que todo lo que deseo es convertirme en escritor, aunque dicen que para eso se tiene que estudiar, pero los cursos son muy caros, así que solo me resta seguir soñando. El precio justo de todas las cosas, creo que eso jamás se va a dar. En cambio, los que no tenemos debemos vendernos a precios ridículos, así es la vida o se toma lo que se tiene a mano o viene otro, que no lo va a pensar mucho, el hambre es muy dura, con el hambre no se juega, mucho menos se sueña. Para ganarme unos pesos, debo estar todo el día, no es posible sentarse, se deben trabara tiempos extras, las cortadas o los riesgos no importan en realidad, parece no ser justo, parece que uno trabaja más que el oficinista, que se gana menos, pero bueno, cada trabajo tiene su precio, cada uno elegí que hacer, se prepara para eso pues nada se hace por casualidad.
La vida no se puede emparejar, pero es posible conseguir otras opciones, es posible evitarse ciertas horas de sol, aunque las ganancias no son las mismas. Hace unos años la vida era otra, con las manos en la cintura podía tener más cosas, podía irme a cualquier rincón del mundo, pero ahora la realidad pinta diferente.
III
El año pasado fue el de la caída. La cosa es que me paso de todo, experimente tantos placeres que parecería imposible lo que te pueda contar. La vida se puso dura. Pensé en dejarme morir, entregarme a los caprichos de esta sociedad, me quede sin auto estima, vacío, con ganas de llorar en todo momento, digamos que la depresión se apodero de mí, me dio por comer mucho, no se cuantos kilos gane, pero lo que no pude controlar fue la perdida de fuerza, pienso que en unos meses envejecí lo de 30 años más, me deje llevar, la verdad es que la depresión te arrastra, se debe ser inteligente para identificarla a tiempo, ese no fue mi caso. Mucha gente sin pedir nada tienen una vida tan agradable, pero así es como nos toco nacer, así nos toco vivir.
Acá en la ciudad la vida es más cómoda, no tienes que hacer mucho para sobrevivir.
La ciudad es un carnaval, la gente desfila por todas las calles, no se tiene una dirección determinada, se camina sin control es un caos organizado de marchas, de locos que se entregan al placer de lanzarse a las vías del metro o tirarse al paso de una automóvil para convertirse en una estadística más. Viene mucha gente de fueras del país, así que no resulta extraño que muchos de nuestros amigos estén casados con la gente más rara o lejana de estas tierras, esa diversidad nos va convirtiendo en una rara mezcla, donde muchas veces la pregunta forzada es a donde va a terminar este mundo con una cultura entrecortada. La ciudad da para todo, no se detiene nunca, es una maquinaria muy compleja.
Así que otra vez en la gran ciudad, escuchando a mis amigos lamentarse porque me he regresado, diciendo que no debo ceder ante mis chantajes emocionales, quizá tengan razón, pero yo digo que la vida no puede estar tan mal si se tiene para comer, si se puede conseguir un poco de sueños sin pagar nada, la vida no es mala, solo que nos e gana lo que es justo, pero si recordamos, nadie paga lo que es justo, así que deberíamos pensar que todo esta muy bien o acaso me estoy engañando. Fui aspirante a fracasado, no quiere decir que nunca voy a pisar ese terreno, pero pienso que mi ideología acerca de esas cosas han cambiado mucho, aunque no se me quita lo orgulloso, a veces debería quedarme callado, se que el resultado sería mucho mejor. Estas cosas no se aprenden en la escuela, uno lo que aprende en la vida es a convertirnos den luchadores, para eso no se necesitan de mascaras, se puede ser con facilidad cualquier tipo de caballero.
No tuve un padrino, pero si un pésimo padre que en cuanto tuvo la oportunidad, lo primero que se le ocurrió fue traicionar la confianza. Es difícil la vida cuando ganas responsabilidades a edad temprana, pero nunca es demasiado tarde para hacer las cosas, así que no se debe pensar que existen instantes prematuros, lo único que se puede decir es que las cosas pasan porque aún estamos vivos, eso es lo maravilloso.
En estos dos meses no me ha ido muy bien con el trabajo sobre todo porque no deja de llover, muchas veces se tiene que trabajar debajo de la lluvia, pero hasta eso no siempre, porque algunas veces esta el agua tan fría que más vale no hacer nada. Mucha gente piensa que ser mecánico es de lo más sucio, pero no todos los trabajos se hacen con la mente. La mecánica tiene cosas que pueden apasionar o llenar de inquietudes hasta el más estudiado. Muchos no saben lo que es un caballo de potencia, otros tantos parecen buenos conocedores, pero lo único que intentan es sorprendernos con tal que se les cobre un poco más barato, pero como bien dije antes nadie paga lo que es, todo mundo anda ocupado con no dejar de consumir, con llenarse de artículos de “x” marca. Al paso de todos estos años, uno empieza a perder los dientes, las cicatrices adquieren dimensiones raras, lo de calvo pues eso ya desde hace mucho tiempo, pero lo triste es que descubres que te empiezas achaparrar. Incluso caminar cuesta mucho más de cuando se era joven.
IV
Muchos de mis amigos me ven con ojos de tristeza, sobre todo los que saben a fondo mis problemas, así como los motivos de estos problemas. No es fácil intentar volar alto, pero debo decir que la caída es un acontecimiento muy doloroso. Algunos piensan que no es mi culpa, aunque el caso es que no se trata de saber quien tiene la culpa, sino salir de estas complicaciones. A veces me dan coraje los actos de mi padre, pero nada se pueda hacer ya con toda esa historia, a veces pienso que de tener la oportunidad lo haría de nuevo, sabes cuanto duele eso. Algunas veces deseo tener la oportunidad de vengarme, pero esa vida no fue hacha para mí. Quizá un día todo esto mejore, pero por ahora no tengo más opción que trabajar de sol a sol o de nublado en nublado con lluivias ligeras o fuertes, con tardes muy frías, así como con esas ganas de no querer hacer nada, pero al mismo tiempo estar aburrido de no hacer esa nada. Quizá un día todo lo que hoy me parece trágico, tengo otra dirección, otro sentido, en verdad que lo deseo.
Llegue a la ciudad hace dos meses, cuando me marche iba con la visión de los vencidos, me marche con los ojos llorosos, pensé que nunca más habría de volver, pensé en la necesidad de renunciar a todo lo que deseo, me fui sin voltear hacia tras, así que después de un tiempo me atreví, aquí estoy de nuevo, muerto de miedo, muerto de este silencio, el silencio es lo que más me preocupa. Una vez que caes, es difícil levantar el vuelo, así que tan solo conviene seguir caminando, porque volar ya es imposible. Quizá muchos no me entienden, pero la vida con sus tantas vueltas nos hace entender, se que muchos entenderán muy pronto este mensaje.

No hay comentarios: