sábado, 23 de febrero de 2008

Claudia...



Lo único cierto de todos estos días es que tú me rescataste, entonces como darte la espalda o como decirte que no quiero saber ya nada de ti, luego si por lo menos fuera cierto, existiría en mí una gran batalla, lo cierto es que no deseo alejarme de ti, que algunas veces me da miedo que mi forma de actuar lo eche a perder todo, también es cierto, no se porque me gusta esta libertad disfrazada, pero de lo que más disfruto es de estar a tu lado, no tengo razón para negarlo, ni siquiera tiene sentido el hacerlo, me gustas a todas horas, lo mismo a la una de la mañana que las tres de la tarde o cuando regresas enojada del hospital, me gustas incluso cuando me dices que esta noche es la noche y que por fin he de aprender a bailar y yo te digo que no y tú te enojas contigo por crees que estas rogando y entonces cada uno intenta dejar las cosas en calma, porque sabemos que al otro día al despertar estaremos de nuevo bien, me gustas en todos los rincones, lo mismo cuando vamos a la playa o nos vamos al cine, en verdad que vamos al cine, yo de eso se poco aunque no dejaba de ir, en realidad se poco de casi todas las cosas, pero no por eso dejo de hacerlas, de investigar, de hurgar por todas partes para averiguar con que me puedo encontrar. Por alguna razón desconocida voy lento, parece que estoy parado o que no quiero hacer nada, no creas del todo lo que tus ojos puedan percibir, pero tampoco dudes de tu razón. Pienso que esta lentitud se debe al verdadero proceso de acoplamiento, a esa necesidad de irse estableciendo, el hacer que un lugar se transforme en propio, aunque no se si puedan amar todos los lugares, de tantos lugares que he amado, a veces creo que lo mío con las ciudades ya no es otra cosa que una franca prostitución, pero la verdad es que me gusta. Lo que me preocupa es que el mes se va sin decir o hacer una llamada de alerta, y si así se van los años, los tiempos, entonces empiezo a tener miedo porque no deseo que llegue el día en que ninguno de los dos se pueda mover ya, aunque el movimiento de nuestras mentes siempre serán libres. Confieso que es contigo con quien aprendo a vivir, con quien aprendo todo lo que me parecía ya saber, confieso que estaba muy equivocado, reconozco que en algún lugar de este espacio siempre existe alguien que nos complementa, no me gusta la idea de que alguien tenga que estar con uno por leyes naturales de la vida, para mí lo eres todo, aunque quizá cada uno lo sea para el otro. Solo quería decir que te amo. Dentro de un rato nos iremos por allí de vagos, quizá deberíamos dejar de hablar un poco y hacernos los locos, aunque locos ya somos, ¿alguna sugerencia?

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