martes, 1 de mayo de 2007

Pago de servicios para la vida...


"Somos lo más que somos porque nos alteramos."

Pago de servicios para la vida…

Por la calle se escuchan murmullos, voces que gritan acerca del dolor, voces horrorosas que al parecer le cantan al amor. Ese es el escenario diario, después de 17 años fuera de casa, las cosas no son igual. Con esas ganas de dormir, entre el mal humor o la presencia de los dolores paulatinos de la edad. Aún entre sueños, Magdalena se despierta creyendo que ya es tarde, le atemoriza pensar que se le puede hacer tarde, se levanta de la hamaca, prende la luz, se lamenta por la hora, una noche más sin dormir plenamente, avienta todo lo que esta a su paso, se encuentra enojada, tienes unas ganas inmensas de llorar, pero al igual que siempre prefiera aguantarse, tragarse sus dolores. Al verse reflejada en el espejo entiende el desorden de las líneas de expresión en su rostro, el mal humor por no dormir es algo que se le puede notar con mayor facilidad.
Se mantiene tensa. Escucha el ruido del ferrocarril que marcha a las dos de la madrugada, no importa que su ruta sea a más de dos kilómetros de donde ella se encuentra, de noche los sonidos son más nítidos, puedes escuchar con precisión los ruidos más íntimos. Sabe que ya no podrá dormir, sin embargo se acuesta de nuevo en su hamaca, no deja de mecerse, la situación se torna cada día más compleja, pero tiene que soportar cada evento, cada situación. A veces se dice que debe aguantar solo un poco más, solo hasta que termine el año. Se desploma en una sensación de vacío, con un dolor físico muy inferior a todos sus sentimientos. Esta harta. Aprieta los ojos, ya le arden, el corazón, le viene molestando en los últimos días, siente una extraña sensación, como si fuera a perder a alguien muy querido, eso sin hablar de sus constantes sueños. Trata de no pensar más, sabe que las cosas con Tomas no son como ella lo piensa, él no vendrá por la casa como hasta hace unos días. Intenta huir a esa serie de pensamientos, sabe que las desgastan, que no le permiten hacer una vida como ella lo desea, de alguna manera la van atando, la van condicionando en algo que no le interesa. Tener que tomar la rienda de su vida no es una tarea simple, sin embargo a estas alturas que cosa puede fallar, desearía tener alguna enfermedad, un pretexto simple le basta, una mala palabra, un segundo de retraso, pero es inevitable, llegado el momento ni como hacerse a un lado, así que tiene que poner en claro lo que desea, por donde piensa ir, necesita establecer su estrategia para que sus noches no sean igual de largas, sin dormir…
II
Por un segundo decide poner su vida en mano de Tomas, pero luego cuando se siente insegura, lo que hace es recuperar su vida, dicho sea de paso que solo toma sus decisiones en sus adentros, luego toma decisiones que a cualquiera podrían llenar de espantos. Orgullosa. "Magdalena no me digas que ya no quieres pensar en lo nuestro", la culpa de todo la tiene un tal José Cleofás, que con el afán de curar toda su curiosidad o morbo sexual se la pasa haciendo bromas un tanto estúpidas. "Solo a dicho la verdad: a que aspiramos con todo esto, con el tiempo te aburrirás de mí, solo me buscas porque de laguna manera te sientes seguro, pero después nada seguirá como hasta ahora", mientras ella tiene el control de las cosas, todo marcha de maravilla, ese sentimiento le hace no tomar una decisión inmediata, parece que le gusta el juego de poder, parece que se siente muy cómoda teniendo en todo momento el control de los actos, de las circunstancias, pero esto no puede durar toda la vida, eso sin contar que la vida cada vez es más corta.
Tomás, quiere obligarla a detenerse. "Toda mi vida, me la he pasado soñando, jamás me ha importado la edad, o si las cosas que uno hace llevan o no a un puerto seguro, es decir, no me importa si lo que podemos intentar tan solo dura un segundo o lo que nos resta de vida, aunque mi apuesta es poder llegar hasta nuestro último aliento juntos." No importa si mañana cumples tus inigualables 60 años. No sigas con prisas por la vida, detén tu marcha un segundo, esperame. No pasara mucho tiempo para que pueda alcanzarte. Lo que quiero es que terminemos juntos, lo que nos resta por vivir. Se que ambos podemos darnos fuerzas, sueños, aventuras, se que aún la vida por vivir es mucha, pero ya no corras, no hagas caso a los comentarios sin sentido de la gente amargada, solo escucha tu voz, piensa en todo lo que te propongo, deja que llueva en tus entorno, deja que tu cuerpo se estremezca, dame la oportunidad de entrar para nunca más salir de tu vida. ¿Te imaginas?
Las imágenes provocan la sonrisa de Magdalena, en el fondo esta llena de miedos. Mientras su vida sigue con las mismas rutinas de los primeros años de su vida, el trabajo, los sueños, la poca esperanza, el desconocimiento de una madre que en ocasiones parecen hacer falta, pero sin duda cuando se tiene, pocas veces se acude a ella. A veces piensa que mientras ella trabaja, Tomás, andará coqueteando con las chicas de su edad. Tomás se detuvo, se quedo trabado en una sonrisa o un gesto parecido al dolor. "Cuando mi madre trabajaba, venían a casa cuantos enamorados posibles, ese tipo de vida me deje con cierta sensación de asco, no es mi deseo andar de cuerpo en cuerpo, lo que te propongo es puro, honesto". Te confieso que odio la traición, también odio el color blanco. Tendrás que ponerte celosa de otras actitudes, pero no de otras mujeres. Magdalena, no sabe que creer, en ocasiones sus dudas son más fuertes, pero nunca tan fuertes como sus miedos.
Siguieron caminando, juntos, quizá mucha gentes al verlos, pensaría en las mil cosas posibles, después de todo la gente siempre habla tenga o no razón, hace los comentarios más hirientes. Al llegar a casa Magdalena le pide sus llaves a Tomás: "¿Me entregas mis llaves?", por un momento el se resistió. Magdalena le dio las llaves por si algún vez no la veía por el mercado o por el trabajo, él viniera por casa, pues seguramente ella habría muerte, a ella le preocupa apestarse, vive sola desde hace 17 años. Tomás se resiste, le argumenta que piense en el tiempo, en las cosas que pueden hacer juntos, "porque lo pensé, tomé la decisión", decidió por los dos, poco importa lo que el otro piense, si es que le ama o lo que siente, es sencillo, tomar un decisión sin importar que alguno de los dos caiga o tenga una recaída de la cual no pueda rehabilitarse. Todo dentro de una actitud arbitraria.
Magdalena levanta las cejas en una actitud casi cotidiana, le dice que puede tomarlo como se le venga en gana… le dice que existen tantas cosas que no le permiten decidirse con toda libertad, entre ello la edad, luego las cosas que ella siempre ha fundamentado como moral de vida, el que Tomás tenga su familia, sus hijos, una esposa, eso hace todo lejos de un sistema poco funcional, así que si él decide suspender su vida conyugal, dejar de lado sus responsabilidades con sus hijos es algo que a ella no le agrada. Recibe todo tipo de argumentos, que van desde la idea que deben estar juntos para hacer soportable su vejez, que deben pensar que están en una etapa de la vida donde todo es más disfrutable, le dice que es un oportunidad de la vida, le comenta que él esta dispuesto a esperar todo el tiempo que sea necesario para que ella tome una decisión, que ahora es un tiempo precipitado, luego entre sus silencios cada uno entiende que el tiempo pasa volando. Es importante no perder el tiempo, pero más importante es no perder la oportunidad que se pueden regalar.
¿Quizá crees que no tengo razón?, si lo analizas, entenderás que todo lo que hagas te llevara a perder el tiempo, lo único que se construye con nuestros actos es la verdadera cara de lo que seremos al final de la vida, de seguir así cada uno terminara en completa soledad, esa será nuestra verdadera cara, nuestra única cara.
Ella desde siempre se aferra a sus silencios, una forma de responder casi a todo es decir porque así lo marcado la ley, otras veces lo único que dice es que las cosas son así porque así deben, tienen que ser. Otras veces le dice que acepto el que pudieran verse, atender sus coqueteos, pero pensar en que cada uno debe romperse para establecer una relación más formal, luego la doble vida, las responsabilidades, eso es algo que no es simple de entender, al menos ella no quiere aceptarlo. Le vuelve a pedir sus llaves…
Magdalena entre a su casa, cerro la puerta de golpe. Tomás le dije que no entendía, pero que seguiría esperando, no se trataba de retenerla, sino de tener lo que él pensaba podría ser un buen final para su vida. En todo momento le ha dicho que ella es muy injusta con los dos, ella tiene la tentación de dar marcha atrás a sus decisiones, tiene ganas de pedir disculpas por todos los insultos o quizá por todos los malos ratos, su actitud es siempre la de poder, es una forma natural de protegerse en el fondo es más débil de lo que los demás supone, digamos que se rompe con tal facilidad que una vez que siente que puede caer se pone boca arriba, se defiende con lo que tenga a la mano, no importa si con esa actitud termina dañando a los demás. Tampoco importa quienes sean los demás. Dentro de su casa lo vio todo como si nunca antes lo hubiera visto, por supuesto que esa sensación le empezaba a gustar. Por un lado se sentía a gusto, por otro lado tenía unas ganas inmensas de llorar.
Se puso acomodar sus cosas. Noto que sus paredes eran blancas, le agrado en ese instante no permitirle a Tomás que fuera dejando sus objetos personales, pues ante la decisión de no verle más, tendría que soportar el dolor de las mudanzas propias de la pasión, solo hasta ese momento pudo entender su extraño comportamiento, las cosas que suelen hacer los objetos, es una extraña manía, pero ahora le había venido muy bien, no dar paso a esa serie de circunstancias. Después de todo que son las cosas, solo objetos sin vida que ocupan un espacio que al parecer les resulta digamos propicio, pero si uno no le da importancia, pueden irse a la basura con absoluta facilidad, a Magdalena casi siempre le da por deshacerse de los objetos personales, ya sea arrojándolos a las basura o los quema, esa es su extraña manía.
Se tendió en su hamaca. Sin desvestirse, aún con el maquillaje, se cubrió la cara para dejar soltar sus lágrimas en un instante incontenible de pasión, de locura, de muerte. Noto de nuevo que muchas de sus cosas eran blancas. Magdalena recordó lo que hace unos instantes le había confesado Tomás acerca de su odio por el color blanco, le extraño que nunca antes se lo hubiera dicho, pero es de alguna manera normal, que una vez que las emociones se sueltan, se digan las cosas más tontas, también se dicen grandes verdades, es allí cuando somos capaces de expresar nuestros miedos, nos desesperamos con facilidad, allí es cuando se puede conocer a una persona a fondo, no existen secretos, es un momento extraño, es una situación que sin pensarlo nos lleva a las confesiones más extraordinarias. Bajo otras condiciones esa confesión hubiera sido un buen motivo para tener una larga charla, a ella le encantaba jugar con la idea de que él vivía pegado al cordón umbilical que lo mantenía unido a una mujer, a la mujer con la que él hacía esa vida conyugal, ella se divertía con tantas cosas que cualquiera hubiera tomado como agresivas, se aprovechaba de que tenía la situación bajo cierto control. La casa estaba tomada por el color blanco.
Con frecuencia el pasaba por ella a su trabajo, platicaban durante largas horas, de alguna forma ya tenían una relación clandestina que en ocasiones parecían tener una forma de absoluta intimidad. Magdalena muchas veces ha querido decirle a donde van realmente, que ellos ya no tienen la edad para comportarse como dos chiquillos, que sus tiempos son otros, ella desea seguir viviendo sola, pero al mismo tiempo el tener una relación condicionado por otros tiempos, por otras obligaciones, es algo que no le gusta en lo más mínimo. Al darse cuenta que nunca más iba a repetir toda esta experiencia le dio por temblar, tenía un buen amigo, una persona con quien podía hacer más llevadera la edad, luego así es más fácil atacar los efectos de la soledad, pero como siempre su carácter, sus caprichos, le hacían portarse de una forma que ni ella misma podía entender, quizá era porque esta inmersa en este siglo de la violencia.
Se prohibió seguir pensando en lo mismo, pero sus diálogos al desnudo solo sabían regresarla a las mismas cosas, su tema constante, su mente se mantenía ocupada por las imágenes o el recuerdo de las constantes platicas con Tomás.
III
Magdalena continuo con sus rutinas diarias, llego a pensar que la vida le pondría enfrente una serie de problemas, cosa que le importa muy poco. Sabe que si se deja llevar por las cosas de sentido común, la vida puede venirle mucho mejor, pero su vida carece de grandes preocupaciones, nada que no se pueda resolver con unos cuantos pesos, en el fondo sabe que esta dando los primeros pasos a sus reciente estrenados 60 años, le espera un largo camino si es que la historia de vida se repite como el resto de su familia, se puede decir que como vivir otra pequeña vida, la de los nietos, la de los que están por venir o van llegando en estos tiempos al asombroso mundo. Lunes 2. El primer paso de esta nueva edad es arrancar las cosas que tanto le inquietan, piensa en seguir con su rutina interrumpida hace un año. Aprovechar el tiempo, seguir trabajando, a donde le llevan sus actos, acaso un día la vida será diferente. Por lo pronto mantener la rutina es lo esencial. Apresuro el baño. Apenas, tenía unos minutos para llegar a tiempo al trabajo, no podía perder en estos momentos su empleo, pero después de fin de año, tendría otros tiempos, otras oportunidades, debería aprovechar todo lo que se presente después de cumplir con sus plazos.
El primer cambio en esta nueva vida, es que no se preocuparía por si Tomás pasaba por ella al trabajo, tampoco tendría que seguir lidiando con su jefe inmediato, que dicho sea de paso no se cansa de acosarla. Termino de vestirse, luego se fue a pintar las cejas, se dijo que si se la hubiera tatuado no perdería tanto tiempo en delinearse, luego en la madrugada es cuando menos puede ver. Pero entre buscar una estética que se atreva a realizar dicho tatuaje o si las hijas quiere ayudarle a encontrar un lugar adecuado se convierte en el más largo de los favores que nunca se cumplen. Se tuvo que resignar a seguir con su rutina de delinearse casi a oscuras. Noto que tenía hacer los pagos de algunos servicios de la casa, cosas de las que Tomás suele encargarse, pero ahora tendría que hacerlo ella. Al salir debería ir a un centro comercial, porque de ir a las oficinas correspondientes le llevara más tiempo, luego si considera que cierran temprano, pues le resulta difícil cumplir con esos pagos. Nunca ha querido tener problemas por falta de pago en sus servicios, ahora menos los desea tener.
IV
Magdalena pensó que tan solo se llevaría unos minutos en realizar sus pagos, después regresaría por el trabajo, para platicar con los del turno de la tarde, en estos momentos resultaba importante no perder el contacto con los compañeros, luego deseaba dejar todos los pendientes terminados pues para la próxima semana estaría de vacaciones. Pensó que le vendría muy bien ir a la playa, quizá un viaje por el puerto, tantas cosas pasaban por su cabeza, pensó que era tiempo de irse de pueblo en pueblo, realizar aquellos extraordinarios recorridos de su juventud, por aquellos pequeños poblados a ritmo de sones jarochos.
Solo estaba funcionando una caja para los pagos, poca gente en realidad una fila de dos personas esperando turno. Magdalena se formo. Segundos después llego una mujer un tanto desarreglada, con el cabello aún húmedo, con la cara llena de crema. Extrajo de su bolsa, los comprobantes de pagos necesarios. Le comento que ella siempre lleva consigo copias de todos sus papeles no sea que los necesite por alguna emergencia, en estos tiempos no se sabe que se pueda necesitar. "Cargo hasta la licencia, pero no creo que me la vayan a pedir, los de tránsito son mis amigos", eso sin contar que pocas veces conduzco, vive en un sitio tan céntrico. "¿Usted a que viene?" Magdalena respondió un tanto malhumorada, a pagar los servicios…
El tono cortante, no fue un motivo para que la desconocida guardara silencio. Siguió charlando. Pues yo como ya estoy grande no suelo venir a pagar, casi siempre me la paso viajando, a estas alturas uno no debe despreciar las oportunidades, la desconocida seguía hablando; por lo general los servicios los pago desde el banco, pero algo sucedió que este mes no se han hecho los cargos, uno no debería preocuparse por estas cosas, pero cuando se esta vieja, hasta los créditos te niegan, en fin, si tienes una cuenta corriente debes aprovechar esos servicios. En el momento en que se presentan las oportunidades debe uno aprovecharlas, para que más que la verdad, después ya no se sabe si vuelvan a ocurrir, así que si me sale un enamorado, pues ni lo pienso, si se le ocurre que debemos ir a la playa, pues me digo ya se esta haciendo tarde. ¿Por qué me miras así? ¿Piensas que no tengo razón?
Magdalena recordó que alguien, alguna vez le dijo que la vida a los 60 es muy complicada. Marcó al número de Tomás. Escucho su voz, dudo un poco acerca de que decirle: "Vamos sonríe un poco, por fin he hecho caso de tus consejos, he venido a pagar los servicios, luego al salir de aquí pienso ir a la casa de las pinturas, deseo cambiar ese horrible color blanco de mis paredes, ¿qué te parece el verde?... De acuerdo, que te parece si vamos el viernes, para el sábado quiero que vengas conmigo a la playa"…

"La mugre del hombre solo en casa sola."

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