viernes, 30 de noviembre de 2007

La lluvia de estos días...


La lluvia de estos días.

En estos días que llueve mucho,
pareciera que alguien esta lavando sus penas
dan ganas de salir de juerga, pero el viento
que se suelta después de la lluvia es tan frío
que lo único que se me ocurre es esconderme
tras la complicidad de unas sabanas
que no se atreven a mirar la lluvia,
pienso en escribir alguna carta,
no se aún si una carta de amor,
pero una carta a una mujer que viva
lejos de esta ciudad, para hablarle del frío,
de lo mucho que llueve,
del vacío en mis brazos cuando salgo
por las calles a dar un paseo,
que no observo a la gente
en las calles porque sus rostros
me recuerdan al de ella.

Tengo ganas de decirle a mis vecinas que ya no hagan ruido
en las madrugadas, que dejen de cocinar sus galletas
que dejen los rezos para más tarde
que si acaso no han notado
que en estos días se ha desatado el frío.

No es lo mismo decir amor a sentir amor.

La palabra es una cosa, el sentimiento es algo diferente
la lluvia cae sin tener pretexto para detenerse, parece
que alguien estuviera muy sucio, tan sucio
que al estarse lavando, arrojara grandes cantidades
de agua, mis vecinas no dejan de cantar
de hacer ruidos todas las madrugadas,
más tarde salen a las calles a repartir esperanzas,
aunque más creo que salen a buscar
esperanzas para sus sueños refugiados.

No es lo mismo el agua que no deja de caer
que el agua caída en otras ocasiones.

Llueve mucho, no deja de llover, tengo ganas
de escribir una carta, de las que se escriben
a tinta y papel, no de las que se pretenden
hacer mediante un teclado repelente a la lluvia,
llueve como nunca, quizá sea tanta la mugre del mundo,
quiero escribirle a la mujer que dormirá conmigo,
la que no me dirá palabras de amor, porque las palabras
son una cosa y otra cosa es el amor, la mujer
que entrara por la ventana, porque por la puerta
cualquiera entra, porque al entrar por la ventana
será libre, porque me hará el amor si inventarse nada.
Decir amor es complicado, no encuentro la palabra.

Tengo palabras que se pierden,
otras que son tormentas;
mientras, mis vecinas se encargan de sus rezos,
se pierden entre sus vestimentas extrañas,
te desean buenas cosas
para que tu alma corra al encuentro
de lo Divino, mientras
yo deseo que mi alma se encuentre con ella,
ella la mujer que amo no con el sentido
de una palabra, porque bien he dicho,
la palabra es una cosa, amar es otra.

Hoy llueve mucho, tanto como para lavar
todas las penas del alma.

Decir amor, es hablar de ella. no tengo palabras,
deseo sentirla, saber que existe, deseo escribir
que esta noche estaré en sus brazos, ambos
consagrados al amor, mientras que la lluvia siga.

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