viernes, 2 de enero de 2009

Intromisiones…

Intromisiones…

Te puedes sentar a pensar en las cosas del pasado; e incluso puedes invertir algunas horas de tu vida con los nuevos propósitos, te dices que este año debe ser mucho mejor, que no siempre se puede estar del lado de los perdedores, como si todo en esta vida fuera perder. Cuantas veces más tendrás que estar en lugares desconocidos, escuchando sin ganas los ruidos que no pertenecen a tu incongruente mundo de sueños y una que otra pesadilla, por supuesto que la tarea de vago siempre te viene bien, al menos no tienes que hacer tantos análisis y la cosa siempre va bien, el caso es andar de un sitio a otro sin dar explicaciones, aunque en esa tarea de andar de vago nunca fuiste muy bueno, esta bien, bueno, o quizá baste con decir regular. Lo cierto es que la ocasión da motivos para hablar de muchas cosas, pero uno casi siempre habla de lo negativo, de las perdidas, de los amigos ausentes y de los no tan ausentes e incluso de los presentes, la ocasión también da para aburrirse, para pretender que el mundo esta mucho mejor aunque a uno se lo este llevando el carajo, aunque la tristeza de los que no están sea tan fuerte que su presencia se sienta muy cerca de nuestra pasión, muy cerca del corazón tan trillado con esas frase de amar y ser amado.

No se cuantas explicaciones debo, no se cuantas pasiones se han quedado en una especie de espera eterna, ni cuantos viajes me esperan antes de volver, el caso es que no se de donde se vuelve, eso no quiere decir que no tenga claro a donde se va.

Según mis planes este es un buen año para los cursos, he pensado en tantas opciones, desde tomar clases de inglés en la universidad del estado vecino, hasta la apasionada idea de perderme un mes en la gran ciudad estudiando, tampoco dejo de lado mis pasiones por las cosas que amo, y pienso en como componer lo que hasta ahora es un desorden y si es pensar, nunca se para en esa profesión.

Muchas veces parece que estas del lado equivocado, como si todas las cosas tuvieran un lado, tal vez sea así porque nos encanta ponerle títulos a las cosas, porque nos dejamos embriagar por la idea de que algunos triunfan mientras otros ya no tiene más opciones. Así que nunca ganas, siempre te quedas en la orilla y apelas a la suerte como dirían algunos de tus amigos, que piensan que lo que te pasa es suerte, como si cualquier otra opción para ti estuviera prohibida, si las cosas son así, es decir un reflejo de la suerte, entonces deberías comprarte un billete de la lotería, pues ahora que te sonríe la dichosa suerte, es posible gritar que le pegaste al gordo. Hace poco menos de un año, morías por regresar a Europa, pero también te estabas cagando de miedo, ese miedo que siempre negaste, diciendo que esa era una tarea de los débiles y entonces tú de que privilegios gozabas mientras negabas todo lo que en verdad eres, acaso te fuiste convirtiendo en todo lo que ahora pregonas o es que ya lo eras y no lo percibiste. Anhelabas Europa, y no por tu historia, sino por tus caprichos.

Una amigo te soñó, aunque no recuerdas bien si estabas en las Ramblas o en el canelo que estaba en la vieja casona, después de todo no te puedes culpar de no recordarlo, pues el sueño era de ella y mucho es estar metido en el sueño de los demás, como para de paso querer robarlo. Solo se llega a los sueños no se necesita pedir permiso, pero se aleja uno cuando le dicen que ya es tiempo. Hablando de los sueño, he descubierto que puedo reproducir en mis noches toda una historia compleja y completa, y siempre me quejo que no duermo, es que la sensación de mis sueños esta marcada por una realidad que me espanta y siempre estoy conciente de estar durmiendo y que todo se desarrolla en subconsciente y no quiero abandonar esos instantes, y todo porque me agradan, aunque al otro día este muy cansado. Me han dicho que esa es una enfermedad.
Cuantas veces despiertas con un sabor amargo del sueño. Los sueños son los sueños, sin importar que a los demás, que a todos ellos les parezca una pendejada.

Sabes que pasas muchas horas en el sofá, tienes claro que es necesario leer mucho más, que no tienes mucho tiempo, que sino aprovechas ahora la oportunidad, nunca más tendrás otra. Existen entonces las segundas oportunidades o todo es un espejismo, espejismo de lo que uno cree que fueron las cosas y en realidad solo suceden una vez en la vida. En la mañana discutías acerca del infierno, por la tarde, aprovechaste un descuido para remarcar tu idea acerca del amor social por los objetos, por los intercambios que nos vuelven menos sensible. No dejas de pensar. Sabes que tienes muchas ganas de encontrarte con algunos amigos, pero te dices que quizá esa sea otra pendejada, pues quizá ellos estén muy ocupados, no digieres bien las perdidas, como si fueras tú quien tuviera que decidir hasta donde dura una amistad, pero si los amigos mueren, entonces se vuelven dotados de inmortalidad mientras los recuerdas o pierden todo el valor que ya tenían. Es tiempo de entendernos, de reunirnos, de dejarnos de pasiones sin sentido y darle sentido a todo lo que queremos, sin piel no existe nada, con el cambio de piel, vienen también los nuevos propósitos, después de todo quien se atreve a vivir sin ellos, solo que el miedo termina por destruirlos y nos consume el tiempo y allí vamos de nuevo, nunca dejamos de empezar, hasta que un nuevo miedo nos ataca y nos inmoviliza, es cuando llega el tiempo de morir, aunque siempre nos decimos que aún falta mucho tiempo para eso, por ahora no existe tal temor, por ahora somos poderoso. Siempre empezamos, siempre somos otros, estamos renovados y los días siguen.

Antes de concluir te preguntas cuando dirás una verdad. Tal vez deberías incluir en tus propósitos, un intento para hacerlo, aunque pienses que no lo lograras.

La vida es un consumismo y te consumes. Estoy vivo y ello, lleva consigo mismo una gran carga de mentiras. Al otro lado esperan las duras realidades, pero por ahora solo son parte de un balance, uno más, de esos que se realizan a diario y con los años al sumarse, arrojan como resultado el único posible, el que todos esperamos. La muerte…

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