martes, 8 de enero de 2008

DE ESOS SUEÑOS EN EL SILENCIO....

Tendrá algún sentido todo este parloteo, donde cada instante invertido parece ser lanzado al interior de un abismo que carece de dimensiones, tendrá algún sentido perderse en un monologo diario, dejando que la voz se apague en ese desencuentro un tanto amañado de la vida y los sueños, para decirse un día, después de tantos dolores, que ha válido la pena vivir, tendrá algún sentido esa reflexión constante que no lleva nada.



Fue necesario abandonar la idea de la felicidad a manos de una loca aventura. Fue necesario despertarse en medio de toda esta locura inventada para entender que no todo lo que se puede desear nos lleva al camino que muchas veces hemos pensado como cierto y único. Mientras cada uno iba pensando en las cosas inmediatas para su vida, las cosas se fueron transformando, hasta el punto de llegar a ignorarnos, sí, así como suena, llego el momento en cada uno vencido por esas cosas que llamamos orgullos nos dejamos vencer para entregarnos a las pasiones más desmedidas, pero que ni siquiera por asomo de la casualidad pudiéramos esperar, al menos yo no las esperaba y entonces sucedieron. Por supuesto que para poder llegar hasta ellas, he tenido que cerrar todas las posibilidades de volvernos a encontrar, no es que me hagas daño o que tus cosas sean tan fuertes como para sacarme del mundo que ahora me gusta, en realidad nada de eso ocurre, sino que me preocupa verte inmersa en un llanto que logre hacerme sentir culpable de tus desdichas, aunque las probables desdichas de las que hoy hable solo sean dichas y favores de otros cuerpos, otros escenarios y las circunstancias posibles que te da tu nueva estancia o no se como llamarles, es decir cada día se me ocurría un nombre nuevo para tus cosas, pero ahora no tengo tiempo para ello. La lluvia durante mucho tiempo se encargo de humedecer mis pasiones, claro esta que son cosas que yo me permitía, pienso que todas estas cosas jamás fueron parte de tus quejas diarias, pienso que nuca tuviste necesidad de meter las manos al fuego o de cerrar las ventanas de tus sentimientos pues nada de lo que tú pudieras experimentar con mi presencia se veía que pudiera correr riesgo alguno, luego tu debilidad emocional, pero esa debilidad causada por un orgullo dolido me dio muchas cosas en que pensar, por supuesto que para ese tiempo todo ya estaba perdido. Otras veces llegue a pensar que te gustaba regalar el tiempo, porque no encontrabas que hacer con el. Conjeturas, no se trata si quiera de un gran descubrimiento. Mientras todas estas cosas parecían salirse de orden, me gustaba escuchar a Bach, hasta en eso somos diferentes, tú preferías el parloteo de una música que no lo es y que me aturdía con esa cacofonía destructiva, claro que todo eso ahora ya no importa.

Quizá el gran error que he cometido era el pensar que muchas cosas se pueden lograr con solo desearlo, pero sin duda mis sueños no eran otra cosa que la necesidad de inventarme, de inventarte, de vernos dentro de un mundo ajeno al que vivimos a diario, por supuesto que en todos esos intentos nos daba por ponerle nombre a la pasión, ahora mismo no se porque te incluyo en las cosas que yo venía haciendo, no es justo querer pensar por ti y tomar decisiones carentes de sentido. Llegue a imaginarte tocando algún instrumento que diera rienda suelta a mi imaginación un tanto proclive a llevarte a lugares inalcanzables, por supuesto que mi loca idea por hacerte parte de todos mis sueños estaban en decadencia, todo porque así lo disponías con todos tus celos y tu forma inapropiada de regalarme tu ausencia. Lo único que tuve de ti con toda certeza fue tu ausencia, no se aún el motivo que me llevo aferrarme durante años a una situación inexistente, ni siquiera se aún porque un día decidí dejar de lado mi decisión de no buscarte más, pero bueno todo eso ya no importa, porque al pasar el tiempo, la razón de las cosas, han logrado caer por su propio peso y es que no había otra forma posible para poder entender lo que nos hicimos, por supuesto que al final cada uno saco las uñas de la indeferencia y las fue encajando hasta hacernos daño, aunque pienso que para esas alturas el único daño que podías hacerme, ya estaba hecho desde antes, fue digamos como una confirmación de daños. Que loco puede parecer todo esto.

Empecé a negarte mientras tú de cuando en cuando me regalabas un segundo de tu tiempo, quizá no me lo regalabas, quizá lo que pasaba es que no tenías nada que hacer y en tu aburrimiento pleno intentabas saber que estaba haciendo, de alguna forma siempre te intriga saber las cosas que hago, o quizá tan solo deseabas jugar al tiempo de escribirme, porque ese juego era de alguna forma tu venganza para las cosas que te había hecho antes de tu partidas, por supuesto que las cosas que te hice, no pueden ser otras que el ignorarte, y después al descubrir tu lejanía, decidí que era tiempo de levantar ese cerco de silencio y continuar el dialogo, porque tu presencia, solo me hace bien cuando esta lejana, porque había decidido, verte como amigos, porque toda relación que pudiera existir entre los dos, lo único que podría traernos serían dolencias del alma, aunque hablar de las dolencias del alma requiere de grandes espacios de tiempo, no es algo simple, eso sin considerar que para eso debemos armar la explicación basado en las pequeñas cosas, esas cosas que parecen desapercibidas pero que en conjunto conforman el todo.

Tú no pudiste callar.

Durante mucho tiempo reclamaste airadamente mi comportamiento, le dijiste a mis amigos que no era posible que yo tuviera ese comportamiento ante ti, que tú lo eras todo, que terminaría por arrepentirme, lo único que lograste fue ponerme en alerta.

Por supuesto que me ha dolido el no seguir con este juego de aventuras sin sentido, pero no me duele porque ello con lleve a tu ausencia, si observas un poco nunca nos hemos tenido, el dolor viene de la idea de perder cierta malicia hacia contigo y que las cosas que hagas ya no me sorprendan, el dolor no es otra cosa que un desprendimiento del ese diario invento, de ese diario sabor que nos recorre mientras nos bajos acoplando a nuestras ideas. En el fondo ambos hemos ganado, claro que cada uno en un escenario diferente al que hemos pensado o planeado, así mientras tú te encargas de tener en tus manos ese espacio con el que tanto he venido soñando, yo estoy en las proximidades de un norte a lo más extremo de los sueños, de esas cosas que no pasan por nuestras cabezas, pero que son parte de la realidad diaria, esa realidad que no tiene necesidad de ser inventada. Aunque debo decir que muchas de las cosas terminan por invertirse, lo mejor es que cada uno esta ahora donde quiere, en mi caso la sonrisa me acompaña en mis cosas diarias, peor para llegar a ella fueron necesarias algunas tardes en silencio y otras tantas inmersas en el llanto, después de todo nadie dijo que vivir fuera fácil y mucho menos nos dijeron que los sueños se deben cumplir al pie de la letra.

Yo he podido callar hasta hoy.

No te he reclamado nada, te he pedido que no dejemos de ser amigos, pero claramente veo que tus intenciones de esa amistad no te vienen muy bien, por supuesto que el hecho de ser amigos, no nos da el derecho de acostarnos en la misma cama y sentir nuestra piel en ese ardiente deseo, al menos ese no es mi concepto de amistad.

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