viernes, 14 de septiembre de 2007

Inmortalidad...


Comparto al otro, al que vive en mí, al que juega por mis pasillos internos, al que va tejiendo una espiral que parece complicada, aunque nada es como nos lo pinta, entonces, esté, que algunas veces pretende escribir, no es otra cosa que un andante, sí, leíste bien, un andante, que dista mucho de ser poeta, la poesía se le ha negado, no es un como un vaso de agua, dicen que el agua no se le niega a nadie, más bien este andante es un remiendo de poeta, eso debe ser, que otra cosa se puede pretender, sino ir remendando los pocos versos que de alguna forma me llegan, que de alguna forma intento transformar en mis pensamientos, pero tampoco eso es la gran cosa. Poetas, acaso es el invento más genial de la humanidad, es decir construir puentes o aviones o bases espaciales tarde o temprano se tenían que hacer, pero poetas es algo que se antoja más que complejo, no es como sacarle una costilla al hombre para hacer la creación más perfecta y divina, porque con esa creación se genera la vida, nuestra única y verdadera inmortalidad. Hacer poesía, con dificultad nos hará inmortales, luego, no todos los versos son poesía, incluso algunos versos son catastróficos, algunos ni versos son, pero el hombre se llama poeta, pretendiendo escribir lo que nunca debió intentar, hacer poetas no es como sacar una costilla para después ir pariendo versos; el poeta parece estar completo, pero entonces de donde viene esa poesía, quizá venga de la luna, y los poetas de Venus. Por eso comparto al otro, al tipo que desea la inmortalidad, no al que se conforma con un segundo de gloria y ese sentimiento efímero de existir por siempre, porque ese siempre no existe sino en su metáfora diaria, yo deseo esa inmortalidad, quizá para ello, el único camino, no es por cierto una espiral, sino el seguir adelante. Adelante es el mundo de las responsabilidades, es como sacar una y otra costilla, para asegurar que por lo menos durante algunos años seguiré con mi disfrutable inmortalidad, aunque nada es garantía. Ahora creo que no soy claro, pero diré que en estos días me gana un sentimiento de paternidad extraordinario, quizá la que no espera nada porque anda buscando, me encuentre. Ahora que tener hijos debe ser duro, difícil, pero bueno no me tocan tantas cosas, así que no puedo saberlo. Quizá mi retoño, sea el poeta.

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