martes, 27 de noviembre de 2007

De un sábado por la noche...


Timbra el telefono en la noche del sábado. No me preguntas si ya estoy dormido.

Aún no se sin necesarias las preguntas, me dan ganas de decirte que no he dormido en todo el día ni en lo que va de la noche, que tengo ganas de verte, que tengo ganas de tomarte de la mano, de decirte que podemos irnos al cine, que tengo ganas de tantas cosas, pero de lo único que no tengo ganas es de este silencio. Que bueno, que a sonado el telefono y que la voz del otro lado es la tuya, me hace bien el oírte. Esta noche me duelen los ojos. El dolor de cabeza se acentúa, podría decir que el mal de cabeza nace en los ojos, pero entonces me pondría a especular, lo único cierto es que tengo muchas ganas de estar a tu lado.

Antes podía decir que tenía un par de nombres, pero eso de el antes, del ahora, del después es un cuento muy largo, mejor dejo de preocuparme por esas cosas.

Hace un rato me preguntaron por las cosas que planeo hacer, dije que deseo tener una editorial, entonces me dijeron que soy un mentiroso que no me creían, después me atacaron con esas ideas locas que si ya tengo 35 años que sino se me hace que ya no es edad para tener una editorial, después me dijeron que tengo muy mala ortografía, solo dije que deseo ser dueño de una editorial, no he dicho que deseo ser un editor, quizá tengo pésima ortografía, pero mi amiga es pésima leyendo, no la contraría como editora.

La ciudad me parece llena de alegría, al menos en las calles unos tipos desnudos con una pequeña pancarta cubriendo su sexualidad danzan a ritmo de tambores cada que el semáforo de alguna parte del eje central a la altura del primer cuadro se pone en rojo, otros más piden dinero en apoyo a no se que causa, estoy desorientado en esto de la luchas sociales, pero el caso es que bailan ignorando el frío, muchos se prestan para las fotos de cientos de celulares que saltan para atraparlos, una calla abajo existen un gran marco de un concurso fotográfico, en verdad que dan ganas de llevarlos a todos a posar, pero me pregunto si al hacer eso no estaría dañando su integridad y su capacidad de expresarse libremente, después de todo, quien me robo la atención era una hermosa chica vestida de falda blanca y blusa negra que atravesaba la calle en dirección norte, quizá iba al zócalo, que importa, a estas horas debe estar con su marido.

Hace muchos días que no salía a caminar, al hacerlo esta tarde me sentí libre, así que pensé que debo hacerlo todos los días siguientes, pretextos para hacerlo tengo tantos, podría empezar con la idea de que pronto me mudo de ciudad, pero también existen otros tantos pretextos. Por supuesto que ahora que deje la cámara fotográfica pienso que debí traerla, pero no hace falta en realidad, pues siempre existe el recurso de la vista y el cerebro para almacenar todo tipo de imágenes que se me pueden cruzar en un tarde. La ciudad no deja de ser hermosa, sin duda es una buena ciudad para vivir, solo que mucha gente le tiene miedo, otras más viven sin estar en ella en una especie de paranoia, es siempre así, aunque no entiendo aún porque.

Tengo ganas de oír tu voz, no solo esta noche, el que suene el telefono, el que seas tú quien llame me pone a todo lo que doy, entonces te imagino recostada en tu cama, pienso en las cosas que haces durante el día, en los ruidos que te molestan, en las cosas que te preocupan, en las veces que tienes que cruzar la frontera o las veces que te resulta necesario interpretar una foto de un interior, hablar de fotos de interiores no parece ser tan difícil, pero se que tiene un grado de dificultad considerable, en e fondo, todas las tareas representa un arte, solo que muchas veces no medimos el grado de complejidad de lo que hacemos, lo que me preocupan son los ruidos, los míos son por estas ganas de oírte. Esta tarde al salir a la calle me he traído algunos libros a casa, me siguen llamando la atención algunos títulos, pero no ha llegado el momento de conseguirlos, pienso que si me pongo a comprar libros como loco, cuando tenga que viajar tendré que cargar una buena cantidad de libros, en vez de equipaje, llevare libros, de todas formas se me permite hasta 25 kilos, así que no es mala idea comprar algunos títulos, después de todo me hace falta leer, mucha falta. Creo que me estoy descubriendo donde un día me deje a la espera de regresar a lo que era, me alegra regresar, por supuesto que algunas cosas han pasado, entre ello, los años. Pero me siento muy bien.

Quisiera tomar un vuelo e irme hasta donde estas ahora mismo. No es otra cosa que ganas de estar contigo, mentiría si digo que es soledad, desde que tú y yo somos uno solo, ya no se lo que es la soledad, así que ahora mismo no experimento la soledad, lo que tengo es unas ganas inmensas de ti.

La gente se anda moviendo por todos lados, parecen que salen del hormiguero porque ya viene el temporal, quizá es lo que viene, quizá sea que por eso se mueven, yo pensé que se movían porque era sábado o porque el domingo no habría partidos de fútbol en la capital, pero a las gentes que parecen hormigas, esas cosas no les importa, esa gente les importa la temporada, seguro que eso es.

Algunos amigos presumen que pasaran Navidad en Burdeos, otros más, seguro que no presumirán nada, en mi caso no puedo ponerme a presumir, primero porque no me gusta hacerlo, luego no celebro la navidad por mí condición acerca de las creencias, eso sin contar que este año muchas cosas cambiaran para mí por esas fechas, seguro no estaré en Europa, ni fuera del país, incluso las cosas que haga de aquí en adelante, serán siempre pensadas en función de una responsabilidad y un placer compartido, porque dos son siempre mejor que uno, pero entre tres se disfruta mejor…

Es sábado por la noche, el telefono suena, no alcanzo a contestar, no me enteré quien me llamaba, deseba tanto escuchar tu voz, decir que no he dormido, que la noche va avanzando, decirte lo que te amo, mis amigos quizá ya estén con algunas copas encima, quizá ya estén dormidos, la luna esta hermosa, hace frío, allá afuera, el silencio no llega, los que danzaban desnudos, ya se fueron a sus escondites, la ciudad tiene otro disfraz, es la hora de las otras verdades, alguien desea acompañarme…

De una a tres de la mañana se escribe una historia diferente.

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