lunes, 17 de diciembre de 2007

El azul celeste...


Alguna vez entre mi sueños, me pareció escuchar que no te gustaba el color azul, pero no, seguro que no eras tú, tampoco era el murmullo de los recuerdos que se extravían cuando otros seres desaparecen de nuestras vidas, ya sabes como son esas cosas de los seres que les da por desaparecer sin decir, de pronto un día despiertas y ya no están como si el aire con sus porcentajes en cuanto a sus componentes se añadiera uno más, digo esto del aire porque parece que su presencia sigue allí, es más sientes que le respiras, que en verdad esta a tu lado, pero ni siquiera existe un rastro que se pueda seguir, aunque seguir no es mejor la sugerencia, al menos eso dicen los expertos. Azul celeste, en verdad es un color que nos gusta ambos, no porque en ello se vea reflejado la piel del cielo, o porque muchos de nuestros sueños de la infancia tengan que ver con ese color, yo recuerdo que de niño me subía a la azotea de la casa a escribir, no deseaba que nadie se enterara de mis circunstancias un tanto cursis al estar confesando con letras mis aventuras diarias, pero sobre todo mis penas, el estar de acuerdo con una especie de diario, no era otra cosa que cuadernos viejos, destinados a funciones diferentes, quizá cuadernos que deberían servir para la asignatura de dibujo, pero que me venían muy bien para jugar un poco, para atreverme a pedir lo que con palabras audibles me resultaba imposible, era quizá en esas letras clandestinas, en esos ritmos de la duermevela que confesaba todas mis cosas y el único testigo el azul del cielo, me gusta, adoro el azul el cielo, como también adoro el brillo de las estrellas y la presencia de la luna. Escondía el cuaderno debajo de la cama, corría peligro que fuera descubierto por mis hermanas que poco interés tenían en mis prontos despertares, a mi madre no le tenía miedo, ella continua sin saber leer, pero nunca me percate que un día podrían lavar el suelo, esa es la desventaja de los pisos de los pobres que no tienen alfombra o tapetes, pues de cuando en cuando se lavan y bueno allí termino la historia de mis primeras notas, sabes, le escribía al amor, a la soledad, a las ganas de ser abrazado, a las ganas de que alguien me reconociera, a reconocerme en la mirada misma de lo que venía deseando, de alguna forma me fui conformando con la ausencia que logro establecerse durante muchos años y con pocas ganas de irse. Cuantas cosas quedaron preñadas con esas letras que garabateaban de una esquina a otra, con ese desorden que te caracteriza, cuantas cosas que parecían no tener sentido alguno, luego, las mudanzas, con ello, las historias se fueron tornando más complejas y los miedos nunca te abandonaron, de alguna forma te fuiste condenando a tus silencios, a tus extravíos, de alguna forma nunca dejaste de escribir en hojas sueltas o en hojas agarradas por espirales propias para trabajos escolares, aunque hablar de las propiedades de las espirales me parece un tanto fuera de mis posibilidades. Cuantas cosas en todos estos años, cuantos secretos se han transformado en dialogo entre la tinta y el papel, no es tan claro la presencia de un diario o de un color de diario o los garabatos del diario, lo único claro es la transformación que vamos sufriendo, luego la tecnología que pone en nuestras manos herramientas modernas donde muchos pueden o no enterarse de las cosas que nos pasan y seguimos allí incrédulos, sentados a la orilla de los espacios que nos orientan a tener una vida según las propias normas que nos inculcan, pero sin tomar en cuenta los saltos, esos saltos generacionales que nos hacen seres más abiertos, menos complicados, aunque quizá igual de complejos, seres que intentan descubrir su mundo mediante un lenguaje no tan solo corporal, donde la imagen no basta para enamorarse o inventarse abrazos o inventarse o amores, si somos capaces de inventarnos tantas cosas porque no seremos capaces de inventarnos la felicidad, después de todo el invento es la mejor de nuestras conquistas, pero allí esta la tecnología a nuestro servicio, entonces, buscamos por todos lados externar lo que somos, ya no basta con estar en un sitio y conformarnos con lo que este a nuestro alcance, ya no basta con pensar que no podemos trascender más allá de las fronteras diarias, ya no basta con creer que los sentimientos de extranjería son únicos, por en realidad no estamos convirtiendo en ciudadanos universales, con las reservas propias de la legalidades que a cada uno le corresponden de acuerdo al suelo donde se nace, siempre se necesita de un control. Traiciones, derechos de autor, algunos más con fusilamiento e incluso algunos que se ponen con los celos propios de explotar las cosas que hacen porque en ello esperan tener una forma de vida y no la vida misma, cuando la vida nos da todo lo que necesitamos e incluso un extra, pero entonces, que es todo esto, donde nace esta situación, donde se construyen los deseos, los abrazos, los besos, donde nace la posibilidad de enamorarse y que tan válido es el amor de vista y tacto ante el amor que nace de redes y letras, acaso existe diferencia, acaso existe mayor o menor lealtad en las gentes y sus comportamientos, según se este en un medio u otro, a veces creo que este mundo es de los atrevidos, de los que tienen ganas, no de los que buscan de alguna forma esconder todos sus sentimientos en lugares sin sentido, también es normal que mucha gente aún sienta alguna antipatía por los amores que se construyen de forma un tanto anti-tradicional, como deben sentir ese mismo sentimiento por las bitácoras de vida que no es otra cosa que un diario o se le puede dar otro nombre. A veces existe una gran huelga de silencios, que según creo no tiene mucho sentido. Si uno aprende a confiar no existe necesidad de callar todas las cosas que pasan a diario en nuestra complicada mente inquieta.
 Después de un tiempo, después de tanto andar por allí deambulando, diría que tonteando, te encuentras con lo que buscas, sabes que tiene todos los colores que te gustan, sabes que le amas, que es intensa como lo eres tú, sabes tantas cosas e ignoras unas cuantas, estas seguro que no dejaras de escribir, que en esencia todo lo que eres te seguirá durante los próximos años y aunque algunas veces te pones a temblar y no precisamente por el frío y tampoco por miedo, es más bien por la emoción, sabes que ella es lo que tú quieres, ella no es parte de un invento, ni de una loca casualidad, no ha llegado porque así tenía que ser, es decir cada uno puso algo de su parte, algo de sus penas, de sus dolores y de sus alegrías, al sumar todo, la balanza se pone en equilibrio y sin hacer muchas cuentas y muchos planes y muchos cosas toman decisiones, porque la vida es así una gran decisión y se triunfa si se reconoce lo que se quiere y se deja el miedo para otra ocasión, para otros tiempos, para otras gentes. Almas gemelas que se encuentran, que se identifican sin detenerse mucho a observar las situaciones que les adornan, luego las entregas, los abrazos, los besos, la vida, los sueños, que otra cosa se puede pedir. Cuando las cosas son como uno quiere solo resta vivirla, algunas veces se contagian cada una de las situaciones de tantas palabras que nos gana el cansancio de la voz, otras veces tan solo se miran, después se abrazan y saben que esto dura hasta que uno de los dos se confunda con los elementos que conforman el aire, donde quizá el polvo tenga el aroma de alguno de los dos o de los dos, que eso nunca se sabe, pero falta mucho tiempo para que suceda.

1 comentario:

RosaMaría dijo...

"Si uno aprende a confiar no existe necesidad de callar todas las cosas que pasan a diario en nuestra complicada mente inquieta".
Entre otros este párrafo me pareció total. Hay tanta gente que no escribe en el blog por miedo a que descubran no solo lo que hay en su mente inquieta sino en su alma. Es como si nos diera vergüenza mostrar nuestro interior, corazón, emociones. Tu post me parece precioso y el azul celeste me encanta más si es cuando miro ondear mi bandera. Cursi no?. Sé feliz.