sábado, 7 de junio de 2008

Demonios...


Demonios

Pretender salir por allí, a cazar demonios
jugar con el viento, a secarnos las penas,
salir por allí buscando un cuerpo,
sellar nuestro destino; salir sin dejar
que las dudas nos traguen, salir sin pretender
evitar que nuestro cuerpo tiemble
sin que los demonios ganen,
y la única apuesta la vida.

Cazar demonios, como ver la lluvia caer,
perdernos en nuestro infierno portátil
en nuestro alegría sin sabor, en nuestra
pasión desterrada, salir con una locura
en la mano izquierda y en la derecha
un gramo de cordura. Salir porque se acerca
nuestro cuerpo a la edad madura
y entonces nos damos cuenta
que nos espanta estar solos,
salir una noche tras otra, buscar las huellas
que los demonios impregnan en el aire,
buscar en silencio, buscar esta soledad
para arrancarla; y los demonios
con todo lo que hacemos
siguen jugando en el ocaso diario,
entre el agua que se derrama
de nuestra visión nublada.

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