miércoles, 4 de marzo de 2009

confrontaciones uno...


Identidades.

Al igual que yo, ellos también tienen miedo. La diferencia es que salen armados a la calle y al parecer gozan de cierta impunidad, ¿pero quién es impune ante la muerte?, ella no distingue para quién trabajas, o si traes o no un arma; luego ellos apelan a la salvación, a un mundo alejado del infierno, que en eso ya no nos parecemos. Dicen que matan en nombre de una Santa, que se percinan después de hacerlo, que van a misa y tienen hijos, que son normales cualquier otro; algunos veces sus rostros me sugieren el rostro de los amigos del pasado inmediato, incluso les pongo su voz o sus miedos, todo es igual, por lo que bien pudieran ser alguno de ellos, solo que cada uno se dedica a diferentes cosas, y entonces ya nada es igual. Pienso que la solución no esta en irnos amenazando unos a otros o pretender que nada pasa, la solución no esta en ver como golpean a uno que desea hacer su vida en esta ciudad o que nunca tuvo tiempo para salirse y ahora los años le pesan, no se trata de ver como caen ante nuestros ojos, esos seres mutilados o castrados y que cuando llegan al suelo ya van inanimados, la idea es salvarnos todos, no apresurar los pasos y hacer una vida más intensa, no se trata de que nuestros hijos se queden en casa y empiecen a maquilar su planes de cómo hacerse ricos, de cómo llenarse los bolsillos de dinero fácil, de ese dinero que se obtiene con solo estirar la mano, la opción no esta en hacer un mundo mejor a costa de los silencios y de pagar para estar protegidos, porque sin esa protección no somos otra cosa que un montón de miedos manipulados.

Ellos también ríen, se enamoran y de seguro tuvieron una madre que dejo su vida en una de tantas maquiladoras o fue violada por un patrón sin escrúpulos o un día esas madres desaparecieron o si fueron encontradas estaban muertas, ellos o ellas que ahora se estila así, han querido pasar desapercibidos de una vida de esclavitud, aunque esta forma de esclavitud moderna no sea reconocida como tal. La enfermedad de nuestra sociedad no viene tan solo de la falta de la educación, o de la ambición constante en la que caemos todos, sino que viene del deseo de tener dinero, de vestirse con ropa de marca y traer por toda la ciudad una troca muy grande y cara, pero más cara que grande. En el fondo no son malos, es la agresión de su entorno, es su medio el que los obligo a comportarse así, de otra forma andarían por las calles rogando por un peso, no los justifico, solo quiero hacer notar que no hacemos nada por ellos y son también nuestra sangre, no podemos dejarlos en el olvido, no podemos creer que con legalizar el consumo de ciertas drogas, el problema estará resuelto, pues no es un problema de consumo o de poder, se trata por así decirlo de una situación de supervivencia y los modos de vida se cambian según sean las necesidades, eso lo sabemos desde hace ya algunos siglos.

Algunas veces te topas con ellos en las calles, pero que puedes hacer sino es sonreírles, ni modos de amenazarlos o de juzgar sus vidas, uno no tiene el poder y el que lo tiene es para eso, para no ser juzgado. Claro que muchas veces el miedo es tanto que te dan ganas de no salir de noche y en ocasiones ni siquiera deseas salir de día, están por todos lados, en una esquina quizá venden tacos o manejan un taxi, quizá son los dueños de un importante negocio o todas las posibilidades posibles, son hombres maquina, hombres paredes, hombres águilas, hombres prostitutas, hombres enfermos u hombres sanos, todos los años tiene hijos que dentro de poco ocuparan su lugar, pues dicen que estos puestos se heredan, y aunque no fuera así, de no existir más fuentes de empleo o mejores empleos que no tengan que ver con maquiladoras, la cosa no será diferente durante mucho tiempo. Por su puesto que los del otro lado, los que tienen el otro poder dicen estar en una lucha frontal contra ello y los vuelven más agresivos, muchas veces se enfrentan en las calles, se vuelven más que valientes y se lanzan balas como lanzarse piropos, no importa quien las tome, no importa quien caiga, el negocio debe seguir los hijos deben de comer y las madres ya no son recibidas con tanta facilidad en las maquiladoras pues ahora son conflictivas y son muchos miles las que trabajan allí, y los hijos que s quedan solos, les dejan una pequeña pistola para que vayan entrenando.
Somos iguales es cierto, solo que algunos eligen el bando en el que quieren actuar y algunos más no tienen opción, sea como sea un día nos tiene que llegar la muerte a todos, y solo en ese momento si podemos identificarlo, quizá lloremos de miedo o aullemos de dolor y quizá en ese momento nos de por pedir para que alguien rece por nuestras almas y nos salvemos del pecado y de los muertos que llevamos encima.
Todos sabemos que es lo que pasa, pero insisto que la solución no esta en escribir acerca de ello, tampoco es solución creer que atacando de manera frontal los vamos a exterminar, que enfrentando a uno pobre contra otro pobre el mundo estará mejor, solo que uno tiene permiso y el otro se mueve dentro de un entorno criminal, la necesidad es la misma y no importa de que lado estas si logras sobrevivir al día con día, no importa si tus hijos se condenan a ese destino irremediable que nos trajeron la maquiladoras a su llegado, quien iba a pensar que lo que hace algunos años fue un sueño, una esperanza, al pasar el tiempo se convertiría en nuestra constante pesadilla y con todo y eso somos iguales y andamos por las calles llenos de miedo, porque somos tantos y ya no sabemos lo que cada uno desea, lo que cada uno trae escondido en la cintura o debajo del asiento y no importa si alguien nos ve, pues ya aprendimos a guardar silencio y preferimos que lloren en la casa del extraño a llorar en la nuestra…

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