martes, 22 de julio de 2008

PARTIDA


PARTIDA

Nadie me creyó, algunos amigos me dieron la espalda,
otros tantos me dieron su olvido, salir de casa,
salir al destierro parecía la única opción,
mutilar las ganas, parir problemas,
morir de amor, del amor que no se ha tenido,
tampoco Ana me creyó, me partió el alma
con su prontos motivos. Por supuesto que en otras
batallas había surcado cielos lejanos,
había dominado bestias indomables, e incluso
le había arrancado con mis manos la fe al hambre.

Nada de las historias que guardo
sirven para cuando tienes que partir,
cada situación es diferente, la especialidad
quizá sea inertes a la luz del día.

Nadie me creyó cuando contaba mis aventuras,
me calificaban de mentiroso,
aunque yo creo que mejor era demente,
con la locura se tiene una esperanza,
con las mentiras un constante martirio,
ni siquiera la luna me creyó, ni por error;
mientras la falsedad de todos mis derrotas
sellaban este absurdo destino.

Que si el dolor tiene un matiz, este instante tiene una vida.

Me alejo entre distancias que parecen
no recorrerse nunca, me alejo entre ruidos,
entre abortos provocados por la inexperiencia
de estas rutinas, me alejo no con mentiras bajo
el brazo, sino con la pasión con la que se toma
el vino, me alejo al trabajo, me lleno de ruidos.

Que si la noche es oscura y gemela del dolor, nadie lo cree ahora.

Nada o nadie puede creer todas estas aventuras,
pocos participan en los sueños que condicionan
como ocasionales, es qué acaso, nadie se da cuenta
que son repetitivos, es que acaso un día somos otros
y en nosotros todo ha cambiado, es que acaso
existe un segundo instante.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todos soñamos, todos vivimos e incluso algunos creemos en aquello que queremos hacer y realizar. Lograr que los demás a quienes queremos lo crean también ya es otra tarea...

No siempre es fácil.