jueves, 28 de febrero de 2008

Un cuento...


Desperté envuelta en llanto. Sabía desde un principio que se trataba de un sueño. No son esos sueños donde puedes ver cosas que te gustan, tampoco es algo que nadie pueda entender, pero lo peor de todo es que sentí mucho miedo, ni siquiera cuando nos asaltaron sentí tanto temor. En mi sueño me encontré a un hombre, alto, sucio que nos seguía a mi hermano y a mí, lo encontramos por la arenera, cerca de lo que fue el sitio de trabajo de papá, donde tenía la ladrillera. Ese hombre me estaba llamando por mi nombre, me preguntaba si lo recordaba, pero todo el tiempo le dije que no, luche mucho por despertar, porque sabía de sus deseos por matarme. Eso fue la primera noche. A ola noche siguiente, estaba otra vez en mis sueños, cerca del río, un tipo decidió que pondría la electricidad a todo ese entorno para que nadie pudiera pasar, y entonces cuando acababa de hacerlo, llego de nuevo, ahora era un tipo limpio, de piel limpia, montado en un caballo hermoso, me pregunto lo mismo, si es que sabia quien era él, le confesé que no, por supuesto que ya había adivinado de quien se trataba, pero le negaba su identidad sin saber si con ello podría ganar algo. Me dijo que no le importaba que esta noche el venía a matarme, empecé a temblar, andaba de nuevo con mi hermano, así que le dije que lo dejara ir, que ese era mi deseo, que después podría matarme, no se opuso, entonces luche como nunca, hice todo lo posible por despertarme, pues estaba segura que eso era lo que estaba sucediendo, lo logre, pero ahora estaba mucho más espantada que nunca, por primera vez sentí una tristeza enorme, y el miedo más profundo que una persona pueda experimentar, por primera vez en todos estos años de soledad llegue a pensar en el poco sentido que tiene todo esto de vivir sola, me retorcí en mis silencios y tuve ganas de abandonar esta casa, de irme a un lugar donde pueda estar con alguien, donde la noche no sea tan mala, donde mis temores no se exageren con un sueño, donde las cosas al menos puedan parecerme más seguras, la verdad es que no se, si existe dicho lugar. Posiblemente alguien este metido en problemas, quizá el tipo de mis sueños este por revelarme algún secreto, él me dice que toda la vida anda conmigo, que nunca estoy sola, pero cuando el miedo te domina, ni como entender esas cosas. Quizá se trate del sueño de siempre, pero esta vez me ha dominado el miedo. Me llamo por mi nombre, Helena, Helena. Siempre he creído que todas las cosas tienen un precio, el haber decidido quedarme sola después de mi separación, ahora trae sus consecuencias bajo el brazo, por supuesto que uno puede aspirar a estar por siempre acompañada o tener un amante, pero de que sirve un amante cuando esta lejos en el momento en que se necesita, no tan solo se necesita de amante para calmar los ardores y luego si estos ardores son frecuentes, mucho menos sirve tener un amante exiliado de nuestro entorno. Todo tiene un precio, es cierto, decidí soportar la tortura de estar sola a cambio de la felicidad de mis hijas, a cambio de que ellas se sintieran segura y no se aún, si ellas se sienten así o si al menos son en lo más mínimo felices, pero me duele esta soledad y este miedo primerizo que me embarga desde hace unas noches, la verdad es que ya no deseo seguir viviendo en casa, en esta casa que he mantenido a lo largo de estos años, como si estuviera esperando, pero el caso es que no espero nada, y nada me espera en ella sino es la presencia de la muerte y no le tengo miedo a la muerte, solo que no deseo morirme aquí, así, en medio de tanta soledad. Ahora tengo por lo menos vecinos y mucho ruido, ahora me siento más débil que nunca. Desperté a las tres de la mañana, sentí tantas ganas de salir de casa, pero tan solo pude apretar los dientes, miedo, eso era todo, corrí a verificar que las puertas estuvieran bien atracandas. Desde siempre me siguen los sueños, esas visiones que son la antesala de alguna muerte, desde siempre puede sentir la presencia del fin de la vida de forma anticipada, observo a la persona que esta por morir y me resigno, porque entiendo que nada de lo haga puede cambiar el destino o la suerte ya echada. Hace unas horas se murió la madrastra, no he llorado porque pienso que eso no tiene sentido, tampoco me siento mal por no haber estado en su funeral, es más creo que ni siquiera existió tal funeral, es decir, el cuerpo les estorbaba que ya deseaban deshacerse de él. He llegado a pensar que ese cuerpo fue parte de una entrega para que mis hermanas se puedan graduar de brujas, eso de la brujería a veces me parece una gran estupidez, pero existen los que mueren por tener poderes, así que no debe ser nada extraño. Mire de nuevo la hora, ya estaba por amanecer. Sentí esperanzas de que al llegar el día las cosas fueran mucho mejor, pero que sentido tiene el estar viviendo sola, lejos de todos y tan cerca del olvido, mi miedo no tiene nada que ver con lo que he soñado o si es que la muerte se aproxima, estoy segura que tarde o temprano terminare por morirme, el miedo es parte de las circunstancias, de la idea de ser sorprendida y que nadie se entere, me aterra la idea de apestarme en casa y que solo así se den cuenta de que deje de respirar, me aterra la idea de que nadie este allí para asistirme cuando ya no pueda moverme, me preocupa que nadie se entere y es el único favor que deseo pedir, aunque a veces no se a quien. Juana ha venido por la tarde a la casa, al parecer esta triste por como se han dado las cosas con la madrastra, como si ella hubiera sido una persona que se diera a querer, le he dicho que ha cosechado lo que sembró, que no es cosa nueva, que los miedos son naturales, le he contado de mis sueños, de todo lo que me pasa, de la loca idea de irme a dormir a sus casa o a la casa de mi hermano, aunque él ahora no esta, hemos hablado de tantas cosas, del dolor de perder a la gente que se quiere, de la risa, de la pintura en la cara de la media hermana, de quien Juana sospecha que no es hija de papá porque la considera un espíritu malvado, como si papá hubiera sido un hombre recto. Eso de que papá fue un hombre bueno es un cuento que nos inventamos a últimas fechas, no fue otra cosa que una necesidad de creer en algo, incluso él tenía esa necesidad para rescatarse de sus demonios, quienes lo conocieron cuentan que fue de lo pero, incluso mi hermana debe haberlo notado porque ella es un poco más grande, así que no es raro que la media hermana tenga esa frivolidad y esa maldad que le corre por todo su ser. Un día mientras recordamos a algunos de la familia, nos dimos cuenta que el que no es brujo, raro nombre para una persona, esta inmerso en delitos extraños, delitos que son castigados por la ley del hombre y de Dios, asesinos, violadores, que se puede esperar de una sociedad enferma, de una familia enferma, que alguien sea diferente ya es ganancia, pero no todos pueden ser diferentes en un mundo donde las cosas van mal, no todo puede tener esa connotación de extravío, de dejadez y decir que nada importa mientras no nos afecte. Le he dicho a Juana que nosotros hemos inventado el cuento de que papá era buena gente, que quizá ninguno aprendió a odiarlo porque pensamos que nuestra madre nos abandono antes de hora y él no supo que hacer con nosotros, la realidad es que nos abandono a nuestra suerte, nos arrojo de casa, nos llevo a vagar sin destino desde una edad nada propicia, estuvimos expuestos a toda suerte de vida y esa misma suerte nos ha hecho seres que de alguna se conforman con sus miedos y lo poco que pudieron logra, los sueños solo eso fueron, solo eso pueden ser, de nada me sirve decir que me hubiera gustado ser médico si ni siquiera pude aprender a leer, de nada me sirven tantas cosas porque son tan solo sueños, aunque en ocasiones confieso que pensaba que existía una esperanza y me agarraba con firmeza a las cosas que pudieran venir. No, si las cosas no son como uno quiere, la herencia que nos dieron a mis hermanos y a mí, no fue otra cosa que la idea de ser prostitutas o delincuentes, quizá asesinos o todo lo malo que a alguien se le pueda ocurrir, por suerte o por nuestro empeño, ninguno ha llegado a eso y a estas alturas de la vida es un poco menos que posible, diría yo, que hemos de morir con lo que pudimos hacer, es decir vivir la vida con más o menos decoro, pero todo eso no es más que otra historia del día a día, no porque me hubiera levantado con miedo las cosas son diferentes, nada es diferente, todo esto esta con nosotros desde siempre, todo es parte del mismo juego, del mismo andar en medio de esta soledad en la que nadie esta en el momento en que mi voz tiene ganas de gritar y ser escuchada, entonces me pregunto para que sirve tanto esfuerzo, para que seguir en esta lucha diaria, quizá porque en el fondo nos resulta imposible aceptar o dar el siguiente paso o porque quizá aún no es tiempo. Es un día caluroso, como si el ambiente quisiera advertirnos de las cosas que están por llegar, es un día lleno de silencios sordos, de esos silencios que nadie se percata porque el ambiente esta viciado de ruidos que no se comprenden, es un día lejano de las alegrías, lejano de todos los recuerdos, me dan ganas de sentarme, de darme por vencida, pero no puedo, no quiero pensar que todas las cosas están dichas, se que aún puedo hacer otras más, entonces no me desplomo, tomo mi cuaderno de aprendizaje, esos cuadernos que te enseñan a leer, estoy en demolición constante por dentro, pero se que es importante saber leer, se que puedo lograrlo, aunque me desespero con facilidad, lo intento, se que no falta mucho, aunque después de un rato logro cansarme y me desespero de nuevo, pero las esperanzas no me dejan, al menos eso me alienta. Tengo la ligera sospecha que ya te aburrí, que ya te aburrí y que quieres irte, tengo ganas de no seguir sola, de irme aunque sea ala casa de mis hermanos, no importa de quien, no importa si tengo que soportar el ruido de los niños, el ruido de la televisión y los chismes, tengo la ligera sospecha que el silencio llegara muy pronto, que ante la primera oportunidad nada de esto seguirá en pie y aún no termino con mis proyectos y no me gusta dejar nada a medias, tengo tantas sospechas y un solo miedo, no tiene que ver con las cosas que sueño o si un día amanezco muerta, lo único que deseo es no apestarme como un perro porque nadie se ha enterado, porq1ue a nadie le importa, no deseo que me lloren o que me guarden luto, no deseo esas cosas tan extrañas a la que nos vamos acostumbrando, ni siquiera deseo el silencio de los demás o un mundo lleno de contrariedades, no se que me pasa, pero he experimentado el miedo más grande que quizá pueda experimentar, me ha robado el sueño y pienso que no es otra cosa que la soledad, acaso la soledad nos vista por la noche montado a caballo con un rostro hermoso y nos dice que desde siempre esta con nosotros, acaso la soledad se encarga de tomarnos de la mano y hacernos vibrar de forma inaudita para después sacudirnos con una fuerte sensación de vacío, caso esos sueños no son otra cosa que recurrir al pasado de todos nuestros temores y mostrarnos lo viejos y débiles en lo que nos vamos convirtiendo. En el fondo todo eso no importa.
En casa tengo un par de habitaciones vacías. Una enorme casa, de que sirve una enorme casa si la mayor parte de los espacios están vacíos, de que sirve tanta lucha si al final se termina mucho más solo que al principio y digo que más solo porque al principio o en alguna parte del principio podía correr con mis hermanos y disfrutar de una inocencia que se vería interrumpida a la primera oportunidad, fui mala en cuanto tuve la primera oportunidad, aunque mi error consistía en defender de la única forma que era posible, no sabía de otras cosas que no fueran las agresiones, los golpes o los maltratados eso me habían enseñado, por eso respondí así, mi padre no fue un buen padre, jamás nos quiso, en cuanto se caso se divorcio de nosotros, a la muerte de mi madre, también nos toco morir con ella, para él no había otro mundo que su nuevo matrimonio, con sus nuevas hijas, para él, el amor no lo fuimos nosotros, nunca un padre manda a sus hijos a rodar por el mundo cuando estos aún son pequeños, nunca padre trata de heredar para sus hijos, la delincuencia o lo peor de esta vida, nunca nos quiso es lo cierto, y se confabulo con la madrastra y aún con todos esos errores perdonamos de ambos, no sus errores, sino sus egoísmos, no nos toca ahora a nosotros decidir que suerte les espera después de la muerte, eso si es que existe algo después de todo esto, de ser así, ya les tocara el sitio para el cual hubieran trabajado, no es nuestra culpa, ellos decidieron lo que deseaban ser, nosotros no pudimos decir que padres tener, la suerte quedo echada una vez que mamá le alcanzo la muerte. Ahora tengo frío y miedo, tengo ganas de llorar y esta soledad no deja de crecer. No quiero seguir sola, me dan ganas de invitar a alguien que se venga a vivir a la casa, no deseo seguir ahogándome en estos sueños de todos los días, sueños que se repiten a lo largo de mi vida, sueños de persecución, de muerte, de engaños, de vida sin vida y siempre el mismo callejón, el mismo lugar donde un día me volé el pulgar de un machetazo, el mismo lugar donde jugamos a unas cuantas cosas antes de que nuestra infancia fuera interrumpida, ese sitio tiene un interés especial para mi mente, como si allí hubieran pasado grandes cosas y lo único que puedo recordar cuando sueño es que allí es donde empieza todo, ni que hacer, por esta noche ya no quiero seguir con los sueños, ya no quiero seguir sola, quizá sea tiempo de mudar el silencio, quizá sea tiempo de compartir estas paredes, antes de que ellas se queden solas, ya es tiempo, es el tiempo.

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