jueves, 29 de mayo de 2008

Paseos


Paseos

Hace un rato pensaba que la s cosas no pueden simple ocurrir porque estén destinadas a existir. Mi loca condición de viajero me ha llevado a conocer diversos parajes de estas tierras, siempre que lo he hecho me dejo sorprender por el cielo, parece que en todos los lugares fuera diferente, no importa que en las calles de Tánger uno nunca deje de subir, esas calles son raras, pues siempre estas subiendo, por ende bajando en otro punto, son calles raras como pequeñas ondulaciones que siguen una de otras, cuando est6as en esas calles y te dejas atrapar por los sonidos o por arquitectura del lugar, grandes cubos por todas lados y la ciudad misma metida en un rectángulo, no logras descifrar ciertos misterios de la ciudad. Un recorrido as pie te hace comprender las cosas con una visión no acertada de lo que allí pasa pero al menos te hace parecer que así es. Los olores nada tienen que ver con la visión del cielo, allí te encuentras con un cielo extraño entre azul y grisáceo, un color desafiante para la alegría diaria, más bien te invita a la desolación o la depresión casi necesaria para comprender porque mucha gente tiene esa cara de agotamiento, los cantos, las disciplinadas horas de los rezos, la gente misma que se confunde entre idiomas que podrían llamarse oficiales, pero que usan porque de otra forma no podrían comunicarse y el no hacerlo los arroja al mundo con mucho más carencias, el espectáculo consiste en dejarse ver, en mostrar sus rostros y sus cuerpos que van metidos en medio del albornoz, la vida allí no es una tragedia diferente a muchas de las vidas que podemos encontrar de este lado, pero muchas veces nos gusta exagerar lo que vemos, lo que sentimos, lo que olemos. Tánger huele a la antesala del infierno, si es que se puede decir eso de manera conceptual, sin que para ello uno estuviera en dicho lugar. Pero hablaba del cielo, de ese monto protector, que muchas veces me parece desnudo y lo veo como un profundo abismo, donde más allá del cielo solo se podría encontrar la absoluta seriedad de lo oscuro, hablar así del cielo es como intentar convencerme de que el ombligo es tan solo un punto de referencia, que no tiene verdadera importancia, que su razón de ser después de abandonar el transito uterino, es nula y que fundo su función como una cicatriz de la herida más grande, de la herida que nos condeno a esta búsqueda constante de lo que deseamos amar, a la búsqueda de la felicidad experimentado mientras estuvimos adentro, es el destete con la vida, es la forma agresiva de arrojarnos al mundo y el ombligo se encarga de recordarnos esa trágica historia, así pienso que nos pasa con el cielo y sus matices dependen mucho del estado emocional de la materia gris que habita al otro lado, allá donde nuestros ojos no pueden ver lo que sucede. Después de todo tan solo soy un viajero que va de paso y en esos paso observo de manera sorprendida al cielo, también me gustaría observar ombligo, no cualquier ombligo, solo los ombligos de ellas, la mujeres que han venido en nuestros sueños.

1 comentario:

En tus manos O.o°• dijo...

hoy La mañana esta fría, pues el sol aún no ha salido, y esta muy frio...
Y me encontre con estas lindas palabras que me has dejado..palabras calidas y tiernas
que acongen y abrigan, palabras llenas de ternura..
muchas gracias vuelve pronto

lindo post a mi igual me encanta viajar
te leo
vuelvo

♥*♥*♥.¸¸.*´¨♥*♥*♥.¸¸.*´¨
un besito