jueves, 22 de mayo de 2008

atrapado de nuevo por los silencios....


Muchos días con los silencios, las notas que se escapan, los instantes que parecen perdernos de esta pasión, de las letras, de los instantes, de todo lo que nos involucra en este andar diario.

No se cuantas cosas pueda descubrir el día, no se aún si algún sabor, si alguna sensación me llevara de nuevo a los recuerdos o la infancia que parece estar olvidada por allí. En realidad la infancia suele asomarse con tanta frecuencia que en muchos de los casos es lo que me hace escribir, la tarea va de la mano de poder descubrir y reconstruir todo lo que allí ha quedado como suspendido a la esperar de ser descifrado, que importa todo eso, cuando no se busca un espejo que nos recuerdo lo que un tiempo fuimos y nos haga saber lo que ahora pretendemos ser. Sabores, ruidos, música o silencio, en el fondo es parte de lo que nos constituye, este encuentro, estas ganas, ese andar sin rumbo que un día nos pone en camino al descubrimiento más grande.

Otras veces. Ni siquiera se algunas cosas de mi niñez, no puedo tener claro si me gustaba o no la poesía, es decir, uno no se preocupa por esas cosas, ni por otras tantas. En tono de broma siempre digo que el día en que he nacido, las enfermeras en vez de tratarme como ajeno se estaban enamorando de mí y que fue una mujer la que me desprendió del útero y en vez de una nalgada para de alguna forma despertarme a la vida, me dio un beso, lo único cierto de todo eso, es que fue una mujer la que me arranco de los brazos uterinos, pero bueno, ella era una partera y nací en el suelo de la casa del abuelo, que dicho sea de paso nunca se tentó el corazón en la toma de sus decisiones, en fin que esas cosas son así y no tienen ningún otro sonido. Hablaba del gusto por la poesía. Confieso que no se cuando, ni como, mucho menos el porque, pero un día estaba allí, en mis cosas de mayor interés, nunca he pretendido ser poeta, me gusta la idea de escribir, en realidad todos los días sueño con eso, con ser escritor y pienso y repienso no se cuantas obras, no se cuantas historias y nada me detiene, bueno eso en los sueños, la vida real, las cosas diarias o las supuestas responsabilidades dicen otra cosa, en resumen he sido un vago, siempre de un lugar a otro, siempre interesado en la idea de ser sorprendido, siempre con otras intenciones; también he hablado de la importancia de los espejos y de esa necesidad de tener siempre a la mano a alguien o algo que nos recuerde lo que fuimos, otras veces pretendemos la inmortalidad, lo único que he ido ganando al paso de los días, es menos espacio para tal inmortalidad y no se cuantos achaques, eso pasa sin duda a los 36 como a los 20 o quizá los 80, no existe edad en ello.

El viento juega un poco con mis estados de animo. Acá las noches son cálidas, el día no menos, la humedad esta en todo instante y los ardores de estomago por sumarle algo a las dolencias diarias pues están a la orden, eso es estar vivo, sin lugar a dudas.

A veces te beso, porque es la única forma de callarte y deseo callarte porque no entiendo todo lo que me dices, después de besarte tu mano y tu boca se vuelven una sola y cómplices de todas las rutas de mi cuerpo, a veces te silencio porque no se entender el murmullo del mar y no entender las demandas de tus pasiones, deseo, por un instante tan solo deseo que tu cuerpo sea mano, pie, piel, incendio, que tu cuerpo sea brisa marina que provoca. Por supuesto que tal confusión no ocurre y siempre estas hablando.

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