viernes, 6 de marzo de 2009

Pensamientos corrientes...


Cuando los sueños me rebasan,
se me complica la realidad,
luego tengo ganas de tu sexo en mi boca,
de tus senos en mis manos, y
de deshacerme de estas notas;
me excita el saber que no traes ropa interior,
me encanta coquetearle a tu ansiedad,
esa ansiedad que te produce
el placer de entregarnos a la brevedad.

De mi cobardía mejor ni te hablo,
me espanta que grites,
que llores o me desconozcas,
me espanta que de tanto placer
me confundas y pienses que soy otro,
el otro que jamás supo entenderte,
me espanta que en tu desnudez quieras confesarte,
que el sexo te atrapa, que la soledad te deprime,
que eres cobarde entre lunes y martes.

Me asusta la idea de irme a dormir
en aquella soledad patente, lejos de tu cuerpo,
cerca del frío pasado, pasado
que no se consume de viernes a sábado;
de las noches en vela, mejor ni hablar,
porque en ellas se pierden las locas
aventuras que el sueño ha de regalar.

De lo relativo, de lo complejo, del cóncavo o convexo,
solo por darle forma a las historias soñadas,
es como no saber si hace frío en el ambiente,
es como creer que las sensaciones para todos es lo mismo,
cuando lo relativo es importante, cuando
lo complejo forma parte de esta realidad diaria, sin embargo
lo cóncavo o convexo es según se mira.

La vida siempre esta por irse, quien llega es la muerte.

Cuantas noches más he de soñar contigo,
cuanto más nos arrancara de la desnudez
de nuestros cuerpos esta temible soledad,
soledad tramada por las distancias,
soledad de lunes a viernes y los sábados para descansar.
No quiere ser el platillo de otras camas,
la carne de gustos exigentes o paladares fáciles,
no quiero entregarme en orgasmos involuntarios o
orgasmos por encargos para que alguien más
pretenda la mal llamada inmortalidad,
no quiero ser el platillo de comensales furiosos,
de mujeres que no tienen sueños,
de cuerpos destruidos o de manos deseosas de probar su libertad,
quiero andar desudo, sin preocuparme por nada,
porque las noches a tu lado me han liberado.

Me niego a los antojos, a los ojos
que juzgan en nuestros cuerpos la dieta soñada,
me niego a los que confunden la amistad con el sexo,
a los que creen que por una sonrisa
les debemos el cuerpo,
me niego a estar en sus camas,
me niego porque solo se me negar,
pero de saber otras mañas, segura las usaría,
me niego a seguir dejando versos olvidados,
me niego a darle importancia a las demandas de otros, o
si les gusta o no lo que aquí describo,
me niego a que nuestras carnes
sean el platillo exquisito de excéntricos cazadores,
me niego a estar en la vida con las manos vacías
suficiente huecos ya existen en ellas
como para quererlas hacer aún más hondas sin que se hundan.

Todas las noches estoy contigo,
no solo te sueño o te muerdo los labios,
nunca me confundo o me lleno de miedo,
no tengo necesidad de prender la luz
para saber que eres tú,
no tengo necesidad de decir tu nombre o gritar que te amo,
todas las noches te sueño,
me empapo en tu cuerpo,
mientras que afuera el aire sopla enojado,
como queriendo desprenderse de la lluvia,
como queriendo coquetearle a la luna y
su furia sea para arrear a las nubes
que se interponen en la sonrisa del amor deseado.

Cuídate de los amigos que quieren tu cuerpo, de
los que se nombran de mil maneras
para salvaguardar sus dotes de Don Juanes,
no creas es sus bondades incipientes, pues
lo que traen ardientes, lo ocultan bajo
calzones de algodón blanco,
aunque algunos usan nylon que se meten
por caminos equivocados; de esos mismos
me cuido yo, pues creo que dentro
del mundo globalizado, no importa
si el cazador o el cazado es hombre o mujer,
lo importante es haber cazado.
No te dejes seducir por encantos disfrazados,
no es posible soportar una lengua erecta,
cuando se tienen ganas de eructar el pasado.

1 comentario:

En tus manos O.o°• dijo...

Como estas? ufff....ta bueno tu texto.
"Todas las noches estoy contigo,
no solo te sueño o te muerdo los labios"

buenisima.

espero que que el tiempo del reloj no detenga nunca tus sueños y aun menos tus buenos momentos...


te dejo besos de amaneceres a la orilla del mar envueltos en una manta bajo la luna.