pero para qué escondernos, de qué escondernos, donde hacerlo, esas son todas las cosas que en verdad no puedo saber. Tenía ganas de comprar el periódico, es la tercera vez que nos cambian a un secretario de gobierno, pero es algo que poco me importa. Lo malo de comprar los periódicos es que te bombardean con las noticias trágicas y un parte de muertos al por mayor de las diversas regiones del país, quizá no existe un verdadero gobierno, pero pienso que no estamos en medio de la anarquía, quizá todo sea parte de un mundo sin sentido. Después de tanto pensar en lo puedo hacer, termino como siempre, sentado frente a la ventana que todos los días recibe los rayos del sol, aunque el día de hoy se ha tenido que conformar con las imágenes que van dibujando esas nubes grises en ese andar furioso que llevan, sin pensarlo mucho, me pregunto porque a las nubes nadie les exige un visado para poder entrar a su país, quizá porque en el reino de las nubes, no existe ese placer por amar todo lo que tenga que ver con el dinero y porque quizá allí todos son iguales, pero sigue sin importarme nada.
Los espacios sin ser espaciosos, la figura de nuestra triste historia y no la triste figura, todo es parte de mis locas cosas, las cosas diarias. Por un segundo creo que tengo la fórmula para empezar de nuevo con todo este cuento que ni cuento es y que con sus pretensiones de relato termina por dejarme un sabor insatisfecho de boca, luego vienen las preguntas, como si las letras dejaran un sabor de boca, quizá así sea, pero a que saben, eso me inquieta, el no saber muchas cosas. Por donde empezar, no existe principio en nada, tampoco existe un destino predeterminado y las cosas por hacer son en base a lo que podemos decidir y cuando tomamos una decisión, la simple idea de equivocarnos, nos hace más débiles, entonces empezamos sin más espera, al diablo el diablo y que los demonios se encarguen de cruzar hasta la orilla que les corresponde o se lancen al mundo de atrás o al mundo que se les antoje, al diablo con tantas cosas, sin llegar al enojo, sin llegar a nada. Esta mañana pensé que muchas cosas eran diferentes, lo que sucedía es que no terminaba de despertar y continuaba en medio de un sueño extraño. Tengo ganas, como siempre, de tantas cosas, pero sobre todo de no dejar de vivir. Soy el mismo de todos los días, es imposible cambiar, además de que me gusta lo que soy, pero por donde empezar...
No deseo encontrarme con un cuento corto que reúna los hechos diarios para intentar explicar lo que me sucede. Aunque mi mente después de unos días del cambio, comienza habituarse y eso me da mucho miedo porque se que en el fondo, empezare a buscar las cosas habituales y entonces el factor sorpresa se ira escondiendo conforme pasen los días, no deseo darle ninguna tregua, no quiere que predominen los recuerdos y que unos cuantos instantes basten para definir lo que vamos haciendo, no deseo tantas cosas, pero no se como explicar cada una, siento un poco de frío, me ha dado mucho sueño, quizá es hora de seguir soñando, inmerso en las geografías de otro sur que en suma es el otro norte, pero siento que existe un sur más al sur que es el único sur y que igual pasa con el norte, quizá un día pueda pisar tales sitios, ojalá que muchas cosas no queden en locos sueños, espero sin tener necesidad de esperar, tan solo lo hago por gusto.
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