viernes, 13 de marzo de 2009

Rutinarias...cinco


La ciudad de Paris me parecía muy grande, llevaba mucho tiempo en el tren y cada vez que tenía que transbordar, sentía que el dolor terminaría por matarme. Llegue a la estación de autobuses, muy cansado y no solo eso, tengo que agregar que estaba confundido, pero me conformaba la idea de poder llegar más tarde a España, ya no importaba la ciudad pues había decidido regresarme en cuanto pudiera hacer efectiva mi reservación, pocas cosas me podrían detener en ese instante, mi deseo estaba lleno de miedos, de corajes, pero sobre todo de soledad, no era posible salir del entorno de toda la vida porque el miedo era mucho más poderoso que todos los razonamientos posibles o es que me preocupaba lo que la gente pudiera decir, Salí huyendo, no me merecía esa vida, no era justo perder todo lo hecho y de paso a los amigos a cambio de que los demás pudieran vivir bien, pero como puede uno saber en que medida las cosas son justas o no, como puede uno decidir como nombrar a las cosas, si nombrarse a uno mismo es de por si complejo. Pensé en pedir un pasaje directo a Barcelona, pero ningún autobús hacía ese recorrido, tendría que llegar a España por el norte, cruzar por el país Vasco, quizá por Bilbao, donde vivía uno de mis mejores amigos y de allí tomar la ruta hacía Barcelona, decidí que lo mejor era llegar a Madrid, al menos ya conocía la ciudad y podría moverme con cierta facilidad, no pensé en nada más y el autobús saldría en unas cuantas horas más, recuerdo que se tardaría por lo menos seis horas más en salir. Mientras estaba en la fila para comprar el boleto de ida y que no necesariamente implica uno de regreso, al menos en este caso no me interesaba ningún boleto de regreso, conocía a una mujer de unos 50 años, mujer que a todas luces mostraba interés en mí persona, ella decía ser de México, pero que sus abuelos eran familia de algunos zares rusos, la verdad es que me impacto, me hablo que cuando era muy pequeña la habían raptado en Acapulco y que la habían vendido con un americano(gringo) viejo y con mucho dinero, que ese americano la había violado cuantas veces quiso y que después de mucho tiempo de sus abusos la dejo de nuevo en Acapulco, donde antes la habían arrancado de los brazos de su familia, con ello, acabaron con el brazo protector de los zares rusos, con ello su historia se vio obligada a vagar por diferentes ciudades, en sus ojos se nota ese grito intenso, esas ganas de decir sálvame, pero quien era yo para intentar tirar el salvavidas, si lo que buscaba era eso precisamente, alguien que pudiera salvarme, aunque a veces creo que entre dos necesitados de esa salvación, quizá hubiera sido posible salvarse más rápido, pero la verdad es que no me atreví.
No solo era mi necesidad por ser salvado lo que me imposibilitaba, sino que juzgue por las apariencias, decidí que la mujer entrada en edad no me gustaba y con ello me llene de prejuicios, aun antes de poderla conocer en realidad. En la sala de espera estaba su hija, una mexicana porque según su madre ella era mexicana, pero que había nacido en Francia, la chica aún jovial, no mas de 23 años, despertó mi instinto animal, me ofreció quedarme en Paris, ella tenía un departamento en el barrio latino y si yo quería juntos podríamos trabajar con su compañía teatral, compañía que se encargaba de entretener a todo tipo de público. Por primera vez me sentí tentado, pero en la mirada de ella no se denotaba esa ansiedad por rescatar, más bien su grito venía de la mano de ganar experiencia, posiblemente todo aquello pudiera durarme algunas semanas, pero no había esperanzas, así que tome la decisión de viajar, ya tenía el boleto en mano, y el correo, como el número telefónico de esta chica, si algo salía mal, no sería mala idea buscarla.
En el autobús, nos fuimos de compañeros de viaje, la mexicana nieta de zares prusianos o rusos y yo, la verdad es que no entiendo aún la diferencia entre rusos y prusianos, no entiendo que diablos hacía un zar y porque sus nietas estaban en México o porque habían nacido en nuestro país, como tampoco entendía de las perversiones de un americano que pagaba porque alguien más se robara jovencitas y después regresarlas al sitio donde las tomo, solo que con unos años más y con un profundo dolor emocional, no entendía porque la vida me hacía extraños regalos, porque me tenía que encontrar con ella precisamente y cuales eran los designios o caprichos que encerraba el destino de existir, para ambos, sea como sea no me cuestione más y emprendí el más largo de mis viajes por el sur de Francia, y de haber terminado toda la ruta, quizá hubiera sido el más largo de mis viajes por toda Europa, pero algo me estaba esperando kilómetros arriba o lo que es lo mismo, horas después.

En realidad nuca logro dormir, es una especie de sueño raro el que me aqueja, suelo despertar mucho antes de lograr el sueño profundo, a veces pienso que vivo estresado, otras veces he llegado a creer que no puedo deshacerme totalmente del miedo, pero como no puedo estar seguro de lo que en verdad me sucede, me disculpo de mis malos hábitos diciendo que es imposible dormir con tanto ruido o con un colchón de tan mala calidad, no importa que el colchón sea de lo más caro y con tecnología de punta. Otras veces pienso que me volveré loco, pero eso nunca sucede.

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