Laberintos, espirales, historias; al final uno mismo. Loco, poeta, soñador, precoz. Luego un acto de precocidad sin medir consecuencias, no observas si las historias se repiten, si los cuentos son las que otras veces hemos contado, eso porque cada día es una oportunidad diferente para dejarnos sorprender, para no dejarnos al abandono. Loco de forma irremediable, poeta en duda, tonto sin fin, en una palabra yo, todo yo. Estoy en un espacio que parece el mismo de siempre, pero los sonidos son otros, se perciben otras sensaciones, como si de alguna forma a estas horas las incertidumbres no existieran más, una más que otra, luego otras más que no es menos que las anteriores, ya no existen, como tampoco existen esos gritos o ese ir gritando por un poco de ayuda, todo eso ya no existe pero tampoco dejar de estar, es un estado que con dificultad se comprende o se explica, solo se que es como si ya nada tuviera importancia para esa soledad, es ahora una soledad huérfana, soledad de otros. Laberinto, espirales, historias, lo único cierto de todo esto, es que somos más que más, una caja de sorpresas donde nada es seguro, incluso la muerte que se dice segura corre el peligro de enamorarse, de convertirnos en seres inmortales, y que todo cambie.
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