martes, 5 de agosto de 2008

Pretextos...


Puedo debatirme entre tantas cosas, en el mundo de los recuerdos y todas estas acciones sin causa. Tengo presente la despedida más intensa de mi vida, lejos de ser por un amor falsamente construido o por la mujer que según yo, estaba perdidamente enamorado, fue por alguien que decía ser enemiga del romanticismo, pero que me rescataba cada que me veía en peligro, a veces creo que fue la primer mujer que creyó en mi, me refiero a mi situación tan compleja donde lo que más encontraba eran caras largas y uno que otro gesto de despedida sin más que decir. No tengo claro el tiempo, pero si el gesto y el beso, al igual que ese sabor extraño de una condena, la condena misma que surge cuando te despides de alguien para siempre, contrario a estar muerto, aquí las posibilidades con todo y los latidos de los amigos, se ven aminoradas y por alguna razón ya sabes que nunca más se volverán a encontrar. Soy amante de las estaciones de ferrocarril, en una de ellas nos despedimos, ya no se ni cuantos cigarros te fumaste y si en ese tiempo fui capaz de dejar escapar mis pensamientos, en verdad esta conmocionado, me negaba a dar un paso atrás, pensaba que no era justo soñar durante todos los días de mi vida con un lugar y cuando estuve allí no tener la fuerza para quedarme, pero las cosas por acá no estaban nada bien, y entonces me mantenía con una doble situación, la de afrontar todos mis problemas por un lado y los lazos sin sentido que me seguían atando a una condición de dolor que no era el mío, pero que de cualquier forma me remitían de nuevo a este espacio del que siempre tenía muchas ganas de huir. Acá las paredes son grises, el mismo ambiente impone sus tonos y siempre me parecen propicios para la depresión.
La tierra, tu tierra, no era del todo diferente a mis realidades, pero no tenía sentido estar en medio de la nada, con amigos prestados o una cama donde los dos podíamos convivir perfectamente e incluso con nuestros cuerpos que podrían acoplarse a la perfección, nada de eso era parte de mi interés, ni siquiera la idea de ser parte de los servicios de una sociedad que según pasaban los días se me tornaban agresivos. Así que tu tierra, al igual que la mía tiene piedras y aunque muchas veces alegamos acerca de la pobreza y el estado en que estamos sumidos en esta Latinoamérica, debemos reconocer que también puedes encontrarte en la tuya a gente en estado extremo de dependencia de las dadivas de los demás, es decir sino abunda la pobreza, por lo menos existe. El caso es que todo formaba parte de nuestros planes, de nuestras huidas, cada uno estaba dispuesto hacer lo que fuera necesario con tal de saldar todas las deudas contraídas con los sueños y por tanto nuestra despedida era y sigue siendo inevitable. Pienso que si un día volvemos a vernos, no será con tanta alegría, ya me paso con ese amor que una vez te conté, me lo inventé para sobrevivir, para salir a flote porque no se nadar, me lo inventé en la necesidad misma de sentirme vivo y creo que ella me invento para satisfacer su ego inmediato, quizá me consideraba inteligente, capaz de no se cuantas cosas, pero en el fondo, solo podría ser ante sus ojos un gran imitador. Cuando ella y yo nos volvimos a ver, yo deseaba que eso nunca hubiera pasado, que las cosas estaban bien allí, con una especie de esperanza, llegue a pensar que era demasiado temprano para sepultarlo todo y salir a buscar por una situación que quizá estaba lejos de todas mis perspectivas, pienso que estaba equivocado en cuanto acelerar lo inevitable, pero con ello no se cuanto me arrebate de vida, ello, no significa ella. Así que a la hora de enfrentar todos nuestros temores, de nada sirve creer que la experiencia adquirida sirve de algo, todo se agrupa para confabularse en nuestra contra y empezamos a escupir palabra tras palabra con el fin de liberarnos de todas nuestras culpas, cuando en el fondo nadie nos ha nombrado culpables, luego nos da por inventar situaciones especiales, hablamos de los demonios, del anonimato, del estrés y sus consecuencias para las funciones del estomago.
El último día te veía con ganas de gritarme que me quedara, luego ese beso tan espontáneo, tan de ti, que me invitaba a tantas cosas, por primera vez en todo el tiempo que estuvimos juntos pude notar tu desesperación y tu verdadera sensibilidad a las cosas, tus miedos, tus ganas de salir huyendo, o de tomar la mochila y venirte conmigo, eras en realidad la primer persona que creía en mí después de todo alboroto por unas cuestiones que no tenían en lo más mínimo el valor de la vida, pero espantado eso poco importa. Subí al tren sin mirar hacia atrás sabía que ya no estabas, pero tampoco deseaba bajarme y correr a buscarte, las cosas no atienden a un destino, sino a la realidad misma, desde ese momento cada uno agito los brazos para sacarse de encima tanta ansiedad y tanta necesidad de reencontrarse; no volver jamás, olvidarse de esos sueños que van de la mano con el pasado, enterrar incluso hasta el eco de tu sonrisa, parecía grotesco, pero con el tiempo no fue tan imposible, mientras sigue rondando por mi cabeza, el olor de la nicotina que exprimía a los otros olores del ambiente, eso cada vez que le dabas un buen golpe al cigarro. Así que nada de romanticismo, nada de apegos a un mundo de llantos, la realidad es inmediata y pocas veces admite errores, son nuestros comportamientos los que admiten toda clase de locura o sentimientos pasionales y que nos hacen débiles, tú me decías que no te atraía la idea del romanticismo, pero nunca deje de ver en ti otra cosa, quizá porque el que estaba inmerso en todo ello, era sin duda yo. La idea de viajar en tren, de vernos por última vez en la estación y estirar la mano en ese gesto tan trillado por nuestra humanidad fue quizá la mejor y es el instante que permanecer grabado por siempre en mis recuerdos, todo lo demás fue parte de este acto, de lo que nos llevo hasta ese instante en nuestras vidas y regrese a casa más derrotado que nunca, pero con una imagen que quizá pocas veces volveré a reconocer a menos que no sea en mis sueños.

7 comentarios:

En tus manos O.o°• dijo...

Como estas mi niño hermoso
Que linda historia ...!! es tu historia?
El amor es asi lleno de sensaciones de pasiones y momentos romanticos en los cuales no quisieras que terminaran jamas...el amor es tan complejo que ya no tengo palabras..


Al leerte senti como mi piel se erizaba ... cada letra escrita por ti no sabes todo lo que me provoca...

dame un abrazo


un besito

Carlos Saavedra dijo...

Solo que a ella al otro día se olvido de todo...

Otoniel dijo...

muy buen post.

En tus manos O.o°• dijo...

ya veras que todo pasa!!!
aun te duele?
un beso

Anónimo dijo...

Tal vez no se olvidó pero le dolía como a ti, quien puede saberlo??

Habla con ella, háblale y que sepa lo que dolió para ambos.

Un beso mi loco poeta.

En tus manos O.o°• dijo...

NO SE NADA DE TI ESTOY PREOCUPADA
COMO ESTAS?

En tus manos O.o°• dijo...

HOLA!!! QUE RIKO SABER DE TI
YA TE ESTABA EXTRAÑANDO


me alegra saber que estas bien
un besito grande