lunes, 12 de noviembre de 2007

al interior...

Mi madre curso el analfabetismo durante todo el trayecto de su vida, no sabe de letras, pero es capaz de dominar sus emociones. Mi padre legal tiene maestría en maltrato, en educación apenas un par de años, ni siquiera puedo decir que sabe leer, es decir, puede armar palabras y saber lo que todo mundo puede entender de las letras, pero no su significado real, aunque ello es algo que supongo acerca de sus capacidades. Al padre biológico me fue negada la suerte de conocerle, es desde allí donde parte esta lucha diaria por entender lo que no se puede entender, por comprender lo que nadie comprende, esta lucha que de alguna forma he creído que me puede llevar a descubrir lo que en realidad soy, quién soy, todas esas cosas que a muchos nos aquejan. Una lucha por establecer una identidad negada desde el inicio mismo de este viaje. Pude heredar tantas cosas con la suerte o el sitio donde me toca vivir, por un lado el desanimo ante los sueños, es decir pude abandonarme con tal naturalidad que nadie se hubiera dado cuenta, ni siquiera uno mismo, pude pretender ser parte de una suma estadística(creo que se le llama promedio), donde la tarea principal tiene que ver con ser padre de uno o dos o los hijos que se puedan, dar lo mejor de uno, ya saben comida, alguna casa rentada, escuela, no se que otras cosas.
Hace muchos años me enamore perdidamente, estaba según yo, dispuesto abandonar todo por ese amor, pero, ¿qué era todo?, no tenía absolutamente nada(al igual que ahora), en ese tiempo estaba por terminar de estudiar la preparatoria, había dejado el único trabajo formal que he tenido, si es que a eso se le puede llamar trabajo, mi carrera militar no tenía sentido porque las cosas de allí no me gustaban como parecían ser, al menos no podría vestirme de niño héroe y no se cuantas cosas raras, no tenía sentido, seguir en esos pasos. Lo bueno de ese trabajo es que te pagan por no saber hacer nada, por no hacer nada en realidad. En muchos casos las fuerzas armadas son la tablita de salvación, existen los que ingresan a ese trabajo una vez que sienten la necesidad de vivir en pareja, de alguna forma se tienen que solventar los gastos, trabajar al fin y al cabo. Recurso de pobres, la milicia en este país es recurso de los pobres, salida a una oportunidad posible de vida, no a una vida con posibilidades. Así que mi idea de abandonar no se que cosas de la vida por amor, pues no fue otra cosa que un engaño más para mis locas ocurrencias. Por suerte nunca he abandonado los sueños, aunque con sueños nadie come, nadie compra un kilo de sueños, mucho menos los cambian por artículos de primera necesidad, parte de esos sueños venían de la mano con la ilusión, ser, hacer, deshacer, por allí las cosas eran menos complicadas, pero no se trataba de hacer menos o más complicados los pasos, aunque dichos pasos siguen pareciendo que no van a ningún lado. Lo cierto es que de haberse concretado ese abandono del que hablo, de haberme concentrado en la existencia de tal amor que no se claramente si existió o fue como muchas cosas mías, un invento más; hoy en día tendría un par de hijos, eso lo digo con cierta seguridad porque ella decidió desde un principio los hijos que deseaba tener, fuera quien fuera su pareja. Estaría condenado a trabajar como loco, quizá seguiría siendo miembro activo de las fuerzas armadas y estaría seguramente trabajando en algún plan de emergencia nacional. En aquellos años, surgió en el país un grupo subversivo, ideas de una revolución sustentada en la existencia de un ejercito, ideas militares que taren consigo la violencia, según porque es la única forma de hacerse oír, según porque es la única forma de alzar la voz sin ser callados en la inmediatez un tanto conocida de nuestro sistema de seguridad nacional, dicho grupo tendría un nombre especial y alcances en muchos de nuestros pensamientos, incluso cambio muchas cosas de mi vida. EZLN. Su existencia provoco que muchos sueños encontraran a corta edad el éxodo de su existencia. Quizá la sociedad ya nos ha juzgado, y lo único que vamos haciendo es darle seguimiento a la condena, como si existiera un destino prefijado, o quizá deba decir una condena por cumplir, una condena que no dice otra cosa que la realidad que nos toca vivir porque así nos toco nacer, es lo que algunos dicen, yo me niego a aceptarlo. No he perdido nada, no he tenido la necesidad de abandonarlo todo. Con el tiempo he ganado, tengo una profesión que una vez que alcanzada decidió que lo mejor era irse de parranda, no se aún si llamarle como más me gusta en esa loca idea de estar auto jubilado o quizá debería decir otras tantas cosas, pero todo lo que pueda decir no es otra cosa que la realidad de tantas gentes en este país, es decir no estoy hablando de una novedad, sino de una realidad, quizá por esa apatía las cosas están como están, eso sin contar con nuestros malos gobernantes. Profesión a cambio de no ser padre de dos hijos, no esta nada mal. Luego con ello ha venido el mundo de las letras, entonces abortar el plan militar también dejo sus recompensas. El no vivir con el amor de mi vida descubierto cuando apenas tenía 17 años, seguramente me llevara a conocer el verdadero amor, aunque dicho así parece indicar que existen amores falsos, el ir conociendo tantas gentes es parte de esa ganancia de hacer y no hacer. Mis ideas van llenas de sueños, de esperanzas, de un mundo que idealizo, donde en ocasiones me da por creer que descubrí un rumbo, seguramente ese rumbo no existe aún, porque los rumbos se van creando en el día a día, en las pequeñas cosas que se hacen o se dejan de hacer, no existe nada definido por eso ciertas preguntas nunca tendrán respuestas.
He podido viajar por mil lugares nunca imaginados, cuando se dicen las cosas así suenan a fácil, nada es fácil, es más he llegado creer que todo es duro, que nada viene por casualidad o suerte. No soy dueño de riquezas, ni de negocios, mi vida es simple, muy común a la de muchos. Durante años herede una familia, una responsabilidad, una esposa que tenía al mismo tiempo el papel de ser madre y dos hijas, que también jugaban el rol de ser hermanas, cuando tienes ese tipo de responsabilidades, tienes que hacer lo mismo que hacen los padres para que sus hijos lo tengan supuestamente todo y ese todo deja siempre espacios vacíos, pero al menos cada una tiene lo que se ha podido dar, cada una de las hijas-hermanas cuenta con un titulo universitario, no esta tan mal después de todo. Acerca de la lucha con sus traumas, quizá allí debo anotarme un fracaso. Nunca he tenido dinero de sobra y muchas veces he tenido la falta de dinero, tantas veces que ya no recuerdo el número. Después de la Armada, el único trabajo que he tenido es en el taller de mi tío, no se cuantos años llevo con él, pero puedo decir que son los últimos de mi vida. Me la paso ahorrando si deseo hacer algo. Para salir de viaje son meses de ahorro, teniendo ganancias extras, dolores reumáticos en las manos, molestias en la espalda, que según el juicio de un médico se clasifica a dicho mal como una lumbalgia mecánica, quien sabe que diablos sea eso, pero me duele. Artritis, y no se cuantas más, eso sin nombrar otros males como la soledad. Trabajar para viajar o para comprar libros, jamás he tenido dinero o un padre real.

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