martes, 15 de mayo de 2007

La suerte de Miguel....

La suerte de Miguel

Cuando alguien quiere rentar un departamento, lo primero que desea es que se lo muestres, quizá por aquello de que de la vista nace el amor o el odio o lo que tenga que nacer, si es que algo nace. El comportamiento de Lucía fue muy extraño, sólo preguntaba por la renta: 1000 pesos. Lo apunto en su pequeña libreta, luego note que traía en la mano izquierda un parche anticonceptivo, esas cosas a mí me dan mala espina, luego cuando voy a misa el cura nos ha prohibido el uso de todas esas cosas, así que sospeche de ella, pensé que todo lo que deseaba era un rinconcito donde meterse con su amorcito, con su amante o con quien ella quisiera. Imagine tantas cosas, a los padres angustiados cuando ella no llegara a casa, incluso imagine al abnegado esposo paseando por el corredor de su departamento, a la espera de su esposa, cansado de la jornada de trabajo, soportando el grito de los niños, o luchando con las carencias diarias del hogar, mientras ella daba rienda suelta a sus pasiones, imagine porque otra cosa no podía hacer.
Desde ese momento tuve una gran antipatía por Lucia, juro que si fuera por mí jamás le rentaría el departamento, me propuse no rentarle nada, le dije que si antes de cerrar cualquier trato no deseaba ver el departamento, que era en realidad algo incomodo, muy chico, con una sola recamara, que los muebles ya estaban viejos, luego eso de vivir en el séptimo piso, pues no es algo muy aconsejable, pues bajar escaleras como sea, pero subirlas diarios eso si que es como una manda. Me dijo que esta perfecto para lo que deseaba. Lucía insistió en dejar el trato cerrado, incluso me llego a mencionar la posibilidad de una rebaja, por supuesto que le dije que esa era una renta lo más baja posible, por un momento perdí el control, me dieron ganas de insultarla, pensé hasta para sus cochinadas buscan la manera de ahorrar, Dios mío, ayuda a la juventud de ahora.
Por dentro tenía una rabia incontrolable, pero me aguantaba o disimulaba muy bien, me dije que por nada del mundo permitiría que rentara dicho departamento, le argumente que acá vivían muchos niños, que no tendría paz, ni por un segundo, le dije que debería buscar en otros lugares, acá no tendría donde poner a secar la ropa, luego los muebles al estar muy viejos ya no eran funcionales, la televisión estaba descompuesta, la estufa hace años que no sirve, en verdad no te conviene le dije. Lucía me dijo que eso era lo de menos, no creo que eso le importe mucho a Miguel. Por la ropa no tendrá problemas, él acostumbra llevarla a la lavandería, por la comida yo se la traeré a diario, así que asunto resuelto.
Entonces me solté a reír, pero de manera burlona, eso le gusto a Lucía, quien se soltó a contarme cosas, me dijo que Miguel en realidad es una amigo, que vendrá por estas tierras porque esta haciendo un trabajo de investigación, me contó que es un incipiente escritor, sin nombre, sin fama sin fortuna, eso si, con carácter de la mierda, pero que una vez que se siente en confianza pues se porta de manera genial, me dio que ella desea ayudarlo, que si me pidió una rebaja es porque no le alcanza el dinero para pagar estos gastos, luego Miguel no puede hacer mucho por sostener su situación económica, atraviesa por el síndrome de los escritores, cuando estos van a la deriva por falta de capital, todo lo que ella deseaba, era ayudar un poco. En realidad me reí de sus argumentos, me parecía la tontería más grande que he podido escuchar en todos los años de mi vida, supuse de inmediato dos cosas, la primera es que Miguel se hacía pasar por algo que en realidad no es, ello me llevaba a entender que se estaba aprovechando de la pobre Lucía, en ese instante sentía compasión por ella, me hubiera gustado entrar en contacto tonel tal Miguel para averiguar que es lo que pasa por su cabeza, estuve tentado de preguntar en donde se encontraba ahora, pedirle a un amigo que es detective que lo investigara, ese amigo tiene una amiga muy hermosa, seguro que no le costaría en lo más mínimo saber las intenciones de Miguel, sobre todo si esta amiga le coqueteaba de forma descarada a este sujeto tan desconocido para todos. Por otro lado llegue a pensar que Lucía me estaba tomando el pelo, es decir la única realidad es que se trataba de su amante, no existía en todo esto historia confusa. Sea como sea, no me quede con las dudas, le hable a mi amigo Salvador, el se puso en contacto con Adriana, ella es abogada según se, pero esta profundamente interesada por el mundo de los misterios, así que estarían preparados para cuando Miguel pudiera llegar al departamento.
De todas formas, no deje de ponerle mil pretextos a la pobre de Lucía. Le dije que la renta mínima es por un año, ella deseaba tan solo un mes, le dije que si no tenía fiador, tendría que pagar al menos tres meses de adelanto, si se marchaba antes del año, perdía su fianza. Incluso si se marchaba al mes. Lucía me descubrió, me dijo que si le caía mal o es que ya tenía otro candidato para el departamento. Entonces le aclare que el edificio no era mío, que yo tan solo me encargaba de dar informes, que tendría que ir a ver al administrador. Ella se fue sin decir nada, ni siquiera un gesto de adiós o gracias. Se puso en contacto con el administrador.
Pensé que los ardores de Lucía estaban fuertes, que tenía unas ganas tremendas de apagar su fuego, la veía de alguna forma como desesperada, después de todo a mí que me importaba, aunque en misa el señor cura siempre nos dice que esas cosas no son buenas, eso de andar teniendo amantes fuera del matrimonio; deje que el silencio se tragara mis pensamientos. Lucía tenía urgencias.
El nombre del supuesto amante me hizo imaginarlo como alguien alto, quizá un poco obeso, es decir si es escritor debe estar sentado todo el día, un tanto perezoso, que no le gusta caminar, con un humor más insoportable que sus olores, debe oler mal, quizá ni siquiera se baña, tal vez ni se cambie de ropas. Luego si se le ocurría que le hiciera sus mandados, la verdad es que por nada del mundo me prestaría a sus juegos, subir siete pisos es de tontos. Quizá sea un hombre gritón. Si su nombre fuera el de salvador, otra cosa sería.
II
El día en que Lucía trajo a Miguel, me quede sorprendida. No fui capaz de contestar el saludo. Al entregarle las llaves de la entrada, lo encontré solo, leyendo un libro, tiene una sonrisa tan especial, luego dice cosas tan extrañas, pero no desafortunadas, pedí disculpas por mi falta de cortesía al verlo llegar. Miguel tiene parálisis de sus sistema motriz, no puede caminar, su vida trascurre entorno a una silla de ruedas, para nada es obeso, eso si se nota que si pudiera levantarse de la silla, tendría una buena altura, me gusta su sonrisa. Le conté las cosas que llegue a imaginar acerca del tipo de relación que sostenía con Lucía. Claro todo según yo, también le confesé que le había pedido a mi amigo Salvador que lo investigara, que incluso su amiga Adriana, se había puesto en contacto con él, diciéndole que ella no tenía novio, que el anterior no duro mucho porque fue un desastre por sus celos, a lo cual según ella, Miguel se había portado como todo un "perro" diciendo que él podría ser su novio, que incluso le había invitado a tomar un café un día de estos ya sea en la ciudad de Pachuca o en la misma ciudad de México. Me sentía muy apenada con Miguel, la verdad es que no sabía nada acerca de su condición, tampoco de sus amarguras o esas luchas constantes por vencer sus miedos, su inmovilidad era lo único que le permitía moverse, pero estaba condenado por todo lo que pudiera vivir a esa silla de ruedas. Me dieron ganas de llorar.
Es bueno que me digas todas estas cosas, fue lo que me dijo Miguel, pensé que también te caía mal, en los últimos tiempos mi forma de actuar me esta rebasando, a veces pienso que terminare dominado por la paranoia, que un buen día buscaré la forma de ponerle fin a mi vida, alguna vez le he pedido de favor a mis amigos que me ayuden, pero mira nadie quiere hacerlo, si tan solo pudiera moverme con un poco de libertad, otra cosa sería mi vida. Luego cuando esperabas que yo fuera algún amante de Lucía, pues me miras en este estado, pues de seguro te mortificas, pero no lo hagas, tampoco quiero que me tengas lastima, mira no te encontraste con un amante de mi amiga, en cambio te encuentras con alguien que para casi todas sus cosas depende de la voluntad de los otros, por lo menos puedo hablar, eso es un valioso regalo, en verdad que lo es.
Nos hemos reído mucho, le he preguntado por su familia, por sus viajes, por sus libros, me ha dicho que me regalara la copia de uno de ellos. Tiene siete libros escritos, me confeso que le encanta el siete que ya no desea escribir mal libros, que él cree mucho en la suerte. De su familia me dice que tan solo su madre sabe apreciarlo, los demás buscan la manera de deshacerse de él. Dice que le gustaría poder salir a la calle, pero lo malo son las escaleras, que estaba agradecido con Lucía por el espacio conseguido además de que ella lo pagaba todo con sus dinero, por un segundo pensé que las lagrimas me iban a traicionar. Lucía me prometió sacarme a pasear, pero debo entender que su trabajo en el restauran, así como las cosas de la escuela, le impiden tener ciertas libertades, mucho hace con pagarme el departamento.
Miguel esta convencido de que Lucía es una buena chica. También me ha contado que es cierto que Adriana lo contacto vía mail, le envió una foto en la que aparece con poca ropa, según esto, ella es modelo, trabaja para una compañía de llantas, que ella le dije estar encantada con lo que escribe, pero el sabe que solo se trata de un juego, en la red todo mundo juega, eso lo sabe muy bien, luego sino juegan, cuando lo ven con el cuerpo paralizado se alejan sin decir nada, así que él no se hace ilusiones, sigue los juegos, poco le importa lo que pueda suceder, de alguna manera sabe que las cosas no pasaran de las letras. Miguel suspira profundamente. Con voz fuerte repite: Las letras.
III
De todas las cosas que pude imaginar de Miguel solo he acertado en una: se la pasa sentado todo el día. Casi siempre esta en la ventana, le gusta ver como la gente va o viene de sus trabajos o quehaceres. Le gusta platicar con los inquilinos, por las tardes algunos chicos suben hasta su departamento, el les lee cuentos, les cuenta historias, todo el tiempo esta hablando, le gusta tener amigos. A veces no puedo ir hasta donde esta, me siento tan cansada de subir una vez tras otra los 18 tramos de escalera que conforman los nueve pisos del edificio. Otras veces le digo a Miguel que ya no hable mucho porque terminara con una infección en la garganta, pero a él eso no le roba los sueños, muchas veces se pone a gritar desde su ventana, la gente le devuelve el saludo, aunque eso no sucede con frecuencia. Me gusta la voz de Miguel, apenas tiene 35 años, perdió movilidad en un accidente de tránsito, un conductor en estado de ebriedad, le robo la movilidad de sus pies, me ha contado que solía viajar mucho, que conoce gran parte del mundo, que ha pisado todos los continentes, pero que le hubiera gustado pisar la mayor parte de los países de esta tierra; me dice que esta en estas tierras porque deseaba sentirse una vez más en le trópico de cáncer, yo de esas cosas nos e nada, pero me cuenta que hace pocos años, estuve en la mera línea del trópico de cáncer, solo que en los rumbos de la India, que ahora deseaba hacerlo en sus país, también h estado muy cerca del trópico de capricornio. Casi nunca tengo tiempo para las pláticas.
Le dije que no debería gritar tanto, luego le hable acerca de su letra, me gusta su letra, así que le pedí que me escribiera recaditos, que me los aventara por la ventana, a veces me aventaba rollos de papel, tenía el suelo del patio cubierto de papeles, muchas veces me escribía versos, otras veces pequeños fragmentos de historias, el me decía que no eran otra cosa que relatos, relatos en cuatro partes que hablaban de su vida, me fui haciendo aficionada a su relatos, luego todos esos papeles los fui apilando en el pequeño cuarto donde se guardan los útiles de limpieza. Pocas veces venía Lucia por el departamento.
En ocasiones no leía todo lo que Miguel me lanzaba, Dios me castigo por no hacerlo, mucho tiempo después descubrí que Miguel se encontraba en fase terminal de su vida, me lo había escrito, pero lo leía hasta ese día en que ya no pudo escribirme más. Tenía una enfermedad degenerativa. Le pregunte de nuevo por su familia. Me dijo que todas las cosas iban bien hasta antes de su accidente, pero una vez que esto sucedió, se vio obligado a firmar una serie de papeles que le daban poder a su abogado para quedarse o repartir todos sus bienes, su abogado es de la familia, al igual que su contador, lo único que hizo fue estampar su firma, luego despedirse de todo lo que tenía, para mala suerte no murió a consecuencia de su accidente, ahora tenía que vivir de favores, pero eso poca gente lo entiende, me contó que le quedaba un pequeño departamento en la ciudad de México, algo que obtuvo muchos años antes de tener dinero, pero que casi nadie sabe de su existencia, había pensado en venderlo para pasar sus últimos días de manera digna, pero no estaba convencido del todo, por lo pronto había decidido heredarlo a su madre. Su cuerpo se veía muy degenerado, sus manos se estaban volviendo viejas conforme los días pasaban, aparentaba más edad de la que en realidad tenía, pero su voz no cambiaba en nada. Como me gustaba su voz.
IV
Miguel nunca creyó que las cosas serían fáciles, esta agradecido con Lucía por haberle pagado el departamento, los domingos aprovecho para llevarlo a pasear. Para muchas cosas depende de los demás, cada día su vida se torna más complicada. Antes venía Lucía una vez por semana, ahora ni siquiera eso. Le pago los dos primeros meses de renta, después le pidió al administrador que dejara correr el deposito, para el tercer mes Miguel no volvería a decir palabra alguna. Eso si, Lucia le manda su despensa cada dos o tres semanas, pequeñas cosas pero que a Miguel le vienen muy bien. Siempre me pregunto porque accedió Lucía a que Miguel viniera hasta estas tierras.
Pocas hablamos de Lucía, a él le gusta contar sus aventuras por el mundo, siempre habla con cariño de una novia que tenía al norte del país, me dice su nombre tantas veces que termine por aprendérmelo, ahora esa chica se encuentra en España estudiando, seguro se casara por allá me comenta un tanto triste, también me dice que su padre es español que es un hombre muy rico, pero que él nunca ha querido molestarlo, luego se pone a llorar, me da la espalda, se pierde en su mundo. No deja de aventarme papelitos, todo el día lo hace, he llegado a pensar que no duerme, pues también de noche escribe, pese a que sus manos están muy deformadas, su letra no deja de ser hermosa, me gusta su letra, pero me resulta imposible leer todo lo que escribe, a veces he pensado llevarlo a la casa, pero allí tengo menos espacio, luego se quedaría todo el día solo, es más fácil que yo me quede en las noches en el edificio.
Me ha dicho que quisiera tener un perro, me habla del color del perro, del nombre de dicho animal, hasta de la raza me habla. También me ha dicho que le pedirá prestado a Lucía su celular, pues desea hablarle a su madre, ella debe estar muy preocupada, aunque le envía correos electrónicos, su madre no los puede leer, depende de alguien más para enterarse, pues ella no aprendió a leer. Quiere despedirse de ella, es lo que me comenta, pero Lucía ya no viene más por el departamento, he llegado a pensar que nunca más le volveré a ver. Le contesto que tendrá el celular en sus manos, que si quiere tener al perro pues debe pedirle a Lucía uno.
Le digo que no debe comer cosas pesadas para que si intestino funcione bien, me dice, que esas son tonterías. Se ríe de todo. En las mañanas es cuando lo veo más alegre, es cuando más escribe, hace unos días le llego un paquete, me lo dio, me dijo es para ti Cristina, el paquete contenía un libro, el titulo es "Atrapados" por Carlos S. me explica que ese es su seudónimo, su nombre de autor. Me hace mucha ilusión tener una copia de novela en la mano, prometo que la voy a leer, aunque suelo ser muy mala leyendo, haré el esfuerzo.
Casi todos sus mensajes son tristes, a veces prefiero no leerlos. Muestra lo horrible que es su enfermedad, el me dice que los guarde todos, que ese es su mejor regalo, me ha dado un sobre para cuando él ya no este, me dice que busque a esa persona que le entregue todas esas notas, que él sabrá que hacer, que yo seré a cambio muy feliz, que nada me va a faltar, me digo que esta tomando el pelo. Creo que su familia se ha olvidado de él, su madre lo debe recordar mucho, pero él dice que ojos que no ven corazón que no siente, quizá tenga razón, pienso que si aún tuviera dinero, su familia andaría cuidando de él, pero como antes de morir les dio todo, pues ya lo han olvidado, como se olvida el suéter preferido. Creo que esta vida es injusta. No creo que Lucía vuelva avenir, pero si Miguel muere en el edificio, el administrador la encontrara para que pague los gastos correspondientes, que dura, que ordinaria, que simple es la vida.
Quisiera que nada de esto estuviera pasando, a veces me arrepiento de haber pensado que se trataba de un amante furtivo de Lucía, también me apena haberlo investigado, me apena haber sustraído de los datos de registro la dirección electrónica para luego proporcionarla a mi amigo Salvador, luego este a su amiga, por cierto de ellos nunca más volví a saber nada, parece que la tierra se los trago, parece que una vez que han hecho su jueguito de benefactores del mundo, les dio por perderse, a veces creo que Salvador en el fondo, no muy en el fondo era Adriana, pero esos juegos a mí que me importan.
No se cuanto le quede de vida a Miguel, pero conforme pasan los días se ve cada vez más desmejorado, me gustaría encontrarme con Lucía para darle algunos de los escritos que Miguel me lanza, será, digamos un regalito muy especial. Quiero ver la cara que pone Lucía cuando lea todas las cosas que yo he tenido que leer, quiero ver la expresión de su rostro que se cubre de sueños, ese rostro que se despreocupa, que cree que todo es más fácil sino se afrontan los problemas. El menos triste de los mensajes, habla de una entrevista con la muerte, de la felicidad que por fin ha conocido, quiero ver su rostro, quiero ver el mío, por primera vez he tenido confianza, no deje que mis tontas experiencias de vida me llenaran de miedos. He conocido la felicidad a lado de Miguel.

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