lunes, 21 de abril de 2008

Despertar y creer que nada es un sueño


Despiertas temprano,
tomas el telefono,
envías un mensaje,
despiertas alegre,
continuas con tu rutina,
podría ser diferente,
es decir te levantas
temprano en el viejo continente,
tomas rumbo a lo desconocido,
lavas un poco de platos,
les sirves la comida a los ricos,
a los orgullosos,
a los que tienen con que pagar el servicio;
incluso podría ser la siguiente situación,
despertar temprano
dentro de un penal de máxima seguridad,
limpiar tu espacio y el espacio de otros,
tomar el desayuno,
después hacer la faena
y hacer todos los trabajos
de regla o por que no,
despertar en medio de la selva,
lavar la mascara que algunos
llaman pasamontañas,
montar a caballo,
fumar la pipa y hacer política
desde todas las fronteras posibles.

Despiertas y todo tiene un sabor raro.

Despiertas temprano,
te cubres el rostro,
tomas el telefono,
un par de llamadas
un pequeño mensaje,
luego juegas a que escribes, y
piensas en la compañía
de fusileros paracaidistas,

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