domingo, 4 de enero de 2009

Confesiones


Confesiones

Todo este silencio no es más que furia,
extravíos, contradicciones.

Qué decir de las historias de otros,
de los juegos, de los silencios de los otros;
quizá esos silencios
no estén llenos de furia,
ni de pasiones que nos escojan.

Cimillo de versos que corren
desde el interior para cazar corazones.

Hablar del amor,
que aunque parece tarea fácil,
sigue siendo tan complejo
que nadie se atreve
a decir la última palabra.

No existe el verso que caliente tus manos,
ni ese placebo que emane de ti
para curar todas mis dudas.

Me entrego a tus gustos,
a tus caprichos endemoniados,
a mi falta de apetito,
a este juego de ortografía para disléxicos,
al empapado encanto de tus ojos
que contienen la sabiduría
de ir destruyendo lo que de mí emana.

Ahora no soy otra cosa que dudas,
un sujeto borrado de sus historias,
fragmentos de una soledad
que se pierde en cada pliegue de otra piel,
de otro olor y de otro sabor que ya no es mudo.

Te llamo por tu nombre y caes abatida,
me comparas, me haces sentir innecesario,
sin embargo formamos una extraña mezcla
que nos permite coexistir en un punto
de este universo de ideas,
sin ser el Aleph que es todos los puntos,
sin ser más pretencioso
de lo que hasta ahora ya soy,
quizá para mañana sea otro día,
otra historia y ambos dejemos de caer.


Pero no tardes en buscarme,
porque al hacerlo te encuentras.

No dejes que al sol le llegue su ocaso, y
que la noche sea total y oscura,
porque sin importarme tu ceguera nocturna,
seguiré con mis pasos de versos
sin pasión o desventura,
después de todo el amor
es un gran motivo para escribir,
como también lo es su contrario;
pero porque no hablar de la locura.

De noche es aún más fácil perdernos.

He puesto todas las trampas
para cazar tu esencia,
para rondar tus silencios,
para arrancarte las ganas
de esa soledad antigua,
tan antigua como las horas
que te pasas destruyendo,
trampas que te inquietaran el temor.

No hay comentarios: