jueves, 29 de noviembre de 2007

De la gran ciudad...


De la gran ciudad…
Me sorprenden los vientos
que estrujan los sueños de colores,
los labios sin formas,
las ganas sin ganas
de andar en los brazos
de alguien que no conozco,
algo entre mi poesía
que no la deja existir,
que quizá nunca pueda saber lo que es,
que las palabras de las que hablan
sean un regalo sin sentido,
que las sorpresas sean plantadas
para que cada vez,
al pasar por donde fueran plantadas
nos atrape el asombro,
algo entre mis manos
que no se aún lo que es,
un niña que es del todo ajena,
mis brazos que desean abrazar
a una desconocida,
el viento que estruja sueños de colores,
el gran patio de la ciudad
propicio para patinar,
las hojas de los árboles
que se secan,
pero que no se pueden arrancar de sus ramas,
que al pasar sobre esas hojas se quejan,
que desde esta acera,
no existe futuro,
que mis manos
ya no quieren saber más de cacharros sucios,
que me traga la densidad
con la que me dicen que todo es cierto.

Lo que se tiene es un gran sueño,
pero no por los desvelos,
ni por los estragos de haber bebido tanta cerveza.

Un río cuando lleva mucho agua,
cuando esta a punto desbordarse causa mucho miedo,
se piensa en los daños,
la luna incluso levanta como nunca las mareas,
pero la luna no deja de ser queso,
ni el miedo deja de ser colectivo,
ni el viento deja de darnos sus azotes,
ni la luz de penetrarnos
cada que se le antoja,
no importa si es de noche, tarde o mañana,
la naturaleza hace lo que se le antoja,
ante eso no existe futuro.
Me sorprenden las noches de luna llena,
me dan ganas de comer de tus labios
todos los dulces posibles,
dulces que no tienen fe de bautizo,
sentarme en tus piernas,
dejarme dominar por tus brazos,
después recibir tu calor a medio cuerpo,
antes de que la mañana aparezca,
luego desaparecer a toda prisa,
regresar a la misma acera,
allí,
al mismo sitio donde no existe el futuro.

Que importa si el viento nos arrebata del sueño,
sí la luna se ve mucho más hermosa en otras ciudades,
sí las estrellas acá se esconden,
íi la niña me resulta ajena,
sí acá no exista nada cierto,
sí lo incierto es la realidad diaria,
lo importante, lo único que vale la pena,
es que estamos en el lugar más maravilloso del mundo.

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