viernes, 1 de agosto de 2008

Cual es tu lucha?


La voluntad del poder, las ganas por saber lo que es un mundo verdadero, lo suprasensible, la metafísica y una serie de personajes que se han dedicado durante siglos a entender y explicar nuestro comportamiento, como si tratara de una fórmula matemática que admite todas las teorías posibles acerca de sus virtudes. Ideas de eternos retornos, de que las cosas tienen que ser una y otra vez lo mismo, ni siquiera hablo de la idea de que las cosas se tengan que repetir mil veces para poder aprender, hablo de que la vida se repite tantas veces que llega el momento que solo podemos entender que se trata de una gran mentira. El eterno retorno es sin más un mito.
Así que estamos en pugna, no nos preocupa como viste el enemigo, o si para la boda de su mejor amigo se pone sus atuendos plateados y su mejor sonrisa, ni siquiera nos importa la moda o los modales o el comportamiento que le permita juzgar a nuestra sociedad la cordura que poseemos, los disfraces salen sobrando en algunos casos, pero en general son necesarios cuando conforman nuestra geografía, así, sin tanta preocupación, Cervantes, da vida al Quijote, no le pone pasamontañas, no le pone el nombre de un grupo subversivo o el de un héroe para los oprimidos que cifran sus esperanzas en tener un mundo mejor, donde el gobierno ayude a los pobres a ya no ser más pobres y que por lo menos tengan para comer, a veces aspiran a ganarse la lotería pero ni siquiera les alcanza para el boleto. Cuáles son mis batallas, donde esta el desierto, donde puedo retornar a la realidad y entender que ya no se necesitan caballeros que salven a las princesas en peligro, la misma situación, las mismas cosas todo el tiempo, entonces la grandeza de la novela, la grandeza de las historias radica no es ser una receta mágica que cure nuestras dolencias, sino en el aliento que nos permite no darnos por vencidos ante nuestros demonios y saber que podemos llegar hasta la otra orilla aún sin saber nadar, porque el caso es creerse lo que uno desea y no desfallecer en ello. Así que la derrota por muy simple o dolorosa que pueda ser es un mal necesario porque en ella se aprende, derrotas desde la niñez, esa niñez preñada de ordenes, de acatamientos, de lo que puede y no ser, sin importar los daños, pero no por demanda de una sociedad, sino por demanda de nuestros actos, aunque con el tiempo decimos que todo eso nos jodio la vida, nos hizo agrios, fracasados y que nos han heredado lo peor. Cada uno puedes sentarse y contar su historia, sin duda debe de ser la más dolorosa, las más patética y porque no, la única que merece del dolor y asombro de los demás. Quejarse, gritar, traer la agresión en todo instante y en todo lo que hacemos nos algo extraordinario, es como el respirar incluso, venimos impresos e impregnados de ellos, no tan solo por las historias de nuestra niñez, donde para algunos nos heredaron todas las herramientas para ser lo que según la sociedad y el sentido común dictan como peor, el caso no es ese; también el ambiente juega un papel importante e incluso la alimentación así que nuestra habilidad es en realidad labilidad, y no tenemos de que quejarnos.

Cuantas batallas más tenemos que perder, pero insisto allí están las enseñanzas del Quijote a su fiel escudero, es que acaso no podemos ser Sancho Panza y entender lo que nos pasa y dejar tanto miedo, tanto dolor para otro instante, si bien es cierto que nos regalaron en nuestra infancia, gritos, ruidos, golpes, soledad y hasta un poco de hastío, debemos confesar que también nos regalaron la existencia con este entorno y sin hablar de la existencia genética, así que podemos disfrazarnos, no necesitamos de grandes cosas, ni de las mejores, solo es necesario tener esas ganas, esos deseos por hacer las cosas, así un día un hombre sin linaje y enamorado de las novelas de caballería, se monto a su caballo desnutrido y empezó, quizá las más grande de las odiseas de la humanidad, desde una novela, fue capaz de mostrarnos todo el dolor y toda la soledad, fue capaza de mostrarnos su necesidad y su poco apego con las cosas, entonces por qué nosotros no debemos luchar, acaso nuestro miedo es mayor o la edad de la tecnología nos ha rebasado. Nos busquemos sobrevivir tan solo, sino vivir en esta selva asfáltica de ruidos, de mentadas de madre, de oportunistas y aprovechados, de los que no saben lo que quieren y de los que quieren sin saber como lograrlo. Pienso que nada es suficiente y que lo llamado mucho, apenas es un poco, así que por qué no luchar, por qué creer esa loca idea de que la vida ya esta hecha, de que cada paso que damos en encontrarnos de nuevo con el destino y estamos condenados siempre a volver, a donde se vuelve cuando el pasado es tan cierto como lo podamos recordar y dentro de esos recuerdos sufre tantas modificaciones. Así que nuestros demonios pueden ser cuasi formes, deformes e incluso de más amplia gama que se pueda uno imaginar, los demonios según creo, no son otra cosa que nuestra imaginación potenciada para crearnos una referencia al miedo, al dolor, al escape. La Hidra podría hipnotizarnos y Afrodita hechizarnos con su belleza, cuantos dioses o cuantas cosas debemos hacer para creernos la vida, que cosas nos debemos inventar para saber que hoy estamos vivos; nos aniquila el pasado, el futuro aunque quiera es incierto, pero como algo que ya no existe y que se deforma en nuestra memoria es capaz de hacernos daño. Necedad o necesidad de estar inmersos en los recuerdos, afrontar constantemente a todo lo que nos hace daño y un día despertar y tener ganas de pelear, de luchar contra todos, porque no fuimos capaces de destetarnos del todo de ese dolor y porque nos sentimos humillados ante las acciones de los demás y entonces de que sirve poner la otra mejilla cuando nos han golpeado, de que sirve creer que lo sabemos todo de alguien cuando en realidad desconocemos a nuestros instintos más bajos y pasionales, quizá este alucinando con todo esto, pero esas ideas de constantes retornos y este mundo del dolor, nos lleva a instancias nunca antes imaginadas, gritos, llantos, violaciones o vejaciones, todo es parte de la vida y dicen que nos tenemos que conformar.
Cual es tu lucha, mi lucha, la batalla de todos en este mundo de conocimientos colectivos, porque cada uno de nosotros trae impreso el dolor y lo manifiesta de forma tan diferente a otro que le sucede lo mismo. Imposible retornar a la misma vida por siempre, imposible pretender que existe un eterno destino y que estamos condenados a ello, incluso imposible viajar en un espacio paralelo y reparar los daños que conforman un principio por demás interesante, donde la incertidumbre es el gobierno de ese mundo al que llamamos todos los días más o menos de la forma desorden o caos. Así que más que una lucha la vida es convencimiento, entrega en lo que hacemos sin estar midiendo a los demás, sin juzgar y entender que si un loco se pone una bacinilla en la cabeza y por escudo un pedazo de hierro oxidado, no significa que este loco, sino que esta supliendo su necesidad básica de vivir, para mí el Quijote es un principio de vida y como todo principio tiene la necesidad de crecer, amo el Quijote, y por consecuencia amo la vida y te amo porque estas en ella, y te amo todos los días y tengo que entender que todo principio, por una ley no establecida y clara tiene que tener un final, no importa cual pero existe, quizá eso es lo que me hace pensar en el pasado como algo necesario para poder estar hoy donde estamos. Mi lucha es más bien estas ganas por estar todos los días viciado de una felicidad que muchas veces se me esconde. No creo en la necesidad de volver a vivir las cosas que me duelen para sanar de ellas, es mentira que un clavo saca a otro clavo, son nuestras ganas, son estos deseos por vivir, sin engañarnos más…

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