jueves, 22 de mayo de 2008

De lo ajeno que somos...


A Pilar, desde este pequeño espacio…

Mundo de ajenos, lejanos, incongruentes,
mundo de locos, y esta habitación
que nos acerca, que nos devuelve
la animalidad, que nos extravía,
que nos confunde y nos regresa a casa
después de pasar la tarde, entre eso
de las seis o un poco antes de la llegada de la noche.

El problema de ambos, no reside en la orfandad,
es una locura pensar que nuestro problema
esta allí, o que quizá esta
en la demencia, nuestro problema,
es que nacimos al sur, y siempre buscamos el sur
como parte de nuestra referencia diaria;
el problema no es si llegamos antes del anochecer
sino que volvemos a diario, que nos entregamos
con medidas injustas, que racionamos la pasión
y racionalizamos el amor, el problema, es que no
existe un segundo en que no estemos pensado,
pensar no es lo mismo que soñar
pero siempre lo combinamos.

Luego los gemidos en la presencia más ausente
en la pasión jamás nombre
y en los nombres que nos repiten nuestras
locas historias, recordar que se esta loco
para poder justificar cada una de las ramas
que traemos prendidas al cuerpo,
como si esas ramas fueran hijos, como
si esos hijos, se llevaran todo la inocencia;
locos, amantes, sospechosos, innombrables,
que importa el título, lo que importa
es que a diario, alguien nos nombra.

Y todo es tan ajeno, la cúpula de la iglesia,
los pastores con su rebaño, las noches
en soledad inventada, las horas en que cada uno
se la pasa pensando, incluso la locura es ajena,
pertenece a un globalizador insospechado,
todo, todo es ajeno, incluso nuestros sueños,
y a veces creo que hasta nuestras vidas,
en fin que por creer nada cambia…

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