martes, 9 de octubre de 2007

La chingada....


Es muy fácil, al menos parece que todo es así, lo complejo viene cuando así lo queremos, cuando las cosas que parecen no tener sentido se hacen presentes, cuando otras cosas, esas pequeñas cosas que parecen no existir nos gritan, pero todo ello es asombroso, es entonces que descubrimos que todo es fácil, incluso el vivir. Pero cuando un día es complicado parece que todo lo que hacemos se lo ha llevado la chingada. ¿La chingada? ¿Qué es eso? A una mirada agónica, agregue el fisgoneo, a unas llaves olvidadas agréguele el pretexto, la ocasión, la oportunidad, a un paciente lesionado, agréguele, bueno eso de agregar no es otra cosa que las pequeñas cosas que en el pasado dejamos pasar, los pequeños detalles, tal vez un desayuno carecía de importancia, una ida al cine, unos besos, unos tiempos, ahora otros tiempos, otros besos que son menos complicados, no por eso simples, una historia, un encuentro, otro mundo. Pero es fácil que un buen día, todo se vaya por el camino de la chingada, de nuevo esa palabra, lo curioso es que tiene mil formas e incluso caminos, uno se puede ir directito a la chingada, que curioso. Del egoísmo mejor ni hablar, es decir, con eso suceden tantas cosas, como una puerta que se cierra involuntariamente, no porque se quiera cerrar, sino para buscar un cerrajero, quizá un cerrajero de emociones, aunque es una rara profesión pero de seguro existen algunos en este mundo, lo mismo debe pasar con el alfarero, pues hoy en día los empleos de moda son los guardias de seguridad, esos los usan en bancos, en hoteles importantes e incluso en los centros comerciales, algunos los contratan como un sistema de seguridad. Es el trabajo de moda, lo mismo que sucede con esa gente que se aprovecha de los gorditos y les vende tantas cosas, que según para estar a la línea, para no perder el glamour dice mi hermana. Después de todo lo que importa es no dejarse vencer por todas estas cosas. Pero te hablaba del egoísmo, ese que cuando llega, nos hace creer que somos culpables de todo, nos hace complicada la vida, pero quizá nada de eso que nos dice sea tan cierto, después de todo, la rutina puede más que mil sentimientos, puede más que un amor dolido, aunque al orgullo creo que nadie le gana. Que pretexto más inútil vamos usando. A esos días complejos que nos llevan por caminos que te llevan derechito, bueno con algunas desviaciones, se le pueden sumar, llamadas por telefono por más de treinta veces al día, claro reclamando que no estas y que no contestas, como es posible reclamar cuando nadie contesta, pero bueno, dicen que pasa, quizá no sea otra cosa que un extraño monologo, se imaginan a un sujeto soltando una serie de insultos para sus adentros, igual y tiene el alma contaminada. A todo esto, es muy fácil agregar las rutinas de un día, es decir una quemada en las manos, claro pequeñas quemadas, de esas que se olvidan, un par de golpes en la cabeza, pero ambas del lado izquierdo, así como un motor que se ha negado a salir, el caso es que tiene que salir porque al dueño se le ocurrió calentarlo hasta fundir metales, hasta dejarlo como quien dice un poco menos que inservible, pero ese no es el caso, la situación es que basta un pequeño detalle para que el día se lo cargue la chingada, miren sino es curioso, la chingada tiene dotes de cargador, quizá sea muy fuerte. Debo decir que todo esto es tan solo el peligro tan latente que corremos en un día, no es mi caso, son algunas situaciones posibles, son por así decir, la gama de posibilidades.

Algunas cosas se pueden remediar con facilidad, es decir, al llegar a casa te pueden recibir con unos tiernos besos o igual seas tú a quien le toque recibir, recordemos que hoy en día las parejas trabajan. Con helado de chocolate la cosa va mucho mejor, por supuesto que muchas veces se tienen que evitar esas pequeñas vocecitas que suenan a lo lejos y durante todo el día, ese canto al dolor, al desamor, que continuamente te recuerdan las cosas tristes, aunque sigue sin ser mi caso. Los deseos por fumar o por comer el cereal, los deseos por escribir por lo menos un relato breve, los deseos por parecer un caballero o el deseo por no tener que usar el encendedor rosa, ese encendedor que nadie quiere por obvias razones, algunos dicen que hasta el encendedor es un tanto puto como su dueño, que importa el color, lo que importa es esta sociedad de consumo que no deja de ser machista. Hablando de los putos, a uno de mis amigos le han puesto tras las rejas, según el puto ministerio público se trata de un tipo miembro de una peligrosa banda de asaltantes, quizá para mañana a mi padre lo acusen de no se que cosas, a mi mejor amigo le digan que es “palpador” de mujeres en el metro (mano largo debería decir), a otro de ellos según me entere pretenden acusarlo de tentativa de robo, quizá a otro deberían acusarlo de tentativa de inteligente y una más de tentativa de poeta, pero no creo que tenga prisión o mutas para todos o quizá si, que no se mucho de leyes. Las llamadas por telefono no cesan, alguien que dice que desea despedirse ante la pronta partida, pero sino se parte no se reparte, así que para que despedirse, que importa, sea lo que sea no contesto, no tengo contestador y las instrucciones están en inglés. Siguen las llamadas para preguntar no se que cosas u ofrecerte no se cuantos servicios, seguros, tarjetas, según esto un mundo mejor. La chingada también es parte del consumismo, del auto consumo, de las llamadas por telefono y de los amigos en problemas, también es parte de la chingada, la chingada misma. Que no nos cargue…

No hay comentarios: