domingo, 22 de abril de 2007

Indocumentados



Indocumentados
Llegaron al medio día. Conforme fueron pasando las horas, su presencia se vuelve más inquieta, esos olores amargos, entre quemado, entre sudado, flota en su ambiente. La misma escena se repite cada que un grupo de gentes viene desde alguna región de la parte central del continente, vienen con sueños heridos, con sentimentalismos dulces, tristes, pero todos esos sentimientos son viejos, son gentes que desde los diez u ocho años sueñan con llegar al país del norte, sueños que se envuelven en cuatro palabras. Allá esta la felicidad. Pantalones doblados, manchados por la grasa del ferrocarril, la misma escena, los colores casi uniformes, rostros abatidos por el calor, parece que todo es inservible. En la tele dicen que un grupo de gentes es traído con engaños, también cuentan de forma sensacional que el indocumentado más joven del mundo a pasado por estas rutas, lo dicen como si fuera el gran descubrimiento, al igual que mencionan con absoluta tranquilidad que les llevara un par de meses poder llegar hasta su destino final. Allá esta la felicidad.
En la ciudad la actividad sigue sus ritmos normales. Vecinos voluntariosos salen a darle agua o un poco de comida, también entre ellos se mueve una figura que destaca primero por que su ropa blanca brilla con la presencia perezosa del sol, luego porque da indicaciones, levanta la mano, sonríe, se le ve moverse con toda libertad, todo es una mezcla extraña entre ordenes, gritos, risas, los invita a pasar a la casa del inmigrante. "Cuidado con esa mujer", "atiendan a ese niño que tiene fuertes arcadas de dolor provocados por el vómito", "vamos hermanos, la casa del inmigrante, es su casa, es la casa de Dios", esas son sus voces; muchos vecinos del lugar solo miran las escenas, otros más se preguntan la verdadera necesidad de atravesar medio mundo, colgado como moscas, pegados de un tren, como si las moscas viajaran en tren, luego colgadas, es decir si viajan lo hacen posadas en frutas que poseen un color impresionante. El tren tiene un color triste gris o rojo, pero nunca colores brillantes…
II
Bajo los estragos que causa la presencia de ese sol perezoso, un grupo de personas rodean al enviado de la casa del inmigrante, ponen un poco de atención a sus indicaciones, de paso uno que otro de los recién llegados aprovecha para mencionar su situación, para dejar en claro que son parte de múltiples abusos a lo largo de su recorrido, son crónicas fragmentadas de su suerte. "En Tonala, agentes de migración se han llevado a mi hermana, era de madrugada no pude ver sus rostros con precisión, luego el miedo me ha hecho correr", "cuando nos alcanzó la mañana, tomamos de nuevo el tren", ¡vamonos!, el tren viaja a más de 80 Km/h, bueno es lo que me dicen. Algunos están debajo de la sombra de las jacarandas que dicho sea de paso en este mes suelen florear. "muchos han muerto en el camino"
Al enviado de casa del inmigrante poco le importan sus referencias, eso si saca su recién adquirida cámara digital, se pone a tomar fotos, pues debe tener archivos, imágenes, todo lo que sea bueno para demostrar su actividad humanista, el necesita de situaciones más precisas, necesita que esta gente vaya a casa del inmigrante, con ello asegura las partidas presupuéstales de los diversos sectores no gubernamentales de las diferentes regiones del mundo.
-¿Desde cuando vienen viajando, todos forman un grupo?
Desconcertados por sus preguntas, los indocumentados se miran entre sí, empiezan a regarse, algunos deciden comprarse bebidas refrescantes, otros buscan donde tomar un baño, hacerlo en el río no es buena idea, sobre todo que en estos tiempos de calor, de sequía, el única agua que corre en él parece ser alimentada por los sistemas de drenaje público. Lo que menos importa es desde cuando o si son un grupo que viaja unido para poder protegerse, lo importante es llegar al destino que se han trazado.
Uno del grupo de indocumentados alza la voz, pregunta o más bien puntualiza, que lo importante es saber como les puede ayudar la casa del inmigrante, que es lo que ofrece. El enviado le dice que cuentan con baños, un total de siete baños para más de trescientas personas, también tienen techo para que puedan pasar la noche, pregunta el mismos sujeto si les pueden ayudar con ropa, con víveres, si alguien se hará responsables de las personas desaparecidas en el camino, quiere saber que le sucedió a su hermana después de haber sido detenida por los agentes de migración. El enviado guarda silencio.
Un grupo de colegialas observa los acontecimientos- Ni madres que me voy de mi país, aunque sea de gata pero de aquí no voy Rosita. Deberías ver como los tratan en el camino, yo he visto los reportajes en la tele, esta cabrón su suerte. Mi primo León, dice que un día se subió con ellos dizque para saber como es la vida de esos viajeros, pura pinché mala suerte, los roban, los violan, los bajan del tren, los van a tirar bien lejos, peor que animales, por cierto mi prima León perdió un ojo por andar jugándole al pendejo… ¿Sabes Lucía?, yo le dije a mi madre que sino puedo hacer una carrera, me meto de enfermera, viven bien, por lo menos me puedo mi tía ya se compro su vocho, también se compro su casa, bueno todavía no lo acaba de pagar.
Adriana es la única que no sonríe, ella se enamoro de unos de esos viajeros que va en busca de dinero verde, en busca de sueños de agua que se destruyen una vez que alguien se muere de sed. Su enamorado perdió la vida al caerse del tren. Sus amigas intentan darle ánimos. Deberías hacerle caso a Roberto, es muy buena persona.
El grupo de amigas decide que no vale la pena andar como tontos de un sitio a otro, que si bien es cierto que en los Estados Unidos se gana muy bien, pues no existe nada más hermoso que la libertad, que ellas no son para estar escondiéndose o llenas de miedo, después toman, el microbús, se van a sus casas…
III
El enviado de la casa del inmigrante levanta los brazos trata de imponer la paz. Uno que va con él, grita, "por favor pongan atención al padre Castellanos", Wilson uno de los indocumentados se sonríe, "ya decía yo, que esto no era cosa buena", se le ve en el rostro una expresión de temor, Juana la más joven del grupo le toma de la espalda, se lo llevan. María le dice que en un pueblo de Chiapas han sufrido los peores abusos, por un grupo de religiosos, incluso algunos de sus compañeros de viaje han perdido la vida en ese lugar, la policía esta de acuerdo, luego si nadie reclama los cuerpos los avientan a la fosa común, es atroz lo que allí sucede. Ella le enseña su brazo lleno de marcas, dice que pudo escapar a tiempo, su rostro se llena de lágrimas, después continua sus pasos, se une al resto del grupo. Están espantados, piensan que cada que se le acerca algún tipo es para robarles, luego el no traer papeles encima los hace no tener derechos, su vida es dura, sus sentimientos se vuelven complejos, pero no bajan la mirada, creen que si siguen unidos podrán llegar a su destino, lo que aún no saben es que pocos llegan en realidad. El padre castellanos se une de nuevo con ellos, les explica que entiende su situación, pero les pide un poco de confianza, los invita a pasar a la casa del inmigrante, allí no existen policías, estamos para ayudarlos, nos mueve solo la razón humana, es la gran obra de Dios para sus hijos. Luego les dice que deben reportar esos abusos. _Pero a quien- Antonia muestra su impaciencia, su rostro muestra ese rictus de dolor, seguro esta arrepentida, pero lleva más de un mes viajando, más de una vez con este intento. Nos ven como pendejos, lo primero que nos piden es nuestra credencial de elector, sino somos del país, nos dicen con la cara llena de burla, ve a tu país, cachuco de mierda, aquí no tienes derechos, acá el perro tiene más derechos que anda, regresa antes de que te ponga una madriza. Así que para que quejarse si acá no se tiene derecho alguno, pero no fueran los gringos porque hasta inventan culpables, puras palabras padre, mejor vaya usted a seguir jugando con su casita del inmigrante, con perdón de usted, no quiera vernos la cara de pendejos…
IV
Los que les preocupa es el tiempo que tendrán que esperar para que el tren se ponga de nuevo en movimiento.
No será mucho tiempo, en lo que las máquinas cargan combustible, los empelados de vías checan que todo este bien, así como hacen los recuentos necesarios, quizá unas horas, o de dos a tres días como máximo, nunca han estado más de dos días, así que ya pronto de pondrán en movimiento de nuevo, cada vez falta menos para llegar a su destino, peor también cada vez corren más peligro, es en el interior no en las fronteras donde la cosa se pone feo en México.
Los indocumentados ponen cara de asombro, si fuera por ellos quisieran que ese tren no parara nunca, que al llegar a su destino bajara un poco su velocidad para así poder bajarse con el tren en marcha. A estas alturas del viaje lo han perdido casi todo, las ropas van ya sucias, pero lo mejor del caso es que solo existe una cosa que no se atreven a perder, eso es el sueño, piensan que del otro lado una vez que ganen dólares, mandaran por su familia, ellos se van para no volver jamás pero más tardan en pensarlo que en ser regresados, eso si es que corren con suerte. Otros más llegan, hacen su vida del otro lado, este lado deja de importarles. Lo que menos importa es donde van a dormir, aunque algunos traen dinero, es decir han pensado en hacer su viaje de laguna forma fácil para llegar al destino, después a recuperar ese dinero pues lo deben, así que estos hombres rentan protección de otro grupo de harpías que se encargan de exprimirles a los largo del viaje hasta el último centavo, a cambio según ellos de protección, lo único que hacen es meterlos entre paredes largas, en unos cuartos más calurosos que el infierno. Por supuesto en las mañanas les sirven un desayuno continental, frutas, huevos, jugos, pan; no esta mal que estos modernos "polleros", sirvan por lo menos el desayuno, con tanto abuso poco es lo que hacen…
Deberían cargar sus documentos, actas de nacimiento, credenciales, pasaportes, nunca esta por demás, luego si llegan a los Estados Unidos los van a necesitar para cuando tramiten su residencia correspondiente, más vale estar en un lugar de manera legal, porque eso de andar escondiéndose no es buena señal. Además si es que se casan, la verdad es que deberían pensar en todo ello, deberían hacerse de un sitio seguro entre sus cosas, para transportar allí sus pertenencias, las cosas más importantes, procurar por nada del mundo perderlas.
-Ay padrecito, como se ve que nunca ha viajado de indocumentado: no tenemos un sitio seguro para vivir, mucho menos un sitio para dormir en las noches de viaje, luego a usted se le ocurre que debemos cargar papeles que a la hora de la hora no sirven para nada, mire yo tengo mi pasaporte, pero sin visado no puedo entrar casi a ningún lado, también tengo acta de matrimonio, peor mi marido hace mucho tiempo que llego a los Estados Unidos, a él es quien voy a buscar, pero si ya se caso de nuevo, pues ni que hacer. Pero llevar papeles encima, eso si es de locos, ¿acaso cree que nos dicen indocumentados por no tener un visado?, ya decía yo, es usted puro soñador, hombrecito de Dios, mejor regrese a su casa del inmigrante, alguno debe haber llegado por allí…

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