lunes, 22 de diciembre de 2008

Principios...

Por qué uno se encuentra ante situaciones que nunca esperaba. No puede ser motivo del azar y mucho menos de la suerte, o es que acaso existen las segundas oportunidades y estas vienen por si solas, sin que nadie las pida. No lo sé. No puedo decir con precisión que es lo que nos incita a tomar o dejar en nuestro andar una serie de eventos, no se hasta donde nos puede llevar la vida sin vernos amenazados por la presencia de la muerte y si todo lo que nos pasa es porque así tuviera que ser, lo cierto es que no creo en aquello de que las cosas ya están determinadas. Pienso en la existencia de nuestra vida como consecuencia inmediata de lo que hacemos, pero en ello uno debe preguntarse de cómo es que nos afecta el principio de incertidumbre. Tampoco lo sé. Por qué nuestra mirada salta de un lugar a otro y pensamos siempre en lo alegre, en lo incontenible que puede ser la vida si estamos en medio de esos eventos, por qué un día creemos aburrirnos y olvidarnos de todo aquello que nos ha llenado de pasión a lo largo de nuestras vidas, y entonces dejamos que la pasión despertada por la vista sea aún más poderosa que todas nuestras emociones juntas y en ese momento pareciera que nuestros latidos son más fuertes, sin explicación alguna. Por qué es que todo se nos presenta de forma intencionada pero sin intenciones y vemos lo que los demás no logran observar, sin ese necesidad de andar anunciándose, más bien, desnudos.

Me entere que ya nació Isidora. Un regalo de la Diosa Isis. Un Don de vida, eso espero que sea para mi amiga Pilar, que mientras ella esta en medio de sus batallas, yo libro las mías, en esta lucha por no saber que hacer, en esta pasión que desborda, pero uno debe entender donde termina la pasión y entra la obligación, uno debe dejarse vencer por el sentido de la responsabilidad y abandonar todo lo que ama para ser dueño de mil efectos materiales. Me he debatido mucho en los últimos años por sacar adelante mi proyecto, es cierto que si hago un balance no he logrado mucho, al menos no como yo pudiera querer, en cierto modo este año deje de escribir, empecé en algunos momentos historias pero todas inconclusas y eso y no hacerlas es lo mismo. Conforme pasan los días cierto encanto de agresividad se ha ido apoderando de mí, en ocasiones me asusto y entonces duermo menos, y duermo menos porque me preocupa que al despertar me encuentre con un monstruo, pero lo que más me da miedo es ya no despertar, no quiere decir que le tenga miedo a la muerte, sino ya no despertar queriendo ser lo que por tantos años he deseado, me da miedo tener que madrugar todos los días por tener que cumplir con un ritmo de vida, con un temblor por todas las noticias diarias de este mundo y por el desencuentro. Si ya no viviera más creo que no tendría complejo alguno, es decir de un tajo se termina todo, el sueño, la locura, la pasión y por ende la vida. Pero despertarte y saber que dejas todo lo amado a un lado por tus miedos, por no ser capaz de hacer las cosas que te llevaran a lo que amas eso si que espanta. No duermo porque me da miedo perderme en el sueño y regresar a un mundo que nunca me a gustado, el miedo no es que me lleve a donde no deseo, pero cada vez aprieta más y me obliga a tomar decisiones. Este es un año seco, no he logrado prácticamente nada, a veces pienso si es que necesito de la tristeza o es que en realidad no se escribir de nada. Eso me espanta.

El otoño termino por irse. Muy cierto es que dejo a su paso muchas horas de frío e inquietudes, vino a revolverme las noches, no perdió tiempo para arrebatarme de mi idilio tantas veces pudo, me trajo noticias sorprendentes, algunas dolorosas como las que llegaron desde Chile, al igual desde ese país una tarde, la tarde de la presencia del otoño en esta parte del continente, me trajo noticias llenas de esperanzas. Debería decir que los días grises me llenan de melancolía y aunque no soy amante del frío, los prefiero si por allí, sin hacer mucho escándalo se asome el sol, me gusta el aire fresco, pero no en exceso. Extraño las charlas con mis amigos, a veces de tanto extrañar tomo el teléfono y llamo a quien sea, no a quien quisiera, pero esas platicas mediante el aparato es fría, porque siempre hace falta el apretón de manos, el buen abrazo, incluso hace falta un café aunque yo no sea buen bebedor de café. Hace falta pues lo cálido, lo humano y no dejar que esta época nos enfríe el alma. Cualquiera puede decir que todo esto suena a lamento o soledad, incluso a amabas cosas, la suerte es que no es así. La suerte si es que existe es que estoy más cercano que nunca a la compañía, al abrazo y al amor, la realidad es que no estaba acostumbrado a ello, que en ocasiones todo me parece complicado, más no imposible.

Empecé con la idea de escribir un libro, un día me di tanto vuelo que avance a grandes pasos con las ideas, no se acabaron estas ni el aire para hacerlo, pero algo en mí no esta funcionando de manera habitual o lo que hasta antes era habitual, algo en mí se ve transformado, algo me mantiene en alerta, pero confieso que no sé que es. Los amigos. No se con que precisión extraño a alguno de ellos. No quiero comprometerme con ideas locas y con todo ese cuento de los propósitos de las nuevas épocas, lo único que deseo es poder seguir haciendo esto que me gusta, seguir trabajando con las letras y tomar todas las opciones posibles de estudio para convertirme en realidad en lo que tanto he deseado, y no perder nunca más los sueños, al menos el otoño ha hecho favor ya de marcharse, no se si el invierno sea aún más duro, pero al menos tengo la esperanza que al irse lo que continua es todo más colorido y las aves cantan con mucho más fuerza al llegar la primavera, al menos se que si me esfuerzo y si por alguna suerte de esta vida logro ser disciplinado llegare hasta done quiero.

Todo lo dicho puede ser un loco sueño, podría estar dormido y no recordar estas líneas o quizá nunca las olvide de tanto que han estado en mí. Amo a mis amigos, amo mi mundo y amo a Claudia.

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