miércoles, 23 de enero de 2008

El desencanto


Algunas veces creo y otras no, frente a la llamada suerte. Otras veces no se ni que pienso de todo ello. Lo único cierto de todo esto, es que me sorprende mucho la gente que obtiene lo que quiere, mientras otras se quedan inmersas en el sueño de pretender lograr lo que desean, no se aún si logran sus objetivos basados en la idea de que todos los caminos te llevan al lugar deseado o las cosas las consiguen con tal facilidad que ni siquiera pueden entender como es que pasa, pero pasa. Por supuesto que en ocasiones me resulta inevitable sentir cierto recelo o algún sentimiento de incredulidad ante lo que esta sucediendo. Me desconcierta el hecho de que gente que nunca se esfuerza según yo, pueda tener en sus manos lo que quiere, lo que desea, mientras que otros que parecen trabajar arduamente no obtengan nada y hablo en todos los planos, el del amor, el dinero o los viajes, puedo verles la manos llenas de lo que quieren y aún así, me sigo diciendo que todo eso no es posible. La cosa es muy simple, se trata de desear algo, luego el que lo desea, basado en sus técnicas se pone a trabajar en lo que a deseado, de preferencia se trata de conseguir desde el mismo día en que se desea, quizá siendo disciplinado o les baste con desearlo, que importa la técnica, lo importante es el resultado, quizá se pueda agregar que siendo un tanto osado, resulte más efectivo. Luego un día, todo aquello que estaba en la imaginación en los deseos, se transforma en parte de la realidad, en el presente, mismo, en ese instante todas las cosas al ser parte de la realidad se transforma en algo crudo, irrelevante quizá, creando una especie de poca o nula satisfacción y ello nos lleva a nuevas interrogantes, porque quizá el asombro deja de existir o porque algo a fallado en este loco intento. Pienso todo esto que parece no tener sentido, pero que viene de la mano de nuestros comportamientos diarios, quizá en ideas que nadie podrá responder nunca, pero me inquieta el querer saber porque un hombre o una mujer puede traicionar a su pareja y crearse las situaciones más complicadas de vida o porque si un ladrón roba por necesidad una vez que suple sus necesidades sigue con esa extraña manía, o si alguien se avienta en paracaídas lo hace una y otra vez, hasta quizá perder la vida. Quizá todo eso sin respuesta, tenga en el fondo alguna interpretación que nadie procura entender, pero ante la idea de desear algo, llame a ese algo como quiera y después de trabajar en ello y lograrlo, te preguntas si eso era en verdad lo que deseabas y experimentas una especie de decepción o desilusión, allí debe estar el asunto en la desilusión, en la falta de asombro en esa parte de la realidad que pierde su magia y su encuentro con la realidad la convierte en agresiva. Quizá porque en ese trayecto de camino de la imaginación a la realización se debe pasar por la decepción y entonces pocas cosas tienen sentido, pero sigo sin comprender porque sucede con el amor, cuando este se puede transformar en el máximo de los valores de nuestra vida, quizá por ser un situación tangible y a nosotros nos encantan los sueños. Claro que la decepción es parte del presente de las cosas que se pueden lograr, por supuesto que todo ello viene de la mano con la idea de cuanto más se parezca lo soñado con la realidad más decepcionados nos encontramos. Quizá nuestra voluntad este viciada con la idea de poseer lo que jamás se puede tener y nos encontramos con lo que no se puede querer, todo ello claro que nos lleva a una profunda reflexión que terminaría por perdernos en espacios tantas veces estudiados y que siguen sin decirnos mucho, pero que existen como un auxiliar para definir nuestro comportamiento. Realidad-imaginación-decepción, sin importar el orden, pueden ser los artistas de nuestro comportamiento y es la única forma que puedo encontrar hoy en día para explicar cosas que parecen no tener sentido. Sin duda podemos hablar de la conciencia y todos los demonios posibles que se le puedan asociar, igual podemos hablar de la condición realidad del presente con la realidad de la imaginación, creando con esto una compleja desigualdad así como un territorio de espera que al comparar sus efectos nos pueden llevar con prontitud a ese mundo del desencanto. Todo ello convierte nuestras vidas en un complejo círculo vicioso. El tener lo que se sueña, lo que viene de mano de la imaginación, puede un día transformarnos, hasta llevarnos al límite de que un día nos vemos vagando con la cabeza gacha y sin ganas de nada, porque todo lo que hemos deseado o soñamos con tener, ya esta en nuestras manos, ese mismo principio quizá sirva para entender tantos comportamientos que se nos hacen un tanto de animales, donde un hombre o una mujer se mezclan con otros ajenos a sus parejas, para así poder seguir existiendo, quizá cuando lo hacen no sea otra cosa que un signo inequívoco del tedio, donde el aburrimiento puede cobrarnos la factura más costosa de nuestras vidas. Se puede pensar que en verdad se esta loco, cuando se tiene todo y se opta por algo, algo que incluso no podría ser perdonado. Quizá un día no muy bueno, acaso motivado por esos deseos de seguir soñando, de seguir imaginando se hagan ciertas cosas que parecen no ser racionales, pero en el fondo devuelven la vida por un segundo, para después decirnos, que ya entendemos de que se trataba todo, un día quizá podemos entender que el aburriendo o la practica de cotidianidad nos hace enroscarnos en una lucha entre realidad presente, en esa realidad de tener lo que hemos soñado y entonces nuestro deseo nos hace virar hacia otros lados, un día todos tendremos la necesidad de entender como es que se gesta la desilusión de las cosas que hemos imaginado, pero no por no haberlas logrado, sino por estar ya en medio de ellas. Solo espero que ninguno de nosotros sea sorprendido y nos de por sorprendernos a diario con las cosas que nos gusta hacer, solo espero que nadie deje de asombrarse, o que de de soñar y que la imaginación sea lo último que pueda morir.

Para saber en realidad acerca de esta loca teoría del desencanto, quizá sea buena idea leer a Nicolás Grimaldi, en ese hermoso libro que responde al nombre de Breve tratado del desencanto, traducido del francés por Juan Montelongo.

No hay comentarios: