domingo, 16 de diciembre de 2007

Había una vez...


Había una vez…

Había una vez una loca llamada por alguna razón
demente, un silencio que producía mucho ruido,
un pájaro fumador que no era el pájaro de fuego,
ni las notas desalmadas de alguna canción de amor,
aunque esas canciones más bien le cantan al desamor,
también había en mi mente un invento diario
de nombres, todos los nombres posibles
para inventarme un refugio lejos de la soledad,
de esa soledad que intentaba escapar, como si esa soledad
fuera un espectáculo lleno de tristeza,
cuando pienso eso, solo puedo recordar
mucha tristeza, no se aún cuanta, pero mucha tristeza.

Había una vez un ogro malvado que hablaba con su perro,
que lloraba sus penas como bestia, igual como animal,
que se subía a los árboles, pero que no sabía cantar
quizá porque su panza se estaba pudriendo
de tantas maldades encerradas,
había tantas cosas y hoy a cambio
de todo eso, lo único que nos queda
es del todo desconocido para este sentir rutinario,
quizá debería ponerle un nombre
al igual que a la loca le llaman demente
pero entonces, si lo hago, nunca
terminara esta tarea de andar
inventando nombres.

Había una vez unos labios que me besaron el alma,
entonces mi cuerpo experimento la desnudez más pura,
esos besos se llevaron la tristeza, el hombre que era
se transformo, deje de andar solo,
deje de inventar nombres, la tristeza,
toda la tristeza existente en mi mundo
empezó a mudarse, los pájaros cantaban
con tal intensidad que el ogro se convirtió
en un suave amante de la vida.

Había una vez y no por necesidad de existir
un perro que soñaba con poder roer los huesos
para alimentar la panza, también un cuerpo
que soñaba que si alimentaba todas sus necesidades
dejaba de estar solo, el perro descubrió que los ruidos
de su panza se le quitan con roer un buen hueso,
el hombre entendió que no todo en la vida es el sexo
que con un poco de amor, se termina la tristeza,
que con amor, la soledad no existe,
que al desnudar el alma, antes que el cuerpo
no existe la necesidad de más inventos,
tan solo por decir, me da por recordar,
que había una vez, un mundo donde ya nada es igual,
pero eso poco importa…

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