Moverse, ir de un sitio a otro, descubrir lo mismo en un rincón de la tierra, que aún existen coyotes que persiguen a los correcaminos o descubrir en otro rincón que un río puede contener toda la historia de un lugar, un río, la mar, el desierto, los espacios que te puedes regalar con solo quererlo, buscar sin estar interesado en detenernos, buscar, porque en el fondo nuestra vida esta ligada a la búsqueda y no a la brusquedad de quedarnos inmóviles, entonces, de eso se trata el moverse, de eso se trata la vertiginosa inmovilidad, el sacar los demonios y andar con ellos de paseo. Me he movido es cierto, de un sitio a otro sin importar que alguna ciudad le llamen la ciudad luz o si la luz en esa ciudad tan solo existe cuando los rayos del sol le favorecen, me he movido sin considerar distancias, en plena libertad, aunque algunas veces mis movimientos son motivados porque ya me he metido en problemas, después de todo me gusta estar dentro de ese vértigo de andar de un lugar a otro, quizá sean tan solo taquicardias.
Mis límites a veces son una línea que llaman fronteriza, pero entonces imagino que estoy del lado que no puedo pisar y que el lado que en ese instante piso, se llama al revés, es como si el norte fuera el sur y el imperialismo la mejor forma de vida.
De la nostalgia y del cansancio en los tiempos del consumismo o la globalización, eso tiene una fácil forma de curarse, aunque eso no diga que tan efectiva sea, pero dicen que se cura comprando, comprando, comprando, comprando, para eso, ofrecen a la gente de escasos recursos económicos tarjetas de créditos con cuentas que nunca podrá pagar y que quizá le sometan a una enfermedad mucho peor llamada depresión, pero hablar de más y más enfermedades solo nos puede llevar a sitios sin sentido, sitios que quizá son inexistentes, algunas cosas tienen cura, otras cosas uno debe de hacer lo necesario para curarse, sabiendo de antemano que es imposible hacerlo. Te diré el secreto para la nostalgia y el cansancio, un secreto que va mucho más allá que el consumismo. En ayunas debes tomar una infusión de optimismo, preparada con agua de piedras, serenadas durante todo el tiempo que dure la noche y absorberla mediante el vapor que se desprende recién hecha la bebida, es lo más efectivo que conozco. Aunque quizá el verdadero sufrir, sea en el sentido de querer tener más tiempo para ir descubriendo más y más cosas y tu posible nostalgia este infectada de la alegría, entonces ese remedio nada puede hacer por incrementar ese placer, allí procede a tomar el manual de los días de 26 horas, te vendría muy bien…
Mi cabeza, bueno hablar de ella es hablar del dolor y de la cosa esa que llaman demencia, inclemencia y otros placeres ocultos que se tranquilizan una vez que tomas el Topamax de 25mg, tampoco es la gran cosa decir todas esas cosas cuando ya son rutinarias. De mis manos puedo agregar que son inquietas, pero a veces se duermen en una mudez desconocida, es quizá porque desean tener un nuevo dedito, como si fueran parte de su irremediable destino, aunque el destino es algo así como la justificación de todos los posibles errores, así que mejor no sigo con todos estos sentires del cuerpo y su composición.
Mi lugar, mi casa, el mundo, todo es parte de una larga lista de sinónimos, a veces me muevo tanto que parece que he llegado muy lejos, a veces ni me muevo y sigue pareciendo lo mismo, otras veces me quedo a la espera de que algo pueda suceder y nada pasa, y cuando quiero que nada pase, descubro que estoy donde menos me habría imaginado, quizá porque me niego la posibilidad de andar buscando, de dejarme sorprender por todo lo que me rodea, a veces creo que el río de los Remedios no es menos hermoso que el Sena, solo que tienen otros olores y en uno pueden viajar pequeñas embarcaciones, mientras que en el otro viajan los despojados de sus sueños, los que ya no viven, sutiles diferencias, pero con un poco de imaginación, ni siquiera es posible notarlo…
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