lunes, 22 de diciembre de 2008

Recorridos...


Recorridos…

Cuantas distancias recorridas
sin más cobijo que el cielo,
ese cielo protector y amigo;
recorridos que me han llevado
de un extremo al otro,
extremos que ahora extraño,
pero que nunca añoro.

Transitar obligado
que me permitía
desmarañar mi interior,
escudriñar mis pasiones,
despertar mis demonios;
recorridos que me hacían
repetir siempre la misma pregunta,
esa de quien termino con quien y
el por qué ahora estaba en el fin del mundo.

Estos recorridos que me han llevado
hasta donde ahora me encuentro,
no arrojado, sino con pasión repentina y cierta.

Recorridos que me hacen desmarañar
mi verdadera esencia,
mi pasión inmediata y la de largo plazo,
para tener crédito de mis historias,
de mis locuras, de mis andanzas.

No soy inocente en los abandonos,
desde que empecé a escribir
soy culpable de casi todo,
no se contra quien estoy,
pero en todos las esquinas
siempre me encuentro
con un posible enemigo,
que es el monstruo de mis espejos.

Cuando me cuentan las historias de quien corta con quien,
cuando alguien me llena la vida de sus miedos,
me dan ganas de seguir vagando,
como huyendo,
tratando de encontrarme con mi esencia,
escarbar donde nadie lo ha hecho,
beber con tranquilidad
la refrescante historia de lo que fuimos,
sin embargo no se contra quien o
con quien debo disculparme
por los errores de ese pasado;
mientras tanto el monstruo me acecha
y tengo que seguir con mis recorridos.

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