miércoles, 17 de octubre de 2007

Aprendiz....


Sigo siendo un vago, un aprendiz de las cosas diarias, esas cosas que parecen estar condenadas a un destino, impuestas a un solo espacio, a un punto que nadie quiere ver, al punto de todos los puntos, a esa esquina especial. Como dejar de ser aprendiz, como dejar de lado todo esto que se trae dentro, es imposible, es simple, el día a día nos da la oportunidad para aprender. No se puede dejar nada en el olvido. Amo la vida, las cosas de la vida, el amor en la vida, es cierto que mis ramas no retoñan con facilidad, que los sonidos existentes tienen otras voces, que las voces de mis recuerdos son confusas, también es cierto que no he dado frutos en esta larga sequía, pero el amar, el amante, el amor amado, la vida misma no se niega por que las flores no son polinizadas con la facilidad que sucede en la naturaleza, flores de la vida, sonidos, puedo decir con toda libertad que amo lo que soy, lo que intento, la vida misma, aunque los retoños se tarden en llegar, la suerte de estar vivo es única, no la puedo cambiar por nada, ni siquiera por unos cuantos años de libertad condicionada, o de pesos extras en los bolsillos, yo prefiero esto por siempre. Luego cuando hablamos de los triunfos, para todo existe un triunfo, como también su contra parte. El amor se manifiesta como un triunfo, el poeta habla de sus derrotas amorosas, el poeta expresa su regocijo cuando cree que ha triunfado, el amor visto así tiene su espacio donde se declara vencedor, cuando es vencido parece carecer de voz, pero se transforma en versos, en cantares, en una serie de sentimientos que se van narrando a través de esas voces que un cuenta cuentos nos hace llegar, contar entonces, se cuentan los amores que fracasan, pocos amores que triunfan nos llegan hasta los oídos como parte de letras atrapadas, pero también existen esas voces, todo porque en ello ponemos una etiqueta, lo mismo es con la muerte, ese espacio recurrente, ese escenario donde nos gusta actuar para retarla, para demostrar que podemos ser inmortales, aunque para ello tenemos que perder la batalla y morir. Allí existe el triunfo. Cada uno tiene su triunfo. Nosotros que tenemos, es decir el amor es parte de nuestro andar, como también lo es la muerte, pero donde radica nuestro triunfo si todo lo que poseemos tiene un propietario, un titulo que nos hace ajenos de todo. El tiempo nos marca, la luna se va perdiendo dentro de sus periodos, la vida concibe vida, otros más que nacen de lo que somos, pero le damos el nombre del amor, le damos el nombre de la muerte cuando se van, estamos condenados a no tener nada, a no ser nada a no reconocer nuestros triunfos porque estos no existen, porque son parte de otros intentos. Qué somos entonces. Silencios, o sonidos constantes del fracaso, la poesía que se fragua bajo la mirada directa de la derrota, prosa que nos indica el campo donde la muerte se enamora, ajenos del tiempo, habitantes del no tiempo, soledad en medio de tanto murmullo, silencio. Aunque el silencio no existe, porque el mismo silencio esta lleno de sonidos, de ecos del silencio, y porque nada es absoluto, entonces donde están nuestros triunfos…

Lo único que nos queda es seguir siendo aprendiz de todo lo que sea posible aprender, vago de las letras, un personaje que le coquetea a su mano izquierda para que este le haga un guiño a las historias y cuanto de esas historias están inmersas en la soledad, en la pasión desbordada, en los fracasos diarios, no existen escuelas para los sentimientos, como tampoco existen muchos tipos de escuelas que nos harían mucho bien, no existe una escuela para la inteligencia emocional, pero lo importante que resulta saber de todo ello. Heredamos no por genéticas, ni por rasgos genéticos, ni por los pares de cromosomas que definen nuestra sexualidad, heredamos de lo que tenemos en casa, de lo que vemos a diario, es así como nos vamos transformando, solo que tenemos la opción de cambiar todo lo que no nos guste, podemos dejar que las historias ya vividas se repitan para luego decirnos o justificarnos con la existencias de términos que lo explican todo: deja vu. Pero también podemos cambiar el argumento de todo lo que se nos ha impuesto en la representación diaria de nuestra vida. La realidad, la única realidad que puedo entender es que nada de lo que hacemos viene determinado por un destino, podemos llamar a ese llamado destino, como un reflejo de nuestra información genética o como algo divino, nada esta hecho según lo veo, la tarea consiste en ser capaces de transformarlo todo, me resulta imposible resignarme y creer que todo esto ya fue representado antes, aunque muchos me insisten en ello.

Así que parece que estamos condenados al triunfo del amor o de la muerte, pero no a los triunfos de nuestra vida, como si ello fuera un espacio exclusivo. Me asaltan tantas ideas, tantas voces que se van manifestando en el día a día, las platicas que no tienen otro sentido que el de ir construyendo, también me hacen reflexionar, aunque muchas veces pienso que estoy perdiendo el tiempo y que debería dedicarme a vivir, pero nadie tiene un parámetro que te permita decir que vives o no, esa diversidad en nuestros comportamientos me hace sentir que todo es posible de hacer. Y la vida misma no es parte de lo que llamamos muerte o lo que llamamos amor, a veces todo es más complejo de lo que debería, si es que se tuviera un estándar entre lo que debe ser y no ser. Inteligencia emocional, como aprender acerca de ello.

Si la vida estuviera condicionada por los efectos genéticos o por esa suerte mal llamada así sea dicho de paso, destino, que sentido tendría todo lo que hacemos si después de muchos intentos, de mucho andar las cosas ya tienen ese ruta para ser recorridos, un recorrido más o menos intenso, podríamos pensar que es parte de nuestro comportamiento, pero cuando nos equivocamos corremos a echarle la culpa a nuestros demonios genéticos, quien diga que no es cómodo será porque no se ve aún en medio de los huracanes de los malos ratos. Malos ratos, mundo de instintos y en el rostro lleva cada uno la historia de su vida, que tan criminal o no puede ser, pero en casa lo que nos heredaron no tiene valor acaso, será quizá que esas historias que se transmiten de generación en generación no son otra cosa de la pobre madurez alcanzada y que sin embargo nos hacen creer que todo esta contenido en un mapa genético. No se en realidad todo esto, pero creo que en un hogar violento, con padres drogadictos o alcohólicos lo único que se puede heredar son problemas para la vida, se pueden tener hijos asesinos, hijos ladrones, violadores, pero algunos especialistas dicen que por al forma de los ojos, el mentón y otras rasgos se puede saber quien es un posible asesino en serie y esas cosas, habría que echar un vistazo a lo que se les regala en casa, quizá sea como las tradiciones y las costumbres, pero para defendernos de nuestros errores nos inventamos tantas cosas. En esos hogares violentos también surgen escritores, futbolistas, actores, médicos, presidentes de naciones e incluso nace la historia de la humanidad. Mapas genéticos, derrotas de la vida mientras el amor o la muerte ganan. Lo único que se con certidumbre es que a diario voy aprendiendo algo nuevo, que tengo mucho amor por la vida y que no dejo de estar enamorado, acaso se puede pedir más para esta vida, para este andar, para esta locura, quizá se pueda pedir que nos despojemos de este mundo violento, no se tantas cosas pero supongo que nadie atiende las demandas de un destino, que la vida se va dando, que cada día es un oportunidad para vivir, para triunfar….

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