lunes, 3 de septiembre de 2007

El hombre solo

Sigo siendo el mismo, poco importan todos los silencios de estes mundo, poco importa que un día, cuente que he descubierto el amor o que le digo a todos que estoy feliz, las masacaras caen por si solas, el anadar se complica conforme se ganan años, la soledad de este hombre es la única que siempre le resulta fiel, el andar en todo este mundo, no es otra cosa que la factura propia del amor...

El hombre solo
Los hombres solos, se esconden,
salen de noche, no tienen ropas
y se calzan de sueños, y se callan,
y no gritan que existen; el amor
es su principal silencio, tiemblan por amor,
y su ser se vuelve insoportable.
Los hombre solos, buscan y se buscan
pero no encuentran, abandonan sus sueños y
el cuerpo extendido de una mujer;
se olvidan pronto y cambian sus pasiones,
se desnudan con la misma facilidad
con las que el viento los refresca,
y piensan que siempre estarán solos,
no dejan de buscar, y creen que no encuentran,
y se buscan en esa soledad diaria, en estos
paramos de tristeza, de llanto, de búsqueda.
El hombre solo, vive su paranoia, esta sumido
en una locura conciente, y todo porque
anda solo, más solo que nadie y con nadie,
se sabe solo, se descubre en soledad perpetua,
se entrega en uno u otro cuerpo, a cada rato, cree estar
llorando amor, intenta salvarlo, se dice mil veces
que en verdad le aman, que ama y se entrega
con la misma facilidad con que respira. Sufre
por el amor y no deja de vivir al día y no
sabe como vivir de manera diferente, huye
de sí, le espanta la compañía, no le tiene
miedo al compromiso, se espanta de que alguien
le robe su soledad, no sabe, no quiere ser diferente,
siempre esta huyendo, esta viajando
por sitios desconocidos, sumido en ese ir y venir
de cuerpos, donde lo esperan otros,
otros que también están solos.
No espera nada, no gusta de casualidades,
y no busca deseando encontrar, pues sabe
que no encontrara nada.
El amor es el perpetuo movimiento, lo invita,
lo ubica, le enseña andar, siempre esta en el siguiente
paso, uno y luego otro,
amores que sin complejos se dan.
A los hombres solos, nada les llena,
no piensan en sus soledades, quizá sea bueno
pues hagan lo que hagan, siempre estarán solos.
Los hombres solos se reconocen con facilidad,
tienen una lengua prolifera de palabras,
se les hinchan las manos, se les cae el cabello,
se ahorcan en su soledad, los hombres solos
fingen una sonrisa, te hablan de una vida,
los notas alegres, pero te van asfixiando
día con día, es como si estuvieran deseando verte
en su soledad; luego te abandonan en caminos
que nadie entiende, los hombres solos tienen
una nariz curiosa, nariz con las que huelen su soledad,
y aspiran amores que constantemente cambian.
Los hombres solos no tienen humor para dormir,
les gusta ser intensos todas las noches,
se pierden si duermen; inclusos muertos,
prefieren que les quemen, pues no desean
atraer moscas y que su cuerpo se descomponga,
no duermen porque tienen miedo, y desean
que sus restos sean polvo en el viento, y
viajar por todo el universo, buscando sin encontrar,
y no encuentran porque nada existe,
porque no se puede encontrar lo imposible.
Les espanta todo, le temen al cielo, a la noche,
a la oscuridad, creen que si abandonan su esencia,
la vida se les fugara, nunca salen acompañados,
nunca salen de noche, se refugian en sus cuartos,
temen que alguien llegue y les robe la soledad.
Los hombres solos están locos, solo ellos y locos,
bendicen su locura, maldicen su soledad,
no saben lo que quieren, se arrancan las ropas,
salen desnudos a las calles, para que sus cuerpos
se confundan con el aire, y sus sombras
ya no existan más, el hombre solo esta loco,
se extraña, se mima, se desnuda y se va a buscar.
Nunca cierran sus ojos, pues de ellos
brotan sus espantos, le temen a la noche
se hunden en los gritos desesperados,
les espanta que las moscas les siembren gusanos.
Cuando salen de sus cuartos, están hambrientos,
se alimentan de cuerpos desnudos, tiemblan,
y cazan orgasmos al vuelo, le temen a todo,
creen no saber nada y se burlan de los otros,
esos que todo lo saben con claridad,
no entienden a los inertes, a los hombres vestidos,
el hombre solo, dejo de creer en el amor,
le gustan los orgasmos, lo olores, y lo único
que ama, es esa soledad de cuerpo desnudo.
Los hombres solos se entretienen donde nadie lo hace,
juegan a que siempre permanecen, se atreven a tatuar sus tiempos, a poner marcas invisibles, marcas
que denoten su territorio y luego huyen,
buscan aguas cristalinas, aguas para lavar sus derrotas,
se entregan en momentos inexistentes, les roba
un suspiro el sentirse atados, pero nunca se atan,
juegan a que sus cuerpos están desnudos, y que
de este se desprenden versos que forman poemas,
y luego nada, y luego ese silencio perpetuo.
No tienen nada, vagan solos, con sus cuerpos desnudos,
y una lágrima atrapada en su garganta,
le tienen miedo a todo, a la vida, a la muerte,
a esos ruidos constantes que les despierta,
que les exige, que los atrapa, los hombres solos,
nunca se conforman, no se resignan, buscan y de
antemano saben que no encontraran nada.
Nunca duermen y escuchan los ruidos de la madrugada,
pudieran ser los gallos que cantan, el sol tierno que aún no calienta, la luna que se despide,
el trabajador que madruga para empezar la jornada.
Pudieran tener el aroma de la carne excitada,
el olor de la tierra húmeda, el calor de esa
mujer que con pudor su sexo tapa, y corren
por ellos esos efluvios y sus labios saben
a una vida recién estrenada.
El destino del hombre solo es vagar desnudo,
desnudo y lleno de soledad.
Los hombres solos se van en todo momento
de sus manos caen sus lamentos,
formando un arroyo de aguas bravas,
y le cantan a esos sueños ausentes,
a esos cuerpos complacidos, y lloran
por una vida que no les pertenece,
y lloran por esa vida que los deja en soledad.

No hay comentarios: