miércoles, 16 de enero de 2008

La brevedad de hoy...

¿Por donde empezar?, es casi medio día, desearía que hiciera mucho calor, pero es un día nublado, con un ambiente húmedo después de la lluvia del día de ayer. Han pasado algunos días desde que llegue, no los cuento, pero estoy seguro que han pasado con la mayor calma que pueda ser posible, acá el invierno no pega a todo lo que pueda dar o ser en otras tierras, el sol casi a diario calienta sobre la misma ventana que ahora tengo enfrente, las luchas de todos los días se empiezan a convertir en un recurso inútil de la desocupación y el miedo, sin duda es otra mi vida. Dentro de poco me darán ganas de salir, es tiempo de que me ponga en marcha, no que me marche de la ciudad, es tiempo de atrapar tantas ocasiones tramposos para enamorarse más de este espacio, de estos ruidos, de toda la gente que me puede sorprender con una simple sonrisa, aunque las sonrisas no sean del todo simple y muchas de las veces este contagiada por un ruido extraño, un extraño deseo me domina y me pongo a pensar en tantas cosas, el aire libre es sin duda limpio, me dejo atrapar sin tener necesidad de explicar nada. Mis confusiones, mis locuras, tantas cosas han quedado alejadas, ahora me extravío en espacios que divergen de los antiguos sentimientos. Hace un instante pensaba en tantas posibilidades para haberme perdido, pensaba en todas las cosas locas que pudieron atraparme inútilmente, era muy fácil caer en las garras de mi propio olvido y luego la apatía, estar en ella es una situación que podría ahogarme sin el mayor esfuerzo. Algunas veces me perdí entre tantos papeles que de alguna forma podía obtener, luego mi vida en medio de tantos libros, en medio de tanta historia confusa que me daban ganas de hacerlas propias, pero sin descuidar lo que en realidad soy, y esta extraña sensación que durante mucho tiempo me viene acompañando, por supuesto que hablo de la situación que me da la única explicación para lo que suelo hacer, el ser, el sentirme, extranjero. Siempre he preferido el sur, ahora mismo estoy al sur de lo que algunos nombran el norte del país y no dejo de descubrir espacios únicos y me dan ganas de abrazar en todas esas travesías a mis amigos, dar el mismo abrazo en el que me entrego al amor. Otras veces simplemente tengo miedo. Mi cabeza puede ser un mar confuso de ideas y recuerdos, que importa, sino existe un sitio donde se pueda guardar todo lo que nos pasa, incluso podría abrir mi cuaderno y jugar un poco con todas las cosas que no he hecho, con todo este loco intento por seguir atrapando un mundo de ideas, un mundo de pasiones que quizá ya no existen, y entonces algunas veces me disfrazo de cazador de sueños, pero es imposible seguir los sueños propios, porque no debe ser uno mismo quien atrape lo que durante tantas horas nos mantiene ocupado. Para qué nos sirven los sueños, en este mundo de silencios. Volví a olvidarme de lo que desea expresar, en el fondo esa es la gran interrogante que viene de mano del pasado y que no me deja ver en forma clara lo que en verdad deseo. Por donde ir, por donde salir, por donde empezar, y entonces el ciclo de estas preguntas que parecen no tener respuestas empieza de nuevo y me pongo a temblar, me espanta el simple intento por tener que esconderme de nuevo, pero para qué escondernos, de qué escondernos, donde hacerlo, esas son todas las cosas que en verdad no puedo saber.



Tenía ganas de comprar el periódico, es la tercera vez que nos cambian a un secretario de gobierno, pero es algo que poco me importa. Lo malo de comprar los periódicos es que te bombardean con las noticias trágicas y un parte de muertos al por mayor de las diversas regiones del país, quizá no existe un verdadero gobierno, pero pienso que no estamos en medio de la anarquía, quizá todo sea parte de un mundo sin sentido. Después de tanto pensar en lo puedo hacer, termino como siempre, sentado frente a la ventana que todos los días recibe los rayos del sol, aunque el día de hoy se ha tenido que conformar con las imágenes que van dibujando esas nubes grises en ese andar furioso que llevan, sin pensarlo mucho, me pregunto porque a las nubes nadie les exige un visado para poder entrar a su país, quizá porque en el reino de las nubes, no existe ese placer por amar todo lo que tenga que ver con el dinero y porque quizá allí todos son iguales, pero sigue sin importarme nada.

Los espacios sin ser espaciosos, la figura de nuestra triste historia y no la triste figura, todo es parte de mis locas cosas, las cosas diarias. Por un segundo creo que tengo la fórmula para empezar de nuevo con todo este cuento que ni cuento es y que con sus pretensiones de relato termina por dejarme un sabor insatisfecho de boca, luego vienen las preguntas, como si las letras dejaran un sabor de boca, quizá así sea, pero a que saben, eso me inquieta, el no saber muchas cosas. Por donde empezar, no existe principio en nada, tampoco existe un destino predeterminado y las cosas por hacer son en base a lo que podemos decidir y cuando tomamos una decisión, la simple idea de equivocarnos, nos hace más débiles, entonces empezamos sin más espera, al diablo el diablo y que los demonios se encarguen de cruzar hasta la orilla que les corresponde o se lancen al mundo de atrás o al mundo que se les antoje, al diablo con tantas cosas, sin llegar al enojo, sin llegar a nada. Esta mañana pensé que muchas cosas eran diferentes, lo que sucedía es que no terminaba de despertar y continuaba en medio de un sueño extraño. Tengo ganas, como siempre, de tantas cosas, pero sobre todo de no dejar de vivir. Soy el mismo de todos los días, es imposible cambiar, además de que me gusta lo que soy, pero por donde empezar...

No deseo encontrarme con un cuento corto que reúna los hechos diarios para intentar explicar lo que me sucede. Aunque mi mente después de unos días del cambio, comienza habituarse y eso me da mucho miedo porque se que en el fondo, empezare a buscar las cosas habituales y entonces el factor sorpresa se ira escondiendo conforme pasen los días, no deseo darle ninguna tregua, no quiere que predominen los recuerdos y que unos cuantos instantes basten para definir lo que vamos haciendo, no deseo tantas cosas, pero no se como explicar cada una, siento un poco de frío, me ha dado mucho sueño, quizá es hora de seguir soñando, inmerso en las geografías de otro sur que en suma es el otro norte, pero siento que existe un sur más al sur que es el único sur y que igual pasa con el norte, quizá un día pueda pisar tales sitios, ojalá que muchas cosas no queden en locos sueños, espero sin tener necesidad de esperar, tan solo lo hago por gusto.

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