sábado, 1 de marzo de 2008

Carta a Julio Cortazar


Rocamadour...


Si pudiera, si tan solo por un segundo pudiera cruzar unas cuantas palabras con lo que eres, con lo que fuiste antes del “Aplastamiento de las gotas”, o que Rayuela, estuviera ante mí y me mantuviera con la respiración en vilo, no se que te habría dicho, pero seguro que hubiera pensado que solo eras un personaje más de los que gustan leer y escribir, sin importar el orden; pero después de leer Rayuela, después de notar ese laberinto lleno de espirales de lo que fuiste, de todos esos ruidos que estaban en ti, las cosas cambiaron, me convertí en adicto, y la verdad es que no duele confesar, en lo que termine; uno cree que esas cosas son imposibles, pero leerte es lo que me ha causado quizá la mayor adicción, aunque no se hasta hoy si esas cosas son buenas o malas, por supuesto que es imposible que leas esta tonta nota o esta nota sin tonterías, pero me nace decirte, al menos por un segundo que podría durar la misma eternidad, gracias por atraparme en ese loco mundo de vueltas y vueltas, gracias por sacar provecho a todo lo que te toco vivir, después de todo, quien escribe es porque algo en su vida le hace el suficiente ruido y entonces se siente con esa necesidad de ir sacando todo lo que trae dentro, me alegra que dentro de ti, hubiera mucho ruido, tanto ruido, confieso que pensé que eras el único “fama” de este mundo. En realidad esta no es un a carta, ni siquiera es un intento para estar frente a ti, soy tan lleno de miedos y prejuicios que de seguro que al darse la oportunidad me quedaría callado porque mi silencio quizá sería lo más noble, lo menos tonto que podría decir, pero claro esas son las cosas que en este instante se me ocurren, la verdad es que una vez que la voz se hace audible, una vez que los demonios se sueltan, no existe espiral alguna que me detenga, no existe nada que sea comparable a todos mis miedos como para quedarme callado, entonces, empiezo con este juego de emociones, de sensaciones, de incapacidades que dejan de serlo y me convierten en alguien que me parece extraño pero que me he ido habituado a convivir con él, en el fondo, siempre he creído que todos nos enseñamos a convertirnos en esclavos de nuestros demonios, aunque otras veces me pregunto quien domestica a quien, escribir, pensar que alguna vez pudiste leer esta noche es una palabra excitante, quizá algún día pueda decirte todas estas cosas, después de todo nadie sabe si existe el mundo del otro lado, de aquel lado donde todo lo nombran con la muerte y los eternos castigos o premios a nuestra forma de ser en este espacio que a la gran mayoría nos gusta, aunque en ocasiones nos parece digamos un tanto agresivo. Así que no escribo para que me leas, sino para no dejar de sentir estas cosas, para no olvidar lo que deseo decirte el siguiente día en que sea posible vernos, escribo porque de alguna forma le das otro sentido a la forma de ver las cosas, porque la espiral emocional, la espiral pasional tiene sus efectos diarios en todo lo que hago y entonces lo menos que puedo hacer es dejar constancia de todo esto y pensar que si tengo suerte lo recordare el día en que nos encontremos eso si es que no andas ya por otros lugares, por cierto el queso Rocamadour es muy sabroso, hasta que lo probé entendí tantas cosas de la “maga”, eres genial Julio Cortazar, y Rayuela, es el libro de mi vida…

No hay comentarios: