domingo, 16 de diciembre de 2007

Fotografía...


Fotografía…

En la fotografía que dicen que a mi rostro vuelve triste
existen unos ojos inquietos, aunque solo
puedes ver uno, porque la toma es de perfil,
la ausencia de mis cabellos no se nota y aunque mi boca
parece muda, algo esta diciendo,
aunque parece existir un silencio
sin tiempos, algo de mí te nombra,
eso que te nombra es lo que llamamos amor.

Bajo el rostro de una ciudad que solo podemos observar
de perfil, se puede notar como unas cuantas calles
se enteran de tu ausencia, el lenguaje es un tanto duro,
se escuchan gritos, los escándalos de los motores,
algunos niños que juegan a la pelota, corren como espantados,
otros adultos que festejan entre copas
para disfrazar sus olvidos lanzan gritos que nadie comprende;
pero esa es otra fotografía
que deje en el olvido
debajo un armario roto, es otra cosa que aún no entiendo.

En la fotografía que dicen que mi rostro demuestra
su tristeza, encontré un rasgo de felicidad
por supuesto que tu boca en esos tiempos
nada sabia de nuestras ausencias, es más
ni siquiera nos habíamos enterado de la existencia
de los dos, de ambos en estos espacios
que dejaron de ser monocromáticos
para ser inventados en una gama de colores sin par.

Tus cabellos, tu boca, tus pies, son un motivo perfecto
para mil tomas, incluso las cosas de tu interior
bajo el oleaje de tu pasión, se esconde el rubor de una ciudad,
el sol se niega a darle paso al invierno
y tus ojos vuelven dulce todo lo que observan,
me observan entonces en aquella fotografía
de la tristeza, conquistas mi alma
todo lo demás continua siendo otra cosa.

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