martes, 27 de noviembre de 2007

Irrealidad...


Intente leer un libro, después me transforme en las cosas que nunca fui, más tarde el silencio se apodero de todos mis deseos, los días fueron pasando, me convertí en cosa, me convertí en objeto, pero nunca me convertí en sapo, hubiera estado muy bien convertirme en sapo, pero el caso es que para que convertirse en sapo si ya no existen princesas románticas que sean capaces de besar sapos que se convierten en sus amados, ya no existen tantas cosas mágicas. Mi lápiz comenzó a moverse de manera inquieta, pero no logre sacar en claro ningún esbozo, después de un largo tiempo, pensé que lo mejor era romper con todas las cosas que estaba diciendo, pero hasta entonces fue descubrí que esta inmerso en el absoluto silencio. Así son las cosas diarias de la vida.

En la ciudad a veces se siente el frío, por la madrugadas la neblina se instala, aunque últimamente duermo a pierna suelta, me gusta el té de manzanilla, las almendras, me gustaba no dormir, me gustaba la soledad, no cerrar las puertas, me gustan las cosas que a otros parecían no gustarles, también llegué a pensar que era el último de los locos que pudieran existir, hasta que un día descubrí que alguien los había agrupado en una especie de congregación que se reunían todos los jueves por las noches, los miércoles no, porque los miércoles el cine estaba al dos por uno, no se puede uno perder esos descuentos.

Parece que los dolores de cabeza van cediendo, no se si eso sea buena señal, pudiera ser que sea el principio de la demencia, lo que no me gusta es divorciarme de las cosas que he aprendido amar, mis dolores son una de esas cosas, seguro que mi médico me recomienda que acuda a esas reuniones de los neuróticos anónimos, que importa todo ello, en el fondo las cosas importantes son las que uno nombra como tal, es más casi todas las cosas tienen un nombre porque así hemos decido que son mejores, pero sino tienen nombre, la verdad es que no pasa nada. Por un segundo he llegado a creer que la vida es algo diferente a todo lo que nos cuentan, por otro segundo debo decir que pocas veces pongo atención a lo que me cuentan, entonces como creer esas cosas de la vida, pienso que lo que me sucede es algo muy normal, solo que no platico con los demás es por eso que no se que le sucede a los demás, quizá todo lo que diga no sea otra cosa que las locuras de mis silencios. Quizá no sea nada.

Será que los encuentros son casuales, o será que de después de todo son una cita con toda la intención posible.

Hace un rato que no dejo de pensar en las posibles cosas que podría hacer esta tarde, tengo ganas de ir un rato a la calle, de caminar como nunca, de dejarme llevar por los rumbos tantas veces caminados. Estoy tremendamente solo, no se puede estar más solo en una ciudad con tantos millones, pero así me sucede, si le hablas a algún amigo, te dice que esta muy ocupado con sus cursos del inglés, que después tiene que regresar a su casa y después todas sus rutinas de siempre, si le hablas a alguna amiga las cosas a veces se complican porque sin decir nada suelen saltar terceras intenciones, no deseo terceras intenciones, ni segundas, si deseo salir a caminar, eso es todo lo que deseo o salir al cine, o nada, a veces me confundo y me lleno de una soledad que no me cabe en tanto vacío. Si alguien me pregunta lo que deseo hacer para mi vida, las cosas, los proyectos, resulta un tanto complejo hablar de ello, porque muchas veces surgen mil dudas de lo que uno dice, pero sin duda es lo que uno quiere, de allí a que uno lo haga, existe un mundo que no solo es distante, sino que requiere grandes esfuerzos, se tiene que trabajar, a veces digo que no me gusta el trabajo, quizá en eso soy un mentiroso, no se si en verdad no me gusta el trabajo o no me gusta lo que hago.

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