
FRUSTRACIONES
Qué demonios estoy haciendo con mis ruinas,
acaso suplicando ser rescatado.
Estos tiempos, el destiempo y
estas ganas de hacer lo que me gusta,
me atormenta, me inunda,
me llena todos los rincones de humedades,
luego las ganas de salir huyendo, de decir
con la misma simpleza de siempre
que ya no puedo más, pero me detengo,
no por mis malditas rutinas, o por los miedos
sin fundamentos, o por estas cosechas
de la nada en medio de toda esta abundancia.
Quizá me este reinventando.
A primera hora sale un embarque
con destino incierto, a las diez
de la mañana renace la aventura,
luego la pasión desmedida y
las sin medidas de estos miedos,
por la tarde la cosa es diferente,
me ocupo y me olvido del mundo,
de los viejos amigos y
de unos cuantos sentimientos viejos.
Acaso mi demencia ha triunfado.
Por la noche el compás de espera es diferente,
no tan diferente al ritmo de vida,
pero vibra con la misma intensidad del ir queriendo;
por la noche es cuando más me olvido de todos,
aunque en la madrugada quisiera seguir durmiendo.
Pero qué es todo en medio de todo este miedo.
Igual al otro día se repiten las cosas,
la ciudad vomita caballos de fuego,
en la esquina se venden frustraciones,
en la florería se estremecen los sexos,
más tarde dicen que todo es normal,
los rondines nocturnos,
los ruidos de locos,
la cama que no cesa en su movimiento,
mi alma que pierde en este intento; quizá sea el miedo.
A veces creo que ya estoy muerto,
detenme tierra que no me quiero ir.